Ayer se celebró en Mannheim, Alemania, el bicentenario de la bicicleta. Y es que fue allí, en ese mismo pueblo, donde comenzó su historia. Hace 200 años, Karl Drais, un aristócrata alemán aficionado a las matemáticas y a la física, presentó lo que sería el predecesor de la bicicleta. Lo llamó laufmaschine, que significa máquina andante, y con ella recorrió 14 kilómetros desde Mannheim en menos de una hora y más rápido que la diligencia. Precisamente, la mayor aspiración de Drais era lograr sustituir a ese medio de transporte, cuyo uso se había encarecido enormemente por el alza de los precios del forraje tras años de malas cosechas y a la hambruna, que había perjudicado gravemente a la población equina.
Tenía una rueda delantera y una trasera que iban unidas con un cuadro de madera, un sillín y un manubrio con el cual el conductor se impulsaba con los pies en el suelo. No fue hasta 1839 cuando Kirpatrick Macmillan añadió los pedales. El velocípedo, también conocido como draisina, no tuvo éxito comercial. Las malas cosechas empezaron a desaparecer, volvieron los caballos, empezaron a circular más vehículos de vapor y el precio de la draisina estaba al alcance de muy pocos. En 1851, Karl Drais murió sin saber que su inventó gozaría luego de gran popularidad. Llegó el año 1879 y el británico Henry John Lawson inventó la propulsión por cadena para la rueda trasera. Poco después, en 1889, su compatriota John Kemp Starley patentó la primera bicicleta con un sistema integrado a las dos ruedas, frenos y gomas con cámara de aire. De este modo, la bicicleta se convirtió en un medio de transporte masivo.
Gracias a Drais y a todos los que evolucionaron aquel primer velocípedo, las ciudades actuales gozan de la presencia de la bicicleta. Actualmente la cantidad que hay es abrumadora. En China por cada un coche hay 250 bicis y en Alemania hay unos 78 millones. Holanda cuenta con 30.000 kilómetros de carril-bici y 400 de ellos están en Amsterdam, donde el 57% de la población es ciclista habitual.
A día de hoy la bicicleta aporta grandes beneficios al ser humano tanto mental como físicamente; ayuda a fortalecer el corazón y a oxigenar el cerebro. Además, contribuye a tener una atmósfera mucho menos contaminada. Así que celebremos sus 200 años ya que su existencia ayuda a mejorar todos los nuestros.