donostia - La comunidad euskalzale respondió ayer de manera brillante al Lekaixoka! (especie de llamado ancestral en forma de irrintzi) lanzado por la ikastola Txantxiku de Oñati y convirtió la 41 edición del Kilometroak en una fiesta multitudinaria en la que el humor, la música, el buen ambiente y, especialmente, el euskera, brillaron con luz propia.

A las 9.30 horas, apenas cabía un alfiler en Foru Enparantza. Oñati lleva un año volcada con la ikastola Txantxiku en la organización de la fiesta de las ikastolas guipuzcoanas y nadie quería perderse el pistoletazo de salida. Tras los discursos protocolarios, de los que más de uno se quejó porque eran “muy largos” y restaban protagonismo a la ikastola, la emoción se adueñó de la plaza. Primero, los más txikis pusieron la plaza en pie con la canción de este año y después llegó uno de los momentos más solemnes de la jornada: una conversación a base de lekaixoka o irrintzis efectuados desde distintos balcones de diferentes zonas del municipio que arrancó una sonora ovación que resonó en toda la plaza. Era el momento de inaugurar el recorrido de este año. Cinco kilómetros de pista que en un abrir y cerrar de ojos se llenaron de personas dispuestas a pasarlo bien. Primero familias con numerosos niños, muchos de ellos ataviados con el pañuelo verde con el lema Lekaixoka! que la ikastola ha hecho para la ocasión, y también mucha gente mayor con decenas de kilometroak a sus espaldas. Mientras, los voluntarios, más de 1.600, se afanaban en organizar el trasiego de coches y autobuses que iba llegando a Oñati, en dar indicaciones a los más despistados y en ir recogiendo la inevitable suciedad que se iba generando en el recorrido.

Conforme avanzaba la mañana, el relevo lo cogían los más jóvenes, excitados con el programa organizado por Txantxiku: Egurra eta Kitto!, Arcada Social, Oihan Vega, Huntza... demasiadas emociones para tan pocas horas que provocaron algunas carreras por las zonas 1 y 2 para llegar cuanto antes al área de escenarios.

Pero los conciertos no fueron el único punto fuerte de la jornada. A lo largo de todo el día, distintas ikastolas llegadas desde Orio, Zarautz, Aretxabaleta, Oiartuzn o Anoeta, entre otros, se batieron en la Ikastolen Erronka, una serie de pruebas de habilidad, lógica e ingenio, con un trasfondo cooperativo, que hicieron las delicias de los adolescentes desde primera hora hasta que por la tarde se celebró la gran final en la campa de Santa Lucía.

Y fue este escenario el que congregó también todas las miradas cuando por la tarde, se celebró el Concurso Internacional de Perro Pastor, un espectáculo que dejó boquiabiertos a mayores y pequeños.

Con todo, resultó una jornada sobresaliente y así lo valoraron desde la ikastola Txantxiku, quienes reconocieron que “no es que las previsiones se hayan cumplido, sino que se han superado ampliamente”. “Entre todos habéis dado un espaldarazo enorme al proyecto educativo que en Txantxiku tenemos entre manos”, agradecieron los responsables del centro en un comunicado, en el que también destacaron la labor de los 1.600 voluntarios que ayudaron a que “todo haya salido perfecto”.

Txantxiku cerró una edición perfecta pasando el testigo a la ikastola de Urretxu-Zumarraga, encargada de organizar el Kilometroak en 2018.