Bilbao - En pleno siglo XXI el mundo digital ha pasado de ser virtual a convertirse en algo cada vez más tangible y real. Las aplicaciones y páginas webs invaden la vida cotidiana y el código HTML y otros lenguajes de programación se están convirtiendo en el ADN de esta era. Esto afecta a todos los aspectos de la vida y las relaciones eróticas y de pareja no son una excepción. Raúl Marcos Estrada, sexólogo en el centro gasteiztarra Emaize, habla sobre las nuevas geografías amorosas y la pareja 2.0.
Internet, ligoteo y pareja. ¿Tiene la red tantos efectos negativos como se suele apuntar?
-Creo que el ser humano cada vez que se ha enfrentado a una nueva tecnología lo ha hecho desde la desconfianza. Cuando el ferrocarril irrumpió en el escenario del transporte los científicos de la época auguraron que los efectos que podría tener desplazarse a esas grandísimas velocidades iban a ser fatales. Velocidades que oscilaban entre los 30 y los 40 kilómetros por hora. Algunos incluso dijeron que el humo de aquellas locomotoras iba a destruir los cultivos. Y con Internet ocurre lo mismo.
¿Cuáles son los mitos sobre Internet y las relaciones de pareja?
-Sobre todo, que Internet favorece la ruptura. Hace poco leí que 28 millones de parejas rompen al año por Facebook y Whatsapp. Sin embargo, no decía cuántas de esas tenían problemas de comunicación, de celos, de desconfianza, etc. Es mucho más fácil echar la culpa a Internet.
¿Quiere decir con esto que la raíz de muchos problemas ‘digitales’ no está en la red, sino en sus usos?
-Así es. Internet es una herramienta y como tal tiene muchas sombras, pero también muchas luces. La cuestión es que siempre ponemos el foco en los riesgos y en los peligros. Y no se puede construir nada positivo desde las miserias. Pero aun así es en lo que basamos la escasa educación digital que estamos dando a los nativos digitales a quienes, por cierto, me gusta más llamar huérfanos digitales.
¿Por qué?
-Porque nadie les dice demasiadas cosas sobre Internet. Les damos un móvil y luego les decimos que no se enganchen demasiado a él. Ahí acaba la educación digital.
¿Cuáles son las características de los entornos digitales que incumben al ligoteo y a las relaciones de pareja?
-La primera es que la distancia pasa a ser irrelevante. También los tiempos. Pero sobre todo, que en Internet podemos elegir distintos grados de anonimato. Uno no se relaciona de la misma manera si en su perfil de Facebook pone su nombre y apellidos o un apodo, ni si en su avatar enseña su cara o su culo. Y si le sumamos que normalmente las relaciones o conexiones digitales ocurren desde nuestra zona de confort, en nuestro sofá, con nuestro Cola Cao y nuestra manta de cuadros, nos da una sensación de seguridad nada desdeñable.
¿Todo esto en qué se materializa?
-En lo que al ligoteo se refiere, en que los códigos son diferentes. No se seduce de la misma manera en un bar que en una red social. Por ejemplo, cuando das un Me gusta, en ocasiones es porque más que ese contenido lo que te gusta es la persona que hay detrás y mediante esa interacción intentas llamar su atención. Esto se ve claramente cuando alguien da seguido Me gusta a 14 o 15 fotos: el mensaje es claro me gustas tú. Otro ejemplo serían las pseudomenciones.
¿Pseudomenciones?
-Son esos comentarios generales que se comparten de manera pública en una red social pero que van dirigidos indirectamente a una persona concreta, que será la única que podrá captar el mensaje real que se quiere mandar. Si esta persona concreta recoge el comentario con un Me gusta o con un retuit se creará un vínculo muy potente. Aunque también cabe destacar que las pseudomenciones se utilizan para bien y para mal.
Más allá de otros códigos, ¿en qué más afecta Internet al ligoteo?
-Sobre todo destacaría que jugar desde un espacio seguro produce que se alcancen altos grados de intimidad rápidamente. Y debido a la inmediatez de estas tecnologías, en ocasiones descuidamos determinadas cuestiones de seguridad a la hora de compartir contenido emocional y erótico.
¿Cómo influye la red a la pareja?
-Cuando nos estamos conociendo facilitan las cosas por eso de estar conectados. Pero luego hay un límite sobre dónde termina la preocupación por lo que estás haciendo y dónde empieza el control que podemos ejercer sobre nuestra pareja. A todos nos ha pasado que después de mandar un mensaje que esta persona lo lea y no nos conteste. Y las interpretaciones que hacemos siempre son en negativo, en vez de pensar que tal vez en ese momento no pueda contestar.
¿Y en parejas ya constituidas?
-Destacaría el cibertonteo. En las redes sociales puedes dejar de ser el novio de o la novia de, y aunque creo que son inofensivos para relación no quiere decir que a la pareja le gusten. Y esto puede crear incomodidades.
Hay quienes opinan que es mejor escribir que hablar. ¿Cree que lo primero va a reemplazar a lo segundo?
-Reemplazar no, pero cada vez nos relacionamos de peor manera en los espacios offline. Las relaciones están y van a estar cada vez más problematizadas por la falta de habilidades sociales. Pero hay que dejar bien claro que esta carencia ya estaba antes de Internet. Vivimos en una sociedad muy individualista en la que tenemos mucho recelo ante el acercamiento. Cada vez nos hablamos, nos miramos y nos tocamos menos. Todo esto venía pasando desde hace tiempo. Internet solo ha consolidado esta tendencia.
¿Qué se puede hacer para resolver esta falta de habilidades sociales?
-Trabajarlas. Nadie viene con ellas de serie. Las aplicaciones nos permiten a veces no tener que enfrentarnos a ciertas situaciones. En el ámbito del ligoteo on line, cuando se comienza una relación no hay mayor problema. Es más, muchos jóvenes van a tener sus primeras relaciones eróticas a través de un medio digital. Pero al final siempre tenemos la expectativa de que esas relaciones se conviertan en un cara a cara. Y ahí esos niveles de intimidad y de seguridad ya no son los mismos. Pero más allá de la erótica, las habilidades sociales son muy importantes para resolver conflictos.
¿Por qué?
-Muchos de los problemas del aula se solucionan en las redes sociales. Algunos jóvenes dicen incluso que discutir por Whatsapp es mejor porque te atreves a decir cosas que en persona no te atreverías. En muchas ocasiones ahí está el problema, porque en persona recibimos información constante de cómo está el otro y podemos subir o bajar el tono en consecuencia, pero mediante Whatsapp, por ejemplo, nos perdemos toda esa información.
¿Consejos?
-En lo que a las familias se refiere, los padres tienen que ser responsables de lo que sus hijos hagan en Internet. Esto no quiere decir que tengan que ver todas sus interacciones y controlar su teléfono móvil. Este es un espacio de intimidad y hay que enseñar el valor de la intimidad. Además, no hace falta mirar lo que hacen nuestros hijos en las redes sociales; basta con ver lo que hacen fuera de ellas. Porque a las redes sociales les falta un apellido: on line. Una red social también es un aula o el grupo de amigos de mi hijo. Por tanto, hay que ver quién es mi hijo o mi hija en estas redes sociales off line, qué habilidades sociales tiene y cuál es su nivel de autoestima. Estos tres indicadores pueden dar información sobre qué puede buscar en Internet.
¿Respecto al ligoteo?
-Hay que diversificar las oportunidades y eso significa que no se puede ligar solo por Internet. Es más, si todo va bien todos los ligues tarde o temprano van a pasar al espacio off line. De ahí que Internet sea una herramienta más, pero al final uno se lo curra cara a cara. Quien se relaciona bien offline también se relaciona bien online. Al final las carencias, los miedos y las miserias pueden pasar disimuladas cuando utilizamos una aplicación, pero no vamos a utilizarla siempre. Por eso es fundamental trabajar la vida off line para luego poder desenvolvernos bien en la vida on line
¿Y en cuanto a la pareja?
-Yo creo que hay que conversar sobre el contrato de pareja en la era digital. Todas las parejas tenemos un contrato de fidelidad pero pocas lo modificamos y ajustamos a nuestra situación de pareja. Normalmente aplicamos el contrato estándar y este es de carácter predigital. Por lo tanto, hay determinadas cuestiones, como el cibertonteo, que deberíamos hablarlas e introducir una cláusula digital.