gasteiz - Después del susto que le dio su salud cuando tomó posesión de su cargo el 28 de mayo de 2015 es obligado preguntarle por ella. “Fuerte y recuperado”, contesta sonriente, Manuel Lezertua, Ararteko/Defensor del Pueblo Vasco.
Tras dos años en el cargo, a un jurista de prestigio y saber reconocido como usted, ¿le está mereciendo la pena? ¿Qué le sigue motivando?
-El poder intervenir en casos en los que se pueden obtener soluciones para las personas que están en situación difícil, que sienten que no son atendidas, que están al borde del desamparo, de la marginación. Es muy gratificante poder hacer algo en esos casos. Y si, además, nos mandan una carta donde agradecen que gracias a nosotros han superado más.
Un ciudadano/a que precise ir a su institución, ¿le es fácil acceder? ¿Es costoso? ¿Lo hacen en presencia física, por escrito?
-Es posible hacerlo de cualquier manera, por vía electrónica, página web, por correo electrónico, por teléfono y por presencia física; el servicio es gratuito. Siempre se atiende individualmente a cada persona y el procedimiento es muy sencillo; muy antiformalista. En los últimos años hemos constatado un importante aumento de personas que acuden a las oficinas de atención ciudadana a contar su problema y que quieren ser escuchadas y ver si se puede hacer algo.
Pregunta obligada, ¿cuáles han sido los asuntos que más le han planteado este curso?
-Sigue habiendo muchas quejas y consultas en relación con la aplicación de la renta de garantía de ingresos (RGI). Al ser una especie de red de protección, las personas que son beneficiarias, o pueden serlo, acuden a informarse al Ararteko y otras a reclamar porque se les ha denegado o porque se les ha suspendido, o pedido determinados documentos que no tienen.
En mayo llamó la atención a la administración de Lanbide, ¿por qué tuvo que levantar la voz a este organismo?
-No fue tanto una llamada de atención, sino la presentación que hicimos de un diagnóstico de la experiencia de 4 años acumulados de la legislatura anterior en torno a centenares de miles de quejas de los ciudadanos sobre la aplicación de la legislación en materia de inclusión social. Euskadi tiene una normativa avanzada, muy desarrollada pero muy compleja. Las situaciones de quienes reclaman esa ayuda suelen ser límite y provocan muchas quejas sobre las miles que recibimos al año.
¿Qué pasó entonces con Lanbide ?
-Que elaboramos un catálogo de problemas donde exponíamos los progresos conseguidos, pero también les decíamos que había algunos enquistados. Les sugerimos posibles mejoras. Fue más un deseo de contribuir a un debate que está en la calle y en el Parlamento.
En nuestro último encuentro me decía que entre sus quebraderos de cabeza más agudos estaban los Alardes de Irun y Hondarribia. ¿Siguen sin hallar la solución o mejor dicho sin aceptarla? (El alcalde de Irun en la recepción solo recibió a los del Alarde tradicional)
-La cuestión es más compleja de lo que me imaginaba. Desarrolla en muchas personas unas reacciones muy viscerales. He constatado que el nivel de tensión en Irun ha bajado sensiblemente. Desgraciadamente, los Alardes no están organizados por ninguna administración y la intervención del Ayuntamiento es menor. Es un problema más templado porque hoy en día las dos concepciones del Alarde pueden tener lugar en paz. Aunque siga subsistiendo en Fuenterrabía algo que a nosotros no nos gusta: los plásticos negros cuando pasa la compañía Jaizkibel por la calle Mayor. Si hay alguna discrepancia -que la hay-, habría que utilizar otras maneras menos agresivas de exponerlas, pero en general se desarrolla sin esa tensión enorme del pasado. El tema que planteas del alcalde de Irun es cierto. Le he dicho que a mí me parece que debería estar en el mixto también. Mantengo continuamente los puentes y el diálogo abierto con los dos alcaldes, con Santano y con Txomin Sagarzazu, que también está preocupado.
