Bilbao - La crisis económica que comenzó hace casi una década ha modificado el consumo de sustancias ilegales en el Estado. Si a comienzos de siglo, la droga de moda era la cocaína, hoy en día su consumo ha caído de forma notable, quedando por detrás de los psicofármacos en la lista de preferencias. “La crisis económica ha hecho que mucha gente deje de consumir cocaína porque no hay dinero para consumir”, explicó ayer Juan Manuel González Audikana, doctor en Educación y director del Instituto Deusto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto, que participó en el XXIV Symposium sobre Avances en drogodependencias. Repensando la prevención.
El alcohol, tabaco y cannabis, psicofármacos y cocaína, por ese orden, son las sustancias más consumidas hoy en día. Y como ocurrió en los años 80 y 90, los opiáceos están viviendo un nuevo repunte. “Quienes trabajan en centros de exclusión social dicen que hay nuevos consumidores de heroína, habrá que ver lo que pasa en unos años”, señaló González de Audikana. “Hay signos que nos hablan de un posible repunte del consumo de opiáceos. El opiáceo es un depresor del sistema nervioso, qué curioso que esto lo utilicemos en momentos en los cuales hay una situación social induce a la depresión más que al estímulo”, apuntó, asimismo, el médico psiquiatra Juan Antonio Abeijón Merchán.
“la Epidemia” de los opiáceos “Estamos ante unos cambios radicales en lo que se refiere al consumo”, coincidió Domingo Comas Arnau, doctor en Ciencias Políticas y Sociología y presidente de la Fundación Atenea, quien pone el apunte en la situación que se está viviendo en Estados Unidos. “En Estados Unidos los opiáceos se han convertido en una epidemia, que tiene su origen en el consumo de opiáceos con receta médica. El principal grupo destinatario de estos opiáceos son esencialmente personas con conflictos interpersonales y personales que recurren a la medicina privada. Hay, en estos momentos, una gran oferta de opiáceos sintéticos”, explicó. En 2015, 51.000 personas murieron por sobredosis de opiáceos -35.000 a causa de opiáceos sintéticos y 15.000 por la heroína de la calle-; hubo otras 10.000 por sobredosis de cocaína, 3.600 por metanfetamina y 3.300 por metadona. “Los datos provisionales de 2016 indican que hay unos 66.000 muertos por sobredosis de opiáceos, lo cual supera los muertos por accidentes y los muertos por arma de fuego en ese país (34.000)”, sostuvo Comas. Ante estos datos, en Estados Unidos ya se habla de epidemia e incluso el presidente, Donald Trump, declaró hace unas semanas la “emergencia de salud pública” por esta cuestión.
Pero el Estado español no escapa a esta “epidemia”. Según el Ministerio de Sanidad y Consumo, la tasa de consumo de opiáceos en un 2 por 1.000 habitantes. “En el momento cumbre de la epidemia de heroína, la tasa de consumo de opiáceos, básicamente ilegales (heroína), era de 1 por 1.000. En estos momentos, los datos del ministerio de Sanidad indican que el principal consumo se da a través de recetas controladas y seguramente estamos superando el 2 por 1.000 de consumo de opiáceos, es decir, hemos duplicado la tasa de opiáceos respecto al momento más álgido de la epidemia de heroína”, explicó Comas. Para el presidente de la Fundación Atenea, las muertes relacionadas con el consumo de opiáceos son “irrelevantes” en comparación a las cifras de Estados Unidos porque “aquí dependemos de un sistema público de salud”.
“En ocasiones observo que se recetan opiáceos un poco para todo, especialmente para depresiones. Y especialmente observo el uso excesivo de opiáceos en las prisiones. Hoy en día tenemos un modelo de consumo que no tiene nada que ver con el viejo yonqui”, concluyó.
la prevención El Instituto Deusto de Drogodependencias reunió ayer a expertos en la materia para debatir sobre prevención. Al respecto, González de Audikana recomendó “detectar y acercarnos a chavales con dificultad”. “Trabajemos con esos colectivos de determinada manera para ayudarles a insertarse mejor en el colegio o en el centro, para que elaboren un plan de vida, eso hará que no se metan en tantos líos”, sostuvo. “Por ejemplo considero que hay pocos programas dedicados a Formación Profesional básica y de grado medio”, agregó. El director del instituto puso el acento en “las chicas de los centros de formación profesional básica”.
“A las chicas se les presupone que van a ir mejor en los estudios, así lo dicen las estadísticas, encajan mejor en los centros educativos, tienen más éxito, tienen un plan de vida. ¿Y las que no? Ahí hay un tema que me parece muy serio. Porque estas chicas consumen más que los chicos que van a Bachiller y están en una situación de mayor vulnerabilidad”, advirtió.
EEUU. En 2015, 51.000 personas murieron por sobredosis de opiáceos -35.000 a causa de opiáceos sintéticos y 15.000 por la heroína de la calle-. Los datos de 2016 indican que hay unos 66.000 muertos por sobredosis de opiáceos, por encima de los muertos por arma de fuego (34.000).
Estado español. En el momento cumbre de la epidemia de heroína, la tasa de consumo de opiáceos era de 1 por 1.000. En estos momentos, los datos del ministerio de Sanidad indican que estamos superando el 2 por 1.000.