gasteiz - Son personas que ven sin ver. No son ciegos porque tienen más de un 10% de visión, pero tampoco tienen ese 50% de capacidad visual que permite hasta conducir. Su limitación ocular les impide realizar tareas tan cotidianas como mirar las etiquetas de los productos en el supermercado, leer un libro o no saludan por la calle porque ya no reconocen ni las caras conocidas. Se calcula que más de 80.000 ciudadanos en Euskadi padecen una baja visión, un problema que afecta a un millón de personas en todo el Estado español. La dolencia conlleva una privación parcial de la vista que no puede ser corregida adecuadamente con las gafas convencionales, ni con lentes de contacto, o medicamentos y ni siquiera con cirugía.
Es gente que debido a la degeneración macular asociada a la edad, por el glaucoma, o por retinopatía diabética, retinosis pigmentaria, miopía magna u otras patologías como las distrofias de retina han perdido mucha capacidad de visión. Afecta a la agudeza visual, que suele estar en el mejor ojo entre un 10 y un 30%, y al campo visual, que se sitúa entre el 10º y 20º, también en el mejor ojo, cuando una persona sin ese problema posee un campo visual de 180º con ambos ojos. Algunas de estas causas producen una disminución importante de la visión central, permitiendo a la persona ver únicamente por la parte periférica de la retina. En otros casos, sin embargo, es el único lugar por donde ven.
Aunque no puedan afiliarse a la ONCE, están totalmente limitados en su actividad diaria. Es a partir de un 50% de capacidad visual cuando legalmente se considera a una persona con capacidad visual, incluso para conducir. Sin embargo, si solo mantiene entre un 10 y un 30% se encuentra incapacitado y además completamente olvidado por la sociedad ya que ha perdido totalmente su calidad de vida.
Para solventar estos problemas, el Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO) se ha convertido en la primera clínica de oftalmología vasca en utilizar con sus pacientes un dispositivo electrónico de última generación para pacientes con baja visión. Consiste en unas gafas de realidad aumentada, denominadas eSight3. Está considerado el avance tecnológico más importante para pacientes de baja visión, ya que permite a muchos de ellos volver a realizar tareas como la lectura, o ver caras o fotografías, ver la puerta de embarque del aeropuerto o el nombre de una calle, además de la televisión o el ordenador, bien a través de las gafas o directamente en las gafas conectadas a wifi.