Bilbao - “Muchas veces no puedes curar, simplemente puedes cuidar”, asegura la doctora Ana Urrutia, presidenta de la Fundación Cuidados Dignos e impulsora de un cambio radical en la forma de cuidar a las personas, en especial a las dependientes, mayores y con enfermedades mentales o patologías invalidantes. La revolución en los cuidados que ha puesto en marcha desde Gernika ha llegado ya a muchos centros y profesionales.

Ana Urrutia acaba de publicar un libro -Cuidar: Una revolución en el cuidado de las personas- en el que plasma su batalla, inicialmente personal y ahora corporativa, contra las sujeciones (físicas o farmacológicas) de las personas atendidas en residencias, hospitales, centros de día e, incluso, en sus propios domicilios. La doctora explica que su objetivo al escribir el libro era que “resulte útil a las personas que se dedican a cuidar, tanto a los profesionales como a quien no lo es, yo enfoco el cuidado de las personas desde un punto de vista distinto a ese paternalismo excesivo que aplicamos”. “Planteo -añade- ver a quien estás cuidando como lo que realmente es: una persona, porque por muy dependiente que sea y muchos déficits que tenga, es una persona”.

La doctora, que desde su Fundación ha iniciado una cruzada por los cuidados basados en la dignidad en la toma de decisiones, opina que esa revolución “es necesaria” y ”tenemos que ver que detrás de la enfermedad están las personas”. Para demostrar que su propuesta de aplicar una forma distinta de cuidar a quien no puede hacerlo por sí mismo “es viable”, Ana Urrutia narra en su libro “casos reales que yo he llevado directamente y a través de ellos expongo cómo cambia la realidad de las personas que atendemos según cómo actuemos con ellas. En muchos casos hablo de un colectivo de personas enfermas que para la mayoría son un gran desconocido, que son las personas con demencia, pero en el libro también hay otro tipo de perfiles, de hecho hablo de distintos casos y de distintos niveles asistenciales, no solo de centros residenciales o de día”.

Añade que se vale del tema de la eliminación de sujeciones -”que es mi gran caballo de batalla”- como hilo conductor de esos casos que demuestran de manera palpable que “cuidar de otra manera” es posible.

Y aunque hace mucho hincapié en que las sujeciones no son inevitables, que se puede cuidar a personas con enfermedad mental y con dependencia sin sujetarlas y eso no entraña un riesgo físico para ellas, Ana Urrutia reconoce que “las sujeciones no son lo único que atenta contra la dignidad de las personas que debemos cuidar”, pero sí son un indicador.