Bilbao- Faltan pocos días para que arranque Korrika. Además con números redondos, 20 ediciones ya.

-Creemos que la cita de este año también será multitudinaria, emocionante y plural. El mensaje que estamos trabajando los últimos meses es un mensaje inclusivo, porque Korrika es una gran fiesta a favor de la igualdad entre las lenguas desde el euskera. A días de que empiece Korrika tiene toda la pinta de que será mundial.

Calentemos motores...

-Arranca el 30 de marzo a las cinco de la tarde del precioso pueblo vizcaíno de Otxandio y después de diez noches y once días terminará en Iruñea el 9 de abril después de recorrer toda la geografía de Euskal Herria. Para nosotros terminar en Iruñea tiene un valor especial porque estamos en un cambio político, y el euskera está tomando fuerza y está de nuevo en la agenda.

¿Habrá sorpresas?

-Siempre decimos que el movimiento a favor del euskera tiene que pasar sí o sí por el trabajo conjunto entre instituciones, organizaciones civiles como AEK y la gente. Y sí que en la carrera se van a hacer guiños a ese mensaje. Por ejemplo vamos a correr juntos todos los que trabajamos a favor del euskera, va a haber un kilómetro en el que tomen parte todos los alcaldes o al menos esté presente la representación de las capitales de Euskal Herria. El mensaje es remar todos juntos por el euskera.

Querrá decir correr, tipi-tapa... -(Sonríe) En este caso corriendo, eso es. La implicación de todos es fundamental para que todo este esfuerzo conjunto no se quede en una mera foto y porque creemos que el mejor legado que podemos dejar es que en la siguiente edición se vuelva a unir a toda Euskal Herria por el euskera.

‘Batzuk’ es el lema de este año. ¿Por qué?

-Porque el euskera es una lengua, una cultura, una vida y una manera de ver las cosas. Y lo que queremos decir a la gente que aún no ha dado el paso es que se una a este movimiento porque, al fin y al cabo, pensamos que estar a favor del euskera es estar a favor de todas las lenguas y de la cultura universal, algo que nos va a enriquecer como personas.

¿Se imagina un horizonte en el que Korrika ya no fuera necesaria?

-Nos gustaría un horizonte en el que no exista la necesidad de la recaudación económica que hay detrás de Korrika, pero al mismo tiempo creo que no debería desaparecer la ilusión y la magia que se viven cada dos años en Korrika.

Porque Korrika quizás sea el único acto popular que aglutina a todos los pueblos de Euskal Herria.

-Efectivamente. Y eso crea una magia, unas emociones y unos sentimientos que yo creo que si no existiese Korrika habría que inventarla. Yo creo que siempre habrá Korrika.

¿Se nota en algo el gobierno del cambio en Nafarroa?

-Te diría que sí, nuestros datos de matriculación son mejores. Pero creo que independientemente de la polémica mediática, la gente vive en euskera en Nafarroa con tranquilidad y lo más positivo es que cada vez hay más gente que quiere hacerlo. Y eso se nota. Por ejemplo este año se han comprado más kilómetros que nunca; el Parlamento navarro ha realizado un llamamiento expreso a la participación ciudadana en Korrika, y además es la primera vez que tanto el Ayuntamiento de Iruñea como el Gobierno de Nafarroa nos han recibido y les hemos podido explicar nuestro proyecto. Hay muchos signos que muestran que las cosas están cambiando en Nafarroa y eso es porque la ciudadanía realmente quiere vivir en euskera. Insisto, el lema de este año es que estar a favor de una lengua es estar a favor de todas las lenguas, algo que nos enriquece como personas.

¿Y qué piensan de la situación de Iparralde con la nueva Mancomunidad?

-Creemos que ahí se está abriendo un espacio muy importante para la normalización del euskera. Todavía se va a poner en marcha la Mancomunidad, pero de un tiempo a esta parte siempre decimos que los aires que llegan desde Iparralde son de colaboración y ayuda mutua. Se ha avanzado mucho los últimos años, pero tenemos muchas esperanzas en la oficialidad.

Korrika ya ha dado los primeros pasos fuera de nuestras pequeñas fronteras. ¿Cómo va Korrika internacional?

-Por un lado hemos exportado Korrika a lugares que tienen lengua propia como Irlanda, Bretaña y los mapuches han hecho una Korrika este año. Y por otro lado estamos viendo que hay un movimiento impresionante a través de las Euskal Etxeak con el Instituto Etxepare y de la gente de aquí que ahora está viviendo en el extranjero. Nos han llegado un montón de vídeos desde París, Madrid, Buenos Aires, Sidney, Nepal, Londres... Han llegado vídeos desde 27 países distintos, Korrika ha llegado a todos los continentes.

Supongo que estos días serán una locura con el tema de la organización de los últimos detalles. ¿Cuál está siendo la respuesta de las personas voluntarias?

-Una Korrika sin la ayuda de los y las voluntarias sería imposible. Es cierto que AEK tiene euskaltegis en muchos sitios pero evidentemente no estamos en todos los pueblos de Euskal Herria, por tanto la ayuda del voluntariado es super importante. Estamos muy contentos porque estamos viendo la ilusión que hay y también percibimos la pena de la gente de aquellos pueblos por los que no pasa Korrika este año. Quería aprovechar, precisamente, para agradecer toda su energía e ilusión a los voluntarios y a toda nuestra gente de AEK porque, además del trabajo diario, sacan un hueco para Korrika. Pero, bueno, hay que decir que es un trabajo muy satisfactorio.

Seguro que ha vivido incontables Korrikas. ¿Cuáles son las etapas que más le emocionan?

-Hay muchos momentos, pero para mí Korrika tiene tres momentos muy significativos. La salida, ese momento mágico en el que se mete el mensaje en el testigo para recorrer toda Euskal Herria. En ese momento piensas: “ostras, dentro de once días ese mensaje va a llegar a su destino”, en ese caso a Iruñea. Sobre todo es muy emocionante el último kilómetro, el kilómetro de AEK, donde está toda nuestra gente. Ves y sientes tantas emociones. Y cuando el testigo vuelve a nuestras manos después de haber pasado por cientos de manos piensas: “jopé, qué no habrá visto este testigo, cuántos sentimientos habrá dejado a su paso. Y el otro momento mágico es cuando llega a mi pueblo, a Elorrio. Ves que llega el testigo junto a toda la carrera, ves los nervios de la gente y, sobre todo, la alegría que deja en el pueblo cuando Korrika sale al siguiente pueblo.

Sé que es alto secreto, ¿pero quién leerá el mensaje este año y sobre qué hablará?

-Pues para eso hay que esperar al 9 de abril a las doce y media en el paseo Sarasate de Iruñea.