¿Sobre quiénes recibe más quejas o reclamaciones?: ayuntamientos, diputaciones, Gobierno Vasco, Gobierno central, Sanidad, Educación, Ertzaintza, Policía, Hacienda??
-El Gobierno Vasco, porque es el que asume más competencias y las presta a toda la Comunidad; por ejemplo, en Educación hay quejas sobre plazas, becas, transporte escolar, comedores, elección de centro también hay muchas en Lanbide. Luego están las diputaciones y el 20% sobre urbanismo dirigidas a ayuntamientos por temas de vertidos, licencias... Otras referidas a las ayudas de emergencia social. Ante las diputaciones, sobre todo, infancia, mayores. Pero 2/3 de las quejas son para Gobierno y sus Agencias Públicas creadas para gestionar determinados sectores: URA, la de Energía, el Consorcio de Transportes, Eusko Trenbideak.
¿Cómo suelen recibir estas administraciones sus reclamaciones y solicitudes?
-El grado de cumplimiento de las recomendaciones del Ararteko es muy alto, alrededor del 93%. Muchas se corrigen con una llamada telefónica. Hay muy buena voluntad; hay casos que se enquistan manteniéndose las diferencias de criterio cuando nosotros sostenemos que la correcta interpretación de la ley es una y no la otra. No todos los planteamientos del Ararteko se cumplen, pero insistimos. Somos muy tenaces y al final lo solemos conseguir.
¿Cuáles han sido en este curso las administraciones más receptivas a sus peticiones?
-Todas. Pero el Ayuntamiento de Bilbao es el más cumplidor de toda Euskadi, aunque con él tengamos diferencias en materia de OTA y de plazas para personas con discapacidad. Ellos sostienen una interpretación que nosotros creemos errónea. Lanbide ha aceptado muchas de nuestras propuestas, pero en otras sus criterios son opuestos a los del Ararteko.
Ararteko: oficina de reclamaciones, conseguidor, el bueno de la selva social, contrapunto a las instituciones-madrasta, pepito grillo social...
-Todo eso que dices. El Ararteko lo que quisiera ser, y no siempre lo consigue, es un vehículo, un instrumento para hacer llegar a las Instituciones las preocupaciones de la ciudadanía en relación con sus derechos, sus necesidades. Me gustaría que se viera al Ararteko como alguien que intenta mejorar las cosas; criticar positivamente lo que parece que no funciona, entender por qué no resulta y transmitir la convicción de que hay que modificar determinadas cosas. Cuando una critica molesta, se censura al mensajero y se toman las críticas un tanto a la defensiva como si fuera un ataque a las Instituciones. Y no es así.
“? nuestra razón de ser es el intentar solucionar las fricciones que pueden surgir entre la ciudadanía y las instituciones”, leo en unas declaraciones de usted. Armado de leyes y razonamientos, pero sin poder coercitivo, ¿Su tirón de orejas suele ser suficiente?
-Hay una definición muy bonita del Ararteko que es una magistratura de persuasión. Es convencer de que por razones jurídicas, y a veces de simple humanidad, hay que responder positivamente a algunas quejas. Hay dos instrumentos fundamentales del Ararteko que son en primer lugar su independencia. Mantengo una neutralidad política que intento que sea exquisita. Procuro responder a los problemas que se plantean independientemente de prejuicios políticos y eso me da una cierta credibilidad. Y en término segundo, es lo que se llama la autoritas. El hecho de que en mi caso, como todos los anteriores Ararteko, disfrutemos de una credibilidad social por nuestra trayectoria profesional personal, sumado a lo razonable de lo que se propone y a que nos hacemos eco de unas preocupaciones de la ciudadanía que a veces desde la Administración parecen amortiguadas, facilita que al presentarlas nos escuchen porque eres el Ararteko. Existe esa posición de altura moral, a veces jurídica, que hace que las Instituciones sean receptivas.
Altsasu está en Nafarroa, en consecuencia un altercado de taberna vecinos-guardias civiles termina juzgándose como delito de terrorismo. Si hubiera ocurrido en Trebiño, solo sería una riña con lesiones. Ya sé que es Ararteko de la CAV, pero ¿este estado de excepción encubierto por ubicación territorial no se puede plantear al Defensor del Pueblo?
-No, porque son decisiones que han tomado el poder judicial y la Fiscalía en una calificación donde cada delito es diferente. Es cierto que se dice que en otro lugar hubiera tenido una calificación legal diferente. El Defensor del Pueblo de Navarra, Javier Enériz, con quien mantengo una excelente relación personal y profesional, ha advertido que esa connotación terrorista que se ha querido imprimir a este asunto, a su juicio y al de otras instituciones navarras, no existió. Nadie debe quedar impune, pero las penas que se les han pedido parecen más importantes que crímenes que merecen una alarma social mucho mayor. No creo que se pueda plantear ante el Defensor del Pueblo por discriminación, aunque pueda criticarse la legislación penal que ampara que eso pueda ocurrir. Coincido con Enériz, que conoce los hechos, en que la pena solicitada por un altercado que tiene su gravedad, es excesivamente alta.
Leo que su función es ayudar a la ciudadanía sobre quejas o consultas que planteen actuaciones incorrectas de la Administración. Pero si la acción injusta es de una empresa privada que cumple la ley, ¿ante quién se reclama? ¿por ejemplo actos de bancos como la dación en pago, de empresas de telefonía...?
-Si el tema no está judicializado podemos plantear intervenir ante la administración supervisora. Por ejemplo en cuestiones de consumo, podemos decirle a Kontsumobide que intervenga ante la administración. Lo mismo ante Promoción Económica o Hacienda, reclamando que desde los poderes de supervisión que tenga que actúen en las controversias para proteger a la parte más débil. En ocasiones hemos ido incluso más allá llamando a algunos Bancos en desahucios y señalando la injusticia que se había generado. En algunos casos nos han hecho caso por la autoritas del Ararteko.
¿Acuden más a ud. los inmigrantes que los autóctonos? ¿Cuáles suelen ser las mayores cuitas de los inmigrantes?
-Acuden más autóctonos; gente que vive en Euskadi desde siempre o desde hace mucho. Las cuitas, en general tienen que ver con los servicios sociales, el acceso a las prestaciones, desde luego Euskadi como he dicho antes es un país generoso y de los pocos que ofrece ayudas sociales a los inmigrantes incluso en situación irregular. Ya sé que hay gente que no está de acuerdo con esto, pero nosotros sí y alabamos a Lanbide y a las autoridades vascas por hacer frente a este problema. El mundo se ha globalizado, la gente llega en situaciones muy complicadas a nuestro país, y que sepamos por lo menos darles un mínimo para que puedan sobrevivir y no tengan que delinquir, es muy importante.
¿Su Defensoría es suficientemente conocida entre la ciudadanía? ¿Se podría hacer algo más para ampliar este conocimiento?
-Creo que es una institución bastante bien conocida, de lo contrario no tendríamos un número tan elevado de intervenciones. El año pasado y este año vamos a superar récords, tuvimos 12.000 intervenciones y para un país de dos millones doscientas mil personas son muchas. Algunas las tenemos que remitir a otros Defensores del Estado, otras las tramitamos también a los Defensores de otros países, pero las generales las tratamos nosotros. Eso es un punto de orgullo-autosatisfacción, el decir que nos conocen y somos creíbles; el riesgo es que tengamos más solicitudes con los mismos medios.
¿Les faltan medios?
-Con relación a 2009 hemos perdido un 15% del presupuesto. Con los mismos medios, si siguen aumentando las quejas al ritmo actual, no vamos a poder prestar la misma atención. Hoy día seguimos intentando resolver los casos en un máximo de 6 meses.
¿Por qué la reducción de presupuesto?
-Con la crisis, el Ararteko demostró cierto ejemplo rebajando los gastos y aumentando la productividad para responder a una demanda creciente, pero hemos llegado al límite. De cada 100 euros que nos han dado hemos gastado 99 y pico. Somos muy ecónomos, miramos la peseta pero hacen falta más medios.