DONOSTIA. La representante del Ministerio Público ha elevado a definitivas, con pequeñas modificaciones, sus conclusiones provisionales en las que, al igual que la acusación particular que ejerce la víctima, admite la existencia de una atenuante de alteración psíquica en el procesado, aquejado de un trastorno bipolar de la personalidad.
Ambas acusaciones imputan al procesado un delito de maltrato habitual, tres de maltrato no habitual, uno de detención ilegal y otro de quebrantamiento de medida cautelar.
Por su parte, la defensa admite la existencia de dos delitos de maltrato no habitual y otro de coacciones, todos ellos con la eximente incompleta de alteración psíquica, por los que demanda que su cliente siga internado durante el tiempo que el tribunal determine en la sentencia en el centro psiquiátrico en el que permanece desde que fue detenido, con el fin de que siga un tratamiento adecuado a su enfermedad mental.
Los hechos enjuiciados ocurrieron entre 2015 y 2016, años durante los que se habrían producido distintos episodios de maltrato, insultos y vejaciones, el más grave de los cuales habría sucedido en marzo del año pasado, cuando, una vez concluida la relación, el acusado, vulnerando una orden de alejamiento, habría convencido a la chica para que la acompañara a su domicilio, donde, tras cerrar la puerta con llave, la habría propuesto tener relaciones sexuales.
Ante la negativa de la víctima, el hombre la habría desnudado, y le obligó a escribir su nombre y un corazón en un billete de cinco euros que intentó quemar con un mechero mientras grababa con un móvil, momento en el que la joven pensó que iba a quemarla a ella y, aterrorizada, saltó por la ventana a la terraza del piso inferior.
En la segunda y última sesión del juicio por estos hechos celebrada hoy en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa han declarado numerosos ertzainas que intervinieron en los distintos episodios de maltrato padecidos por la chica, dos de los cuales fueron agredidos por el inculpado en una de las tres detenciones de las que fue objeto.
Muchos de estos agentes han coincido al asegurar que cuando trataron con la víctima, tras uno de estos episodios, la encontraron en una actitud "extraña", sumisa, atemorizada y muy asustada porque parecía tener "miedo a todo".
Uno de estos policías ha afirmado que en toda su carrera profesional "nunca" ha visto a una persona "tan claramente sometida como aquella chica".
En esta sesión del juicio, también han declarado la forense que hizo un informe de imputabilidad del acusado, quien ha explicado que el hombre padece un trastorno bipolar con "síntomas psicóticos" y una "descompensación maniaca", de carácter "grave", que cuando ocurrieron los hechos hacía que sus "capacidades de querer y conocer" estuvieran "limitadas" aunque no "anuladas".
Esta profesional ha constatado que la realidad del inculpado se encuentra "distorsionada", aunque no de una manera "total" ya que su dolencia no anula completamente sus capacidades y ha recomendado su ingreso en una unidad psiquiátrica donde sea medicado, ya que él no tiene conciencia de su enfermedad por lo que es probable que, de lo contrario, abandone el tratamiento, con el consiguiente riesgo tanto para él como para terceras personas.
Por otra parte, la psicóloga y la psiquiatra que atendieron a la víctima han constatado que la chica padecía un "trastorno adaptativo" de carácter "mixto" previo a la relación con el acusado que luego se vio agravado por la situación de maltrato padecida. El juicio ha quedado hoy visto para sentencia.