MADRID. La operación tiene su origen en el estudio pormenorizado que realiza la Unidad de Análisis de Riesgos de la Aduana del aeropuerto de Madrid-Barajas, compuesta por funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y del Resguardo Fiscal de la Guardia Civil, con la dirección del Administrador de la Aduana.

En el mismo se detectó una partida comercial procedente de Colombia que declaraba contener cocos frescos, informan la Guardia Civil y la Agencia Tributaria.

El Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil también se encontraba investigando la llegada de fruta fresca de Colombia, por lo que se unieron todos los datos y se optó por pasar unas estrictas medidas fiscales a la mercancía.

Los escáneres del aeropuerto mostraron cómo la densidad que se veía en algunos cocos no se correspondía con la normal.

Todo ello ha permitido la detención de los receptores de la misma, una mujer de origen venezolano y dos hombres de nacionalidad colombiana, a quienes se les imputa un delito contra la salud pública.

Los cocos habían sido taladrados en su parte superior y se había extraído con una jeringuilla el líquido natural para posteriormente inyectar la cocaína líquida.

Finalmente habían sido sellados con resina del mismo color del coco para intentar que pasara inadvertido.

La partida comercial de 902 kilos albergaba cocos y bananas frescas.

En cada una de las cajas de cocos, 65 en total, se había introducido uno con la droga para no levantar sospechas.