Pamplona - Lore Orozco lleva un año trabajando como orientadora en el IES Mendillori, en Pamplona, aunque cuenta con una década de experiencia en diferentes centros educativos de la Comunidad Foral.

¿Es correcto hablar de adicción a las redes sociales, a Internet o a los teléfonos móviles?

-Aunque las adicciones tecnológicas no aparecen en los manuales de psiquiatría, son consideradas como tales por su similitud a las adicciones a sustancias y a otras adicciones conductuales como la ludopatía. Además, hay estudios que demuestran que se dan respuestas parecidas a nivel neuronal. De cualquier manera, el uso abusivo de las redes sociales, Internet o los teléfonos móviles es un problema emergente en nuestra sociedad y está ocasionando consecuencias muy perjudiciales para nuestros adolescentes y jóvenes. Esta es una realidad que no podemos obviar.

¿Qué síntomas presenta esta adicción a las tecnologías de la información y la comunicación?

-Una de las principales señales de alarma que observamos en los centros es el deterioro académico, produciéndose una bajada en el rendimiento escolar. Además, se observa desmotivación hacia el aprendizaje escolar por larte de los alumnos y grandes dificultades para controlar el uso de los dispositivos móviles en horario escolar. También se ve afectada por esta adicción su vida social debido a que sufren dificultades para relacionarse y experimentan un cierto aislamiento. A esto se le suma que pueden llegar a dejar de lado sus hobbies y aficiones, cambiando sus rutinas y abandonando otras actividades para estar conectados.

¿Qué marca el límite a la hora de hablar de un uso normal o de un uso abusivo?

-Dedicar más de dos horas a las redes sociales, a Internet o al móvil con fines meramente ociosos es un tiempo que podríamos considerar alto y que, en muchas ocasiones, ya provoca problemas asociados. Pese a esto, creo que hay un punto de inflexión cuando el hecho de no tener acceso a Internet se convierte en motivo de malestar. Ya no nos conectamos para buscar placer, sino que lo hacemos para evitar la ansiedad o malestar que el no hacerlo nos provoca. Además de este cambio en la finalidad de conectarse, para hablar de uso abusivo se tiene que valorar la interferencia del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la vida cotidiana.

¿Cuál considera que es la edad adecuada para permitir el acceso a Internet de los hijos o para comprarles un teléfono móvil?

-No hay una edad concreta, depende de múltiples factores como la madurez del niño o niña, la educación recibida en el colegio y en el ámbito familiar para hacer un buen uso de estas tecnologías, el desarrollo de habilidades sociales, de autocontrol, de habilidades para la resolución de conflictos y para la toma de decisiones, el nivel de desarrollo de la inteligencia emocional, la capacidad de análisis y reflexión, etc.

¿Qué ventajas e inconvenientes tienen las redes sociales a la hora de que los menores se relacionen con sus amigos?

-Las redes sociales proporcionan un espacio de relación paralelo, donde los chicos y chicas más introvertidos pueden desinhibirse o aquellos más extrovertidos pueden aumentar el número de relaciones. Es otra forma de pertenecer al grupo y en la red, al igual que en la realidad, nadie quiere estar sólo ni ser anónimo. Lo malo es que la búsqueda de popularidad en ocasiones lleva a los chicos y chicas a hacer un mal uso de los servicios de las redes sociales, compartiendo información, imágenes o vídeos sin valorar las consecuencias que esto puede tener a corto, medio y largo plazo. En ocasiones el problema está en que no siempre son conscientes de que el mundo digital es también real y, por lo tanto, las acciones que se lleven en él tienen consecuencias reales. Además, no podemos olvidarnos de los fenómenos de acoso que se está produciendo en el espacio virtual como son el ciberbullying, el engaño de pederastas, conocido como grooming, o el sexting, que se refiere al envío de mensajes sexuales. En muchos casos, que los niños y jóvenes realicen un buen uso de Internet depende de la formación recibida y del trabajo llevado a cabo en el ámbito familiar.

¿Dificulta la detección de esta adicción el hecho de que el uso de estas tecnologías esté bien aceptado socialmente, al contrario que lo que ocurre con el consumo de sustancias?

-Lo que dificulta seriamente la intervención es la necesidad de usar las tecnologías de la información y la comunicación, ya que se han convertido en herramientas básicas de trabajo o de comunicación que están totalmente integradas en la sociedad tecnológica en la que vivimos.

¿Es más complicado cortar esta adicción ante la imposibilidad de eliminar lo que la está causando?

-Creo que el objetivo del tratamiento no es tanto la eliminación de la conducta, sino más bien la disminución de la frecuencia de uso o el aumento del control de ella.

¿Qué medidas se toman desde los centros escolares para prevenir estas problemáticas?

-Se está intentando trabajar más desde la prevención, incluyendo las medidas incluidas tanto en el Plan de Acción Tutorial como en el Plan de Convivencia. De esta manera, se están desarrollando programas específicos dedicados a mejorar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, así como otros que potencian el desarrollo de habilidades necesarias para enfrentarse adecuadamente a cualquier tipo de adicción en las sesiones de tutoría como programas de habilidades sociales, de autoestima o de toma de decisiones. También se está trabajando en la inclusión de esta temática en las programaciones de aula o formando a la comunidad educativa con la colaboración de agentes externos, entre otras medidas.