BILBAO - El doble asesinato de Rafael y Lucía el pasado jueves tiene a los vecinos de Otxarkoaga “en shock”. “Estamos acongojados, abrumados”, aseguran. Lo dicen sin ocultar la rabia e impotencia que sienten. Y apelan a la Justicia para que no deje impune a los autores. “La solución no pasa solo porque haya más policía, necesitamos que las leyes sean contundentes aunque los delincuentes sean menores”, coinciden los vecinos. En un comunicado expresaron su malestar y dijeron que no quieren “más palabras bonitas, ni promesas. Queremos soluciones a una situación que desgraciadamente se está repitiendo”.

Muchas persianas de las ventanas de Otxarkoaga estaban cerradas ayer a cal y canto. Los más jóvenes han recomendado a sus padres que lo hagan así para protegerse por su alguien quiere entrar a robar. Según relata Begoña Solís, presidenta de la Asociación de Comerciantes, “es lo que ha sucedido en los últimos meses. Se han producido muchos robos en pisos y como los bajos tienen verjas entran en las segundas plantas”.

Su peluquería fue escenario de un robo no hace mucho tiempo. “Acabas teniendo miedo hasta de tu propia sombra. A mí me atacaron por detrás unos menores para robarme, afortunadamente dimos con ellos y lo denunciamos. El próximo 29 de enero tengo juicio”, indicó.

Lo que no tiene Begoña es confianza, “al final los menores tienen impunidad ante la Justicia y de eso se valen para seguir cometiendo sus fechorías. Aunque haya más policía, si son inmunes no vale para nada”, señala.

De hecho, el mismo día en el que se produjo el doble asesinato “se comentó de otros robos que se habían producido”. Desde su negocio Begoña sabe de primera mano que muchos mayores han sufrido robos en sus casas. “Venimos pidiendo más vigilancia desde hace tiempo y un administrativo en la comisaría del barrio para que se pueda formular las denuncias, pero no nos han hecho caso”, expresó.

Quizá por esto y aunque la frase recitada por otro vecino suena muy dura, piensan que lo ocurrido el jueves “es la crónica de una muerte anunciada”. Pablo Herrán, presidente de la Asociación de Familias de Otxarkoaga, denuncia que “hace ya un tiempo que venimos pidiendo más seguridad porque ha habido muchos vecinos víctimas de asaltos en viviendas, en la calle y en comercios”. Y lo más grave según dice es que “creemos que incluso están identificados y son menores”. Se están cebando con los mayores y éstos salvo que vayan acompañados de sus hijos no van a ir a poner la denuncia hasta Miribilla”. De hecho, cree que “si formularan todas las denuncias por los robos que se han cometido en el último año, la estadística de seguridad sería bien distinta”.

Ola de robos Otxarkoaga, un barrio acostumbrado a luchar por las mejores sociales, tiene ahora los sentimientos a flor de piel. Álvaro Pérez, presidente de la otra Asociación, la de Vecinos, coincide en denunciar “la ola de robos que menores están cometiendo desde hace un año”. Según manifiesta, “son conocidos por todos y lo hemos notificado en varias ocasiones, pero solo hemos conseguido buenas palabras”.

Antonio García, de la Plataforma de Vecinos gitanos de Otxarkoaga admite que “la situación preocupa a todos. A mí también me han robado en la furgoneta y lo denuncié, pero la policía me dijo que había demasiados cristales para coger huellas”.

La concentración de ayer en la plaza Beitia de Otxarkoaga, en la que estuvo presente también el alcalde fue buena muestra del hartazgo existente. De momento, no tienen intención de recurrir a otro tipo de movilizaciones como aquellas patrullas vecinales que surgieron precisamente en Otxarkoaga cuando su principal enemigo era la droga en los años 80 del pasado siglo. “No queremos llegar a esos extremos. Otxarkoaga es un barrio muy vivo y no queremos que esa sea la imagen”.

En un comunicado exigieron que “las instituciones pongan solución a esta sensación de inseguridad que actualmente tenemos en el barrio” aunque son conscientes de que “no es un problema solo de Otxarkoaga, y que en más barrios están sufriendo hechos similares”.

Quieren respuestas, “y lo más rápidas posibles” y opinan que “la solución frente a este tipo de actos no está en nuestras manos, sino en las instituciones que tienen que tomar las medidas oportunas para que no tengamos que volver a sufrir un hecho como el del jueves”.