BILBAO. El cadáver fue descubierto ayer en los acantilados de Bakio por unos ciclistas que lo vieron desde un mirador y fue recuperado del fondo del barranco, a unos 30 metros, por la unidad de Rescate de la Ertzaintza.
El hombre, un ciudadano colombiano de mediana edad, fue identificado rápidamente por figurar su desaparición en las alertas policiales.
El cadáver presentaba "signos de criminalidad", en concreto una herida por arma blanca en la espalda, según las mismas fuentes policiales.