Bilbao - Vendo máster en Derecho Autonómico y Local como el de la Cifuentes. ¡Dénse prisa, que me lo quitan de la manos! Si el caso del máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid no fuese tan serio, este reclamo encajaría perfectamente en una película de Luis Buñuel. Pero no, el escándalo de las notas modificadas, actas reconstruidas, las firmas falsificadas de dos de las tres miembros de un Tribunal que todo apunta a que nunca se reunió para un Trabajo Fin de Máster que nunca se defendió y del que no hay rastro ha encendido a la comunidad universitaria. Distintas asociaciones de estudiantes han pedido que rueden cabezas en la Universidad Rey Juan Carlos por las “insuficientes” explicaciones de sus responsables. Y la Fiscalía General del Estado está estudiando la denuncia estudiantil para investigar posibles delitos de falsedad documental y cohecho.

Las irregularidades cometidas en el máster que cursó Cifuentes ha traspasado las paredes de la URJC y de la propia comunidad madrileña. No en vano -al margen de su posible deriva penal- el caso ha puesto a los pies de los caballos la credibilidad de la universidad pública. La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) no ha sido ajena a la polémica, que ha despertado una ola de indignación dentro de la comunidad universitaria. Fuentes del Rectorado aseguran que la UPV/EHU contempla “con enorme preocupación” unos acontecimientos que califican de “graves”. “Los hechos están en conocimiento de la Fiscalía y ahora debe llevarse a cabo una investigación que examine todo lo sucedido y establezca las responsabilidades correspondientes”, señalan las mismas fuentes.

En este sentido aseguran que lo sucedido “es un hecho de enorme gravedad que debe conocerse en todos sus extremos y ante el que deben adoptarse las medidas que proceda por el bien del sistema universitario”. No obstante, desde la universidad vasca quieren poner en valor “la profesionalidad de miles de profesoras y de profesores que imparten clases en los másteres de las universidades públicas y del alumnado que logra su titulación con el esfuerzo que requiere superar un posgrado. Estamos ante un hecho muy grave pero, afortunadamente, excepcional”.

La contundencia que encierra esta declaración institucional palidece frente al enfado que se vive a pie de aula. “El caso me parece tan grotesco como una película de Woody Allen. Pero si fuera verdad, el máster de Cifuentes se parecería a los mubles comiendo lo que sale de una cloaca”. Así de claro se muestra Ionan Marigómez, catedrático de Biología Celular de la UPV/EHU y director de la Estación Marina de Plentzia. De ahí la curiosa referencia a la especie de pez marino de la familia mugílidos que se alimenta de los desperedicios de las zonas portuarias.

Indignación entre el alumnado En la actualidad este Centro de Investigación en Biología y Biotecnología Marinas Experimentales ofrece dos programas de doctorado y dos másteres, uno en Contaminación y Toxicología Ambientales. El máster de Medio Ambiente y Recursos Marinos, que la UPV/EHU imparte en colaboración con las universidades de Southampton, Burdeos y Lieja tiene la mención de excelencia Erasmus Mundus por la que el centro y sus estudiantes reciben cuatro millones de euros de la Unión Europea.

“A título personal me parece increíble, en el sentido de que es más de lo mismo de quienes están haciendo cosas excepcionales todo el día. Como académico diría que es imposible que esto pase, salvo que esto ocurra sistemáticamente”, afirma el catedrático. Entonces, desde su punto de vista, lo lógico sería que “se determine lo que ha pasado y se obre en consecuencia”. Según su experiencia, “es imposible sacar un máster presencial sin acudir a clase, si examinarte y sin hacer el Trabajo de Fin de Máster, salvo que hayan entrado en juego cosas que se me escapan”.

No en vano, la universidad tiene unos mecanismos de control, aunque en este caso hayan fallado a todas luces. “Sorprende que Cifuentes enseñe un acta que no es pública y que solo la tiene el admistrativo de turno bajo llave y como mucho el secretario del centro o el responsable de departamento”, explica el director del Centro de Biología y Biolecnología Marinas Experimentales. “Lo que más me preocupa -dice- es que la gente pueda llegar a creer que se puede comprar un título, cuando es absolutamente inaudito. Es algo delictivo y fuera de toda norma”.

El problema no es que la gente pueda llegar a pensar que los títulos se venden en los saldos del rastro, es que de hecho ya lo piensa. Y esta percepción enfada al alumnado, como a la doctoranda Esther Blanco Rayón, a quien el supuesto fraude de Cifuentes le parece “indignante” porque “devalúa el máster que hemos hecho”.

Para Haizea, estudiante del Máster en Contaminación y Toxicología Ambientales, lo ocurrido “es una vergüenza porque nosotros estamos aquí estudiando, metiendo horas en el laboratorio y pagando los 2.300 euros de matrícula y luego viene Cifuentes, le regalan el título y tú te quedas a dos velas”.

Sergio Marquínez García de Vicuña, estudiante gasteiztarra del Máster de Ingeniería Industrial en la Escuela de Ingenieros de Bilbao no cree que la polémica repercurta negativamente a su posgrado. “Estudio una titulación totalmente reglada y con competencias profesionales, así que no estamos en el mismo saco”, dice. Aun así, reconoce que este asunto ha sido uno de los que más veces han salido en los pasillos de su facultad.

“El caso arroja dudas sobre la credibilidad que tienen los títulos. Al final esto demuestra que no hay ningún control, al menos para ciertas personas, ya que algún ‘amiguete’ de la universidad te puede regalar un título si tienes el sufiente poder”

“Estoy deseando que aclaren y cierren el tema porque te irrita como alumna. Es imposible sacar el máster sin aprobar el TFM y es que además es prácticamente imposible que no tengas ninguna prueba escrita de tu trabajo porque hay e-mails”

“Han pasado un montón de ‘memes’ y ‘apps’ en las que metes tus datos y te dan un máster falso. Ahora en serio, me parece una falta de respeto porque nos supone un gran esfuerzo y luego ves que a otras personas se lo regalan. La verdad es que da un montón de rabia”