vitoria - El Ararteko ha recomendado un protocolo común para atender el creciente número de menores extranjeros no acompañados que llegan a Euskadi. Un informe elaborado por el defensor del pueblo vasco ha analizado tres centros de acogida, uno en cada territorio, durante el último año. Aunque en todos ellos se ha constatado un incremento de los jóvenes que están siendo atendidos, la situación en Bizkaia es especialmente delicada: reconociendo que la Diputación está realizando esfuerzos para abrir nuevos recursos donde atender a estos menores, advierte también de que estos no están siendo “suficientes” para atender sus necesidades de forma adecuada.
Ante el incremento en el número de menores extranjeros no acompañados que llegan a Euskadi, desde finales de 2016 y de manera más intensa a partir del verano de 2017, el Ararteko ha visitado los tres centros de acogida de urgencia, o primera acogida, de la CAV: Zornotza, en Bizkaia; Bideberria, en Araba, y Uba, en Gipuzkoa. El aumento de los jóvenes acogidos ha “tensionado” la red de recursos, provocando situaciones de “sobreocupación” en los centros, más acentuadas en Bizkaia. Por ello, apuesta por abordar esta situación desde una “perspectiva vasca global”, a través de una reflexión compartida por todas las instituciones implicadas. “Solo una respuesta coordinada y solidaria entre los territorios permitirá hacer frente con éxito a situaciones de ‘desbordamiento de recursos’ como la existente actualmente”, advierte Manu Lezertua, por lo que apuesta por un protocolo común de acogida. El Ararteko reconoce también la necesidad de abordar esta situación más allá del ámbito autonómico.
Las conclusiones extraídas de las visitas que ha realizado el defensor del pueblo vasco al centro de menores de Zornotza resultan demoledoras: aunque reconoce que la Diputación está acogiendo y dando atención inmediata a todos los chicos que llegan a su territorio, se está produciendo una “sobreocupación” continuada en el tiempo, muy superior incluso a las 40 plazas a las que fue ampliado el recurso a principios de 2017. En el centro llegaron a estar acogidos hasta 111 menores en noviembre de ese año y la ocupación media no bajó de 43 en ningún momento. Lezertua advierte además de que la llegada de jóvenes afecta a “todos los recursos” para menores extranjeros de los que dispone Bizkaia. “A pesar de la apertura de nuevos centros, tanto éstos como los ya existentes se encuentran por encima de los límites, en porcentaje distintos, para los que están diseñados”, destaca.
“Hacinamiento” importante La situación que se vivía a en noviembre de 2017, antes del incendio del 12 de diciembre, en el centro de Zornotza era todavía más delicada, con un “importante deterioro de las condiciones del centro, tanto materiales como de funcionamiento, y del clima de convivencia”. El informe habla de un grado de “hacinamiento” importante, “con múltiples literas dispuestas en ellas que harían difícil una evacuación del edificio en una situación de emergencia”; taquillas “destrozadas”; menos tiempo dedicado a actividades de formación y educativas debido a la necesidad de atender las necesidades básicas... Pero el principal problema en el centro estaba precisamente en algunos de sus residentes, “un cada vez mayor número de chicos con un perfil altamente disruptivo y conflictivo”. Jóvenes que no son derivados a otros centros y que se habían ido acumulando y formando un grupo “numeroso y poderoso” en Zornotza. “Los educadores relataban conductas claramente retadoras, incluso con los propios educadores, y actitudes amenazadoras e intimidatorias con otros chicos del centro”, relata en su informe. El equipo de educadores, por su parte, aunque se sentía todavía con capacidad de actuación, estaba “muy cansado” y sin expectativas de mejora a corto plazo. “Señalaban el gran riesgo que suponía para la seguridad de todas las personas del centro la convivencia de un número tan grande de personas en aquel espacio”.
En la última visita al centro, el pasado mes de marzo, Manu Lezertua pudo constatar “manifiestas mejoras” en el centro y una “vuelta a la actividad deseable”, con el control en manos del equipo de educadores y todos los menores acogidos activos.
El Ararteko también ha mantenido reuniones con la propia diputada de Acción Social, Isabel Sánchez Robles. En ellas, se le trasladó que las plazas para estos menores se han triplicado en los dos últimos años, pese a las dificultades para encontrar nuevos locales, y que el presupuestos se había triplicado hasta los 12 millones de euros.
Ante todo ello, recomienda a la Diputación vizcaína que garantice la atención a estos menores “en condiciones de dignidad”, ampliando gradualmente el número de plazas residenciales en cantidad suficiente al número de menores y poniendo en marcha programas que respondan a sus necesidades. También pide que se recupere la limitación de plazas en el centro de Zornotza a un máximo de 40 y que articule medidas para cuidar a los profesionales, “especialmente en lo tocante a los efectos del estrés sostenido en el tiempo”.