vitoria - El ambiente altamente masculinizado de las comisarías y de los cuerpos de policía contribuyen a intensificar la “vulnerabilidad” de las mujeres detenidas, según el estudio financiado por Emakunde que lleva por título Experiencia de la detención policial en las mujeres de la Comunidad Autónoma del País Vasco. La investigación realizada por Lohitzune Zuloaga, Estibaliz de Miguel y Miren Ortubay recomienda realizar una reflexión en torno a la imputación de mujeres en contextos de violencia de género por lo que puede suponer de doble victimización. Y además ratifican que los delitos cometidos por mujeres son minoría (10,9%) y que la mayoría son menos graves que los de los hombres y sin emplear violencia.
La directora de Emakunde, Izaskun Landaida, presentó ayer en Gasteiz este estudio que analiza desde una perspectiva de género la experiencia de las mujeres que han sido detenidas en el periodo entre 2011 y 2016. Landaida explicó que el estudio “evidencia diferencias de género” en el tipo de delitos que cometen las mujeres y las consecuencias que tienen, en la experiencia personal de la detención “en cuanto a las emociones y preocupaciones que viven”, y en las necesidades que tienen.
En este sentido, las investigadoras incidieron en que a pesar de que el volumen de mujeres acusadas de cometer alguna infracción ha aumentado considerablemente los últimos años, sigue siendo muy minoritario respecto al de los hombres, casi un 11 % de mujeres frente al 89 % de hombres. De Miguel explicó que, en general, no existen reservas sobre las garantías legales de las detenidas, pero las comisarías son “espacios altamente masculinizados” que contribuyen a “intensificar la vulnerabilidad” de las mujeres detenidas.
Según señalaron, la presencia de las mujeres en las comisarías suele generar la impresión de que su comportamiento es más “dócil” que el de los hombres, pero es por la propia “incomodidad” de su presencia en ese espacio “masculinizado”. En este sentido comentaron que aunque por norma general no hay maltrato físico, psicológico o sexual, se dan “formas oscas de trato” y, en algunos casos, “paternalistas”.
El estudio señala que la detención en el caso de las mujeres tiene especificidades tanto en la vivencia subjetiva, al haber una experiencia más intensa de “miedo y estigmatización y una mayor preocupación por los hijos”, por ejemplo, como en la interacción “con una institución masculina respecto a elementos como el aseo, la higiene y la vivencia del cuerpo”, entre otros aspectos.
Las investigadoras subrayaron el hecho de que el 14% de las denunciadas contra mujeres lo son por violencia contra sus parejas en casos de violencia de género. Ortubay explicó que una legislación que se creó para la defensa de las mujeres maltratadas “se está volviendo contra ellas”, por lo que se denominan “denuncias cruzadas” o “contradenuncias”. Y en este sentido dijo que en ocasiones un hombre cuando es denunciado por maltrato utiliza una estrategia de defensa y denuncia a la mujer igualmente, con lo que aunque él pueda acabar detenido ella es imputada y puede sufrir una “doble victimización”.