MADRID - “Una mosquitera impregnada de insecticida cuesta 2,5 dólares y dura unos tres años; menos de 1 dólar por persona y año. Pero el grueso de ellas todavía se compra como parte del ejercicio de cooperación internacional con fondos públicos internacionales”, explica Pedro Alonso.
Siendo tan simple, barata y eficaz la mosquitera, ¿por qué siguen infectándose y muriendo tantos millones de personas?
-Porque no todo el mundo tiene acceso a ella y tampoco aporta una protección total. La mosquitera no es más que un método de barrera entre el mosquito que te puede transmitir la malaria y tú que eres el potencial sujeto infectado. Y mientras este método no esté ahí todos los días y a todas las horas, el riesgo persiste; la protección no es absoluta. En malaria todo es así, medidas imperfectas aplicadas de manera imperfecta, pero que sumadas en convergencia han esquivado 7 millones de muertes en los últimos 15 años.
¿Que pasaría con ‘algo’ perfecto?
-Evitaríamos las 430.000 muertes que producen al año y los 200 millones de casos clínicos. Tenemos herramientas imperfectas, pero utilizándolas provocan un gran impacto.
Al recibir un premio como este, ¿qué lugar ocupan los millones de personas que se han salvado y los que se pueden salvar?
-Premios de cooperación y de solidaridad hay muchos y están muy bien, pero entidades que reconozcan el valor del conocimiento como palanca para la mejora de la salud y el desarrollo económico no tantas. Por eso, que se reconozca que la investigación y el conocimiento son herramientas clave en la lucha contra la pobreza y en la promoción del desarrollo económico y social en los sectores más pobres de la población mundial, tiene para mí un importante valor. Este premio es darle carta de entidad y reconocimiento a que los esfuerzos en investigación son elementos estratégicos de las políticas de cooperación internacional.
Su vacuna RTS,S [Mosquirix] ya tiene el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento [AEM] ¿qué porcentaje de éxito esperan alcanzar con ella? Si aún no es eficaz al 100%, ¿cuánto cree que puede faltar para conseguir esa eficacia total?
-No es mi vacuna. Lo que hicimos fue desarrollar las primeras demostraciones de que podría inducir inmunidad protectora y resguardar a los niños frente a la malaria. Y eso abrió la puerta a los ensayos en fase III y el registro por la Agencia Europea del Medicamento. Nosotros hemos sido pieza clave en una zona. Los máximos expertos de la OMS anunciaron el 24 de abril, después de la recomendación de la AEM, que se empezará a vacunar el año que viene en tres países africanos. No es una vacuna perfecta; su eficacia es moderada, pero suficiente para contribuir a provocar un gran impacto. Pero al mismo tiempo se necesita seguir fomentando las mosquiteras, el acceso a medicamentos, diagnósticos más rápidos, etcétera. Solo así se provocará un gran impacto.
¿Se necesitan vacunas mejores?
-Tenemos que aumentar la eficacia de vacunas como esta. No es el fin de la investigación ni mucho menos, pero creemos que es un gran paso adelante.
Contra estas infecciones no hay una bala mágica, pero ¿cuánto nos acercamos a que la malaria, Chagas, leishmaniasis? dejen de ser dolencias de pobres u olvidadas?
-Podemos decir que la pasada ha sido la década prodigiosa, se ha avanzado mucho. Estamos en un momento crítico. A nivel global hemos reducido la mortalidad de la malaria cerca de un 70%. La esperanza de vida, no solo frente a la malaria sino a otras enfermedades vacunables, ha mejorado notablemente. Hace 10 o 15 años hablábamos de unos 12 millones de muertes de niños menores de 5 años; ahora estamos en 4 millones de muertes; luego la mejora para la población mundial ha sido espectacular. El riesgo es que se cante victoria cuando seguimos teniendo un diferencial en esperanza de vida entre África y Europa de entre 20-25 años. La malaria es todavía una lucha a largo plazo.
Salvamos a los niños de estas enfermedades... ¿Y después qué? ¿Solo les damos opción para emigrar a Europa?
-Si no mejoramos la salud, difícilmente vamos a mejorar el estatus económico. La gente cuando se va es porque no pueden estar allá; la solución al drama no es solo mejorar la salud, pero sin ello no habrá desarrollo económico y social. Si no reducimos la mortalidad, no rebajaremos la fertilidad. Seguirá habiendo un crecimiento poblacional descontrolado; la mejor manera de hacer frente al desarrollo demográfico es reducir la mortalidad.
¿Qué retos se plantea?
-A nivel global me gustaría poder vislumbrar ya el fin de la malaria. En lo personal, espero seguir contribuyendo al desarrollo y fortalecimiento de instituciones, sobre todo en los países pobres, que formen a investigadores del propio país para que ellos mismos puedan abordar la búsqueda de soluciones a los grandes problemas de salud de sus poblaciones.