madrid - El 28 de julio de 2010, la Asamblea General de la ONU reconoció de forma explícita el derecho humano al agua y al saneamiento y admitió que ambos son esenciales para el cumplimiento de todos los Derechos Humanos. Sin embargo, aún hay en el mundo 663 millones de personas sin acceso a agua potable mejorada.
Aunque en las últimas décadas se han hecho avances y se ha logrado reducir por debajo de 700 millones esta cifra, lo cierto es que el reto fijado por los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de reducir a la mitad para 2030 la población sin acceso sostenible a agua potable y saneamiento básico aún no se ha alcanzado.
Desde 1993, la ONU celebra el 22 de marzo el Día Mundial del Agua. El lema de este año es ¿Por qué malgastar agua?. En su mensaje, el presidente de ONU Agua y director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, ha hecho un llamamiento a reducir el derroche de este bien tan preciado, teniendo en cuenta que la población mundial va en aumento y con ello la necesidad de agua potable. “El agua es finita. Tiene que cubrir la necesidad de cada vez más personas y