vitoria - Los menores empiezan a navegar en Internet a los siete años y tienen su primer teléfono móvil a los ocho. Hace apenas seis años, la edad de iniciación era de 10 y 11 años, respectivamente. Este es un dato que puede alarmar a más de un adulto, sin embargo, “más allá de tópicos y alarmismo, es necesario formar en la prevención de riesgos y alentar a los niños y niñas a que asuman su papel como internautas exigentes y conscientes con autonomía y seguridad”. Esta es una de las conclusiones del libro Entre selfies y whatsapps: un diagnóstico exhaustivo sobre Internet, infancia y adolescencia de Europa y Latinoamérica (Gedisa, 2018), coordinado por Estefanía Jiménez, Maialen Garmendia y Miguel Ángel Casado, profesores de la UPV/EHU y miembros del equipo EU Kids Online, y presentado ayer en la sede de la Comisión Europea en Madrid.
El libro es el resultado de la colaboración entre autores de más de una veintena de universidades europeas y latinoamericanas que abordan diferentes cuestiones relacionadas con la vida online de los y las menores. Cada capítulo se centra en un aspecto concreto como el ciberbulling, el sexting, el contacto con desconocidos, el uso excesivo, la perspectiva de género, la gestión del desembarco de Internet en la escuela o la labor de mediación de las familias. “La publicación quiere llegar a familias y a comunidad educativa, que no se quede solo en el ámbito universitario, sino que dé el salto para ser útil a la sociedad”, explica Estefanía Jiménez, una de las coordinadoras del libro.
La profesora vasca considera que el acceso temprano a Internet y a dispositivos móviles “hay que verlo como una oportunidad de aprender a moverse en ese mundo, que va a ser fundamental para su desarrollo y su vida laboral futura”. “Realmente, cuanto antes empiezan a funcionar, más capacidad tienen para saber también enfrentarse a los problemas que pueden aparecer en Internet”, sostiene Jiménez. Por su parte, Maialen Garmendia, directora de EU Kids Online de la UPV/EHU, destacó durante la presentación del libro que, a pesar de que la presencia de los menores en Internet y el uso de móviles, ordenadores y tablets tiene lugar a edades más tempranas, la exposición a los riesgos no ha aumentado en la misma proporción.
La incidencia del acoso entre menores de 9 a 16 años se ha doblado en cinco años al pasar del 15 al 31%. Sin embargo, según Garmendia, es mucho más frecuente el acoso “cara a cara” que el que se realiza a través del móvil o Internet. Además, los datos registrados en el libro ponen de manifiesto que son los niños y las niñas de entre 9 y 10 años quienes se sienten “más disgustadas” ante una situación de acoso o ciberacoso, mientras que, a medida que la edad aumenta, son capaces de gestionar mejor esta situación, hasta el punto de que solo un 6% de los chavales de entre 15 y 16 años manifiesta haberse sentido “muy disgustado”.
Entre los riesgos detectados para la infancia y la adolescencia en Internet aparecen también los mensajes sexuales: el 31% de los menores del Estado con edades comprendidas entre 11 y 16 años afirma haber recibido mensajes de ese tipo. Según el informe, las chicas envían más fotos sexis y sugerentes, mientras que los chicos envían con mayor frecuencia fotos comprometidas y explícitas que muestran sus genitales y/o su pecho. La mayoría (el 94,5%) opina que el sexting es una práctica peligrosa; el 44,7% admite que es parte del juego erótico y/o sexual; y uno de cada cuatro considera que mejora las relaciones de pareja.
“Los riesgos existen, pero hay un aumento de la concienciación sobre ellos entre padres, madres y menores. Aunque la frecuencia de uso de Internet y los dispositivos móviles ha aumentado y en consecuencia lo ha hecho el peligro, la proporción de quienes han sufrido daños tras afrontar riesgos en Internet es menor”, sostienen los investigadores. “Así todo, es necesario dotar a los menores de recursos para que aprovechen al máximo las oportunidades que ofrece el entorno digital y minimicen esos riesgos”, añaden. Para ello, las familias y la escuela deben jugar un papel activo en la educación y supervisión de la actividad de los menores en Internet.
Acceso temprano a Internet. En el Estado, los menores empiezan a utilizar Internet a los siete años y tienen su primer teléfono móvil a los ocho, superando así la media europea.
Ciberbullying. El 31% de los menores de 16 años asegura haber sufrido bullying o ciberbullying. Los niños y las niñas de entre 9 y 10 años son quienes se sienten “más disgustadas” ante una situación de acoso o ciberacoso (14%). De 15 a 16 años, el porcentaje baja al 6%.
Sexting. Uno de cada tres menores de entre 11 y 16 años ha recibido mensajes de tipo sexual y son los niños los que más reciben.
Contacto con desconocidos. Un 11% de los menores encuestados había contactado con personas que no conocía (2% de los niños de 9 a 12 años, y 25% de los chavales de entre 15 y 16 años). Según Maialen Garmendia, suelen tomar precauciones cuando contactan con estos y suelen ir acompañados de amigos.
Contenidos. Uno de cada tres ha visto algo “potencialmente dañino” como mensajes de odio, desórdenes alimenticios, formas de suicidarse o experiencias sobre drogas.