Salamanca - El bioquímico Mariano Barbacid comparó ayer la “crítica” situación en la que se encuentra la investigación en España con “un enfermo terminal” y lamentó que la reducción de la financiación pública a la mitad en los últimos cuatro años no haya hecho reaccionar a los científicos. Barbacid, que impartió un seminario de trabajo en el Centro del Cáncer de Salamanca (CIC), incidió en la necesidad de seguir investigando en cáncer para descubrir las dianas más óptimas y eventualmente llevarlo a la clínica.
Así, en su laboratorio se emplean en descubrir y validar dianas para poder curar los tumores inducidos por el oncogén K-Ras que son, especialmente el adenocarcinoma de pulmón y el de páncreas, dos de los que presentan “peores índices de supervivencia, sobre todo páncreas, que es menos del 5%”.
crítica a los investigadores “Utilizamos ratones genéticamente modificados que reproducen muy fielmente la historia del cáncer humano”, pero lo que funciona en este tipo de animales “no es tan fácil” que lo haga en seres humanos por lo que ha abogado por seguir investigando y por descubrir “las dianas más óptimas y eventualmente llevarlo a la clínica”, alertó el científico. Barbacid confesó que le llama la atención que muchísimos investigadores no sean críticos ante la reducción de financiación que se está dado en el Estado, que hace que la situación sea “realmente crítica” y especialmente a partir del recorte que se ha dado al último plan nacional que acaba de salir.
El científico dijo que los recursos públicos se han reducido a la mitad en los últimos cuatro años y que si no hay dinero europeo o de alguna otra fuente “con el que te dan es prácticamente imposible investigar”.
“Estamos en una situación crítica total y si fuéramos pacientes estaríamos como un enfermo terminal”, remarcó Barbacid, quien alertó de la necesidad de “hacer algo” ante la elevada edad -una media de 58 años- de los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
“Situación realmente crítica” Lamentó también la situación “realmente crítica” de que los científicos jóvenes, menores de 40 años, estén fuera, al menos 600 en Suecia o más de 3.000 Inglaterra, y que esto no llegue a la sociedad, “más preocupada por que no haya camas en un hospital”.
El científico aludió también a la pérdida de puestos que está experimentando la producción científica en los ránking internacionales, así como el factor de impacto al situarse a “la cola del mundo desarrollado”. Volvió a insistir en que el problema no es que los investigadores se vayan fuera, que además deben de hacerlo, sino en que no puedan volver. - Efe