Bilbao - Es lo que tiene el calentamiento global: estrés térmico para el planeta debido a la concentración de gases de efecto invernadero y olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas, para sus habitantes. Y Euskadi no es un oasis en este sentido. De hecho, la geografía vasca ya conoce estos episodios meteorológicos extremos que el pasado mes de julio sin ir más lejos dejaron temperaturas por encima de los 40º; y también sus consecuencias más trágicas: la muerte por efecto directo o por el agravamiento de patologías existentes.

Y de seguir aumentando las emisiones de gases contaminantes sin que se adopten medidas de mitigación, el conjunto de la CAV se enfrentará a un incremento de esas olas de calor que podrían llegar a provocar un aumento de la mortalidad del 13% al 54% “en el escenario más desfavorable”. Así lo pone de manifiesto uno de los proyectos de adaptación al cambio climático cuyas conclusiones serán presentadas hoy en el Foro Klimatek.

Según el estudio del instituto vasco de investigación de cambio climático, BC3, las olas de calor son consideradas por la Organización Mundial de la Salud como uno de los fenómenos meteorológicos extremos “más peligrosos” con gran impacto sobre la salud de las personas. “El País Vasco no queda al margen de esta tendencia climática”, resumían los expertos del instituto vasco de investigación de cambio climático. Por eso, desde 2006 existe un Plan de prevención en situación de ola de calor que describe los efectos posibles de una situación de calor extremo sobre la salud de las personas e identifica los principales grupos de riesgo.

Para la realización del proyecto, el BC3 seleccionó cuatro municipios vascos que representan cada una de las zonas climáticas identificadas por Euskalmet: Donostia (zona costera), Bilbao (zona cantábrica interior), Gasteiz (zona de transición) y Laguardia (eje del Ebro). “En el escenario de emisión más desfavorable, es decir, en una situación en la que no se pongan en marcha políticas de mitigación y las emisiones sigan aumentando, los impactos permanecerán constantes aproximadamente hasta 2050, momento a partir del cual se observa un aumento significativo de los impactos, así como un aumento de la variabilidad de los mismos”, zanja el estudio.

Cuatro ejemplos En este escenario, la mortalidad aumentaría entre un 13% y un 54% en Bilbao, entre un 18% y 58% en Donostia y entre un 46% y un 54% en Gasteiz en el periodo 2020-2100. El decalaje, ilustraban, viene determinado por la existencia o no de procesos de aclimatación fisiológica. Tal y como manifestaba la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, “es necesario afrontar el que es sin duda es uno de los retos ambientales más urgentes y complejos al que se enfrenta la humanidad”. En este sentido, insistió en que las estrategias de cambio climático regionales “se configuran como instrumentos imprescindibles para dar una respuesta eficiente y responsable junto con el resto de países y regiones”.

Si en el Estado español se habló 6.500 muertes por las olas de calor, según un estudio del Instituto de Salud Carlos III, en la CAV se evidenció un aumento del 13% en urgencias hospitalarias atendidas en Osakidetza en agosto de 2003, así como un 3,3% en los ingresos y un 7% en los fallecimientos respecto al mismo período del año 2002, además de registrar 3 casos de muerte cuya causa directa del fallecimiento fueron patologías relacionadas con el calor aunque con factores de riesgo asociados en al menos dos casos.