ayer el nombre de Altsasu volvió a ser noticia por acoger a cientos de personas atrapadas en la carretera. Los vecinos se volcaron con ellas, haciéndoles más llevadera una situación muy dura. Así, la imagen de un pueblo hostil que se trasladó hace unos meses en determinados medios de comunicación a raíz de una pelea de bar de madrugada, se desmontó una vez más con una gran ola de solidaridad, la de un pueblo que no dudó en salir a la calle para ayudar en todo lo que estaba en su mano.
Una vez más, las redes sociales fueron muy importantes a la hora de movilizar a la población. A pesar de que el frío y la nieve no invitaban a salir de casa, fueron muchas las personas que a partir de la medianoche se acercaron al polideportivo, al frontón, dónde pernoctaron 300 y 70 personas respectivamente. Otras 200 durmieron el albergue Santo Cristo de Otadia, que empezó a recibir gente a partir de las 23.30 horas.
Algunos lo hicieron con sus vehículos todoterreno, con los que un goteo permanente iban trayendo a las personas que se habían quedado atrapadas con su coche en la carretera. Otros lo hacían simplemente para colaborar en lo que fuera posible, desde preparar camas a repartir mantas, además por supuesto de repartir comida y preparar bebida caliente con la que entonar a los viajeros que se habían visto atrapados durante varias horas por el temporal. Muchos llegaban con frío después de pasar horas en la carretera, algunos además con niños pequeños. Por lo que varias familias abrieron sus domicilios para que buena parte de ellos pudieran refugiarse allí durante la noche. Es el caso de Pablo Jiménez y Loli Claver, que acogieron en su casa a ocho personas. “Vino la hija diciendo que había gente en el polideportivo por la nieve y fuimos hasta allí”, recordaban ayer. Allí, mostraron su disposición a los responsables del operativo. “Nos dijeron por un matrimonio de marroquíes y sus dos hijos de 4 y 6 años y fueron con mi mujer a casa”, apuntó Jiménez, que se quedó junto con su hija a ayudar. “Me llamó mi mujer diciéndome de que había sitio y vinieron también dos parejas de Zumarraga. Los vecinos también acogieron otras cinco personas”, destacó. Se fueron pasadas las diez de la mañana, después de desayunar. “A la familia marroquí les ha venido a buscar un voluntario del pueblo. Llevaban zapaticos y no podían andar así por la nieve”, señaló, al tiempo que destacaba que había sido una experiencia muy bonita. Lo cierto es que no era la primera vez que acogía en su casa a personas. “En 1996 también se quedó mucha gente atrapada en la carretera por la nieve. Entonces estuvieron dos días dos chicas de Cantabria” recordaba. Y es que hace 22 años, Altsasu volvió a dar otra lección de solidaridad.
Voluntarios También fue una noche muy larga para Juanjo Calvo, de DYA Sakana. “Nos avisaron de lo que pasaba desde DYA Gipuzkoa. Fuimos a ver que pasaba y estaba todo colapsado” recordó ayer. “Nos avisaron de que había un coche con una mujer embarazada y una niña de dos años. Llevaban cinco horas en el coche, racionando el combustible porque no sabían lo que iba a pasar. Aquello me llegó muy adentro”, confesó Calvo. “Estaba todo obscuro. Cuando llegamos nosotros la gente se ponía muy contenta”, observó. Asimismo, puso en valor la solidaridad del pueblo. “La gente venía a ofrecerse para lo que fuera”, apuntó, al tiempo que destacaba que no se registró ningún percance reseñable. “Solo se trasladaron a dos personas al centro de salud. Aunque algunas personas parecía que tenía hipotermia, se recuperaron en seguida con la calefacción del albergue y el polideportivo”. DYA Sakana movilizó ayer a ocho voluntarios además de otros 20 de Iruñea. “Hicimos todo lo que pudimos y la gente se mostraba muy agradecida”, abundó Calvo.