MADRID. Todo comenzó en 2001 cuando a Javier, que entonces tenía 23 años, le diagnosticaron un cáncer por lo que tuvo que someterse a quimioterapia y radioterapia para su curación, un tratamiento que puede desembocar en la esterilidad del paciente, como es el caso.

Advertido por los médicos de esta situación, el joven optó por seguir el consejo de los doctores para almacenar y congelar varias dosis de semen de cara a su utilización futura en un tratamiento de reproducción asistida. Este procedimiento se llama criopreservación y fue realizado en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Para incrementar las probabilidad de éxito del embarazo se realizaron dos ciclos de criopreservación con seis dosis almacenadas en este centro, responsable del mantenimiento y conservación de las dosis para su utilización posterior en reproducción asistida.

Todo ello quedó constancia pos escrito en un documento entregado al paciente en el que los doctores se comprometen a notificarle previamente cualquier cambio en la situación de las dosis.

Desde entonces, el hospital le comunicó anualmente que sus dosis continuaban en perfecto estado al tiempo que los análisis confirmaron su esterilidad debido al tratamiento oncológico.

Hasta que en 2015 la pareja decidió tener hijos y acudió al hospital para someterse al tratamiento de reproducción asistida con el semen almacenado, pero la doctora les recomendó el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá dado que el Ramón y Cajal no disponía de la técnica de fecundación in vitro.

Les entregó un documento en el que constaba que el semen estaba criopreservado con el que fueron al Hospital de Alcalá, donde les requirieron que fueran ellos quienes llevaran las muestras a este lugar, por lo que en agosto de 2016 el hombre fue a recogerlas al Ramón y Cajal.

Pero la sorpresa fue mayúscula cuando el hospital les comunicó que no encuentran sus dosis de semen criopreservadas en este centro, por lo que "la pareja jamás podría tener hijos biológicos de ambos debido a un error garrafal e irreparable de la gestión del banco de semen", según recoge la reclamación presentada por los letrados Javier de la Peña a Isabel Bonilla, de Lex Abogacía.

Y los más grave, señalan, es que el hospital todavía no ha podido dar una sola explicación de lo que ha ocurrido. "No se sabe si las muestras se han destruido, si se han extraviado, se han donado a otras parejas o se han utilizado para investigación".

De hecho, añade el texto, varias médicos se reunieron con la pareja para pedirles disculpas, reconocer abiertamente que "no sabían que había ocurrido con sus muestras", y destacar que era la primera vez que sucedía algo así. Por ello, les sugirieron que tomaran las medidas legales oportunas a fin de resarcirse del daño.

Ahora bien, de entre todas las opciones los abogados de la pareja se plantean la posibilidad real de que "el material biológico del hombre haya sido empleado para una donación a otra pareja sin su consentimiento, de forma que podrían existir hijos biológicos sin él saberlo ni haberlo consentido, e incluso de ser capaz de saberlo jamás".

Es por ello, que la pareja reclama una indemnización de 200.000 euros debido a la imposibilidad de ser padres biológicos, por la falta de explicaciones reales sobre el destino de las muestras, ante la posibilidad de que dichas muestras hayan sido destinadas a una donación y porque durante 16 años siempre se les informó de que todo permanecía en correctamente almacenado, congelado y controlado.