madrid- Los climatólogos Suki Manabe (Japón, 1931) y James Hansen (Iowa, 1941), trabajando de manera independiente, idearon los primeros modelos computacionales de simulación del clima, y ya en los años setenta lograron predecir cuánto se incrementaría la temperatura del planeta por el aumento del CO2 atmosférico. Ambos investigadores, que abogan por el fin inmediato del uso de combustibles fósiles como única manera de evitar las peores consecuencias del calentamiento global, han pasado por Madrid para recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en el apartado de Cambio Climático.
Manabe ha desarrollado gran parte de su carrera en la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera Norteamericana (NOAA) y en la Universidad de Princeton, donde en los años sesenta comenzó sus modelos numéricos para simular el comportamiento de la atmósfera.
Para Hansen, actual profesor del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, Manabe fue su referente cuando inició sus investigaciones para medir el incremento de la temperatura terrestre por el efecto del C02. Hansen, al igual que su colega, es un científico concienciado, que pasó de analizar la atmósfera de Venus a verse detenido en una acción de protesta reivindicativa. Se implicó porque las políticas de Bush fueron las peores que se podían imaginar. “Hasta nos llevó a la guerra para proteger los suministros de petróleo”.
¿En que se basa el modelo climático que crearon?
-Syukuro Manabe: En las leyes de la física, que no es exactamente igual que el modelo econométrico, porque para éste se usan técnicas estadísticas que tratan de pronosticar la economía en el futuro, y nunca a largo plazo; se basa en análisis estadísticos de hechos pasados, de cómo se han ido comportando los mercados. Mientras que el cambio climático en sí mismo se basa en las clarísimas leyes de la física.
¿Qué han hecho novedoso Hansen y usted?
-S. M.: Lo que hacemos nosotros -yo llevo 55 años trabajando en ello- es reproducir en ordenadores el clima actual con medios electrónicos, y a partir de ahí usamos este medio climático como si fuera un laboratorio a gran escala, pero en un ordenador. Si quieres saber lo que pasará en el futuro, si seguirá aumentando la emisión de dióxido de carbono, lo primero que tienes que hacer es asegurarte de que el modelo sea una simulación realista de la temperatura actual y de la distribución de las precipitaciones o de las condiciones del suelo.
-James Hansen: La principal conclusión de nuestro trabajo es que el clima es muy sensible a la acción humana. Los cambios de emisión de los gases de efecto invernadero ya han empezado y habrá muchos más cambios por llegar.
Si recibiera ahora una invitación para realizar en el verano de 2025 un crucero por el Ártico atravesando el Polo Norte, no se alegraría, pero ¿se lo creería? ¿Se alarmaría? ¿Daría su batalla contra el cambio climático por perdida?
-S. M.: Me lo creería porque alrededor de la segunda mitad de este siglo, el hielo oceánico, en torno al Ártico, en el verano va a estar casi completamente libre, excepto lo poco que queda en la parte canadiense sobre el Océano Ártico. El resto del casquete quedará flotando libre y en ese momento le costará mucho al oso polar sobrevivir, porque ya no habrá hielo oceánico en verano. Sin embargo, en invierno el Ártico quedará cubierto casi completamente con una capa que será más delgada. Por lo que si vas allí con un barco rompehielos seguramente podrías hacer tu crucero incluso en invierno. Y probablemente lo hagan.
-J. H.: Impedir que la temperatura media de la Tierra ascienda menos de 1,5ºC es posible ya pero esta meta supone ponerse a trabajar ya en una reducción de los gases globales del 2% anual, pero debe suceder ya. Si esperamos otra década antes de ponernos serios ya será demasiado tarde, nos quedamos sin tiempo. Perderemos por completo el hielo ártico en un futuro cercano con graves alteraciones para las corrientes oceánicas y para la mitad de las grandes urbes del planeta que, situadas junto a la costa, quedarán sumergidas por la subida del nivel del mar a finales de siglo. Si queremos estabilizar el clima del planeta hay que dejar a toda costa los combustibles fósiles bajo tierra y apostar fuerte por las energías renovables, algo que solo sucederá si pagamos el coste real que tiene para el planeta la quema de carbón o petróleo.
Con datos tan contrastados, ¿es posible que siga habiendo quien niegue que somos los humanos el factor clave en este cambio climático? ¿Por qué la resistencia a aceptar la evidencia (intereses económicos, geopolítica, desprecio por los demás...)?
-S. M.: El tema es que, antes de hablar de los escépticos, hay que preguntarse cómo nos convencemos a nosotros mismos de que lo que ocurre en el modelo va a suceder de verdad en nuestro planeta durante la segunda mitad del siglo XXI de la manera como acabo de contarlo. Pero respondiendo a tu pregunta, sí hay muchos escépticos y se dividen en dos tipos. Algunos científicos, porque muchos de los escépticos incluyen a algunos científicos incompetentes, que no estudian con la debida profundidad lo que ocurre; y luego están los otros científicos que son muy pocos, pero muy conocidos, que no hacen su trabajo, que no leen lo que ha previsto el modelo, no se informan.
¿Científicos que no hacen sus deberes y políticos terribles?
-S. M.: Sí, porque es un hecho que se han ido reduciendo los casquetes polares pero muchos científicos no hacen los deberes. Estoy respondiendo la pregunta a medias, lo sé. Porque luego hay otro grupo que son los políticos, que son terribles. No todos, pero sí que hay muchos que, por conveniencia, quieren creer lo que se quieren creer. A los políticos les ocurre también como a los científicos que no estudian los datos, ni los hechos con atención, y punto.
Protocolo de Río de Janeiro, acuerdo de París... Decenas de años antes, tanto usted como Hansen predijeron que el aumento de la concentración de CO2 era el causante principal (junto al metano y otros) del cambio climático. Ahora todo son urgencias. ¿Por qué no les hicieron ni caso en los años 70/80?
-S. M.: Tal vez en nuestra época íbamos con un argumento distinto. No como ahora con el Panel sobre el Cambio Climático que describe con tanto detalle lo que ha pronosticado el modelo climático. Todo lo que apuntamos Jim y yo: aumento de la temperatura, la rápida reducción del hielo polar... Ahora hay instituciones en toda Europa y América que avalan lo que predijimos.
-J. H.: Por muchas buenas intenciones y objetivos de reducción de emisiones que se hayan marcado los países mediante el Acuerdo de París, frenar los gases será imposible si los fósiles siguen siendo la forma de energía más barata. Por eso, los países deben de poner cuanto antes una tasa al carbono. De lo contrario el acuerdo de París se queda en palabras. La cruda realidad es que el mundo se siguen buscando combustibles fósiles y por eso se explota el Ártico y también desarrollan la fractura hidráulica (fracking) para extraer más gas y más petróleo del interior de la Tierra. Es lo que está sucediendo y seguirá siendo así mientras los gobiernos no pongan una tasa para el carbono.
¿Qué le instigó a dedicarse a investigar el clima bajo su aspecto más antrópico?
-S. M.: Cuando en la Universidad de Tokio estaba a punto de graduarme en Ciencias Atmosféricas, una rama de las Geofísica, lo primero que descubrí y hablamos de 1950, es que había una iniciativa notable que acababa de comenzar en ese momento y que ahora se conoce como la predicción numérica del tiempo. Es lo mismo que para el modelo climático. Consistía en reproducir la conducta o el comportamiento de las fluctuaciones cotidianas del clima. En esa época había un matemático muy conocido, John von Neuman, que era un genio -nunca ganó el premio Nobel pero le podían haber dado varios- al que actualmente se le considera el padre del ordenador. Se le ocurrió para qué podríamos poner a funcionar este moderno ordenador. Y su visión científica le llevó a proponernos usarlo para pronosticar el tiempo.
-J. H.: Después de trabajar en un centro de la NASA investigando la atmósfera de Venus, en los años 70, cuando los científicos empezaron a constatar el aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera decidí estudiar el clima de la Tierra.
¿Fueron los inicios del pronóstico del tiempo?
-S. M.: Empezó a trabajar a finales de la década de los 40 y él mismo comenzó a hacer pronóstico del tiempo. Se montó un Instituto de Estudios Avanzados en Princeton y ahí comenzaron a trabajar. Cuando me gradué en la universidad empecé a leer sus artículos. Porque hasta esa época lo del pronóstico del tiempo era casi de bola de cristal. Decíamos vale el ciclo se mueve de aquí a aquí; igual mañana viene hasta aquí. Era como una extrapolación muy instintiva. Pero hacerlo con datos y con las leyes de la física, con la ecuación hidrodinámica, eso ya cambiaba las cosas... Al salir de la universidad tuve claro que quería especializarme en eso.
50 años dedicado al clima
-S. M.: El pronostico del tiempo se inició de esta manera que te cuento. Y ya sabes lo precisos que son actualmente. Te dan la temperatura de cada hora de mañana y pasado. Toda mi carrera ha sido cambiar este modelo de predicción numérica del tiempo y convertirlo en un modelo climático. En 1960 fue el año en que me invitaron a trabajar en EEUU. Y allí es cuando empezó todo el interés desde el punto de visto más relacionado con el humano. Y desde entonces han pasado más de 60 años.
USA, primer productor de CO2 del mundo. Trump y la negación. ¿Error histórico fatal? ¿O no lo será tanto porque su pueblo e instituciones no le seguirán en su negación?
-S. M.: Creo que acabo de explicar que es uno de estos políticos que nunca hace los deberes ni tampoco piensa mucho antes de tomar una decisión. No se para a pensar cuáles pueden ser las consecuencias porque de todo lo que hacemos hay múltiples consecuencias, y hay que hacer el cálculo de todas las probabilidades, y según esto evaluar todas las posibilidades y sopesarlas para después de hacer una correcta y profunda evaluación tomar una decisión. Pero esto no lo hace Trump ni otros muchos.
¿Qué pediría a los países contaminadores para que no aceleren el cambio climático?
-S. M.: Cada país está en un estadio diferente; Europa ha avanzado mucho; han desarrollando fuentes alternativas de energía, energía solar, eólicas... El uso de energías alternativas se va abaratando progresivamente haciendo cada vez más competitivas estas fuentes de energía. En EEUU también hay una nueva forma de extraer el gas natural que es uno de los que causa el efecto invernadero, que es una técnica mucho más efectiva y que no produce mucho CO2. Es mucho lo que se ha avanzado. En el polo opuesto está China que ha alcanzado su pico máximo de emisiones de gases invernadero.
-J. H: A Trump se le enviarán los mensajes pertinentes de la Academia Nacional de Ciencias Norteamericana, encargada de asesorar al Gobierno estadounidense. En cuanto a las emisiones de China que se espera que la meta estuviera en 2030 no ha sido por mor de sus políticas; ha logrado un máximo.
¿Cuál es la solución que pediría?
-J. H.: Si aplicáramos a las emisiones de carbono un impuesto que aumenten su precio para penalizar el impacto climático, las otras energías podrán competir. Se lo recomendé a Obama ya en el año 2008. Pero la clave era fijar una tasa de carbono. La solución es elevar el precio de las emisiones de carbono. Una tasa que debe ser aplicada en todo el mundo.
Con la era Trump vuelve EEUU a las nefastas políticas de Bush
-J. H.: Junto a 21 jóvenes he interpuesto una demanda judicial en el Estado de Oregón. Vamos a demostrar de forma sencilla que las políticas de Trump van a ser tremendamente catastróficas para los jóvenes de hoy y del futuro. Iremos a juicio en noviembre. Tengo mucha confianza en ganar la demanda. Porque la Administración Trump está vulnerando los derechos constitucionales fundamentales y en el caso de los jóvenes, los derechos a la vida, la libertad y la propiedad. El acierto hasta hoy de sus predicciones climáticas hace que sus palabras de alerta tengan el valor de la profecía científica del desastre ecológico auto cumplida, a no ser que se frene en seco el uso de combustibles fósiles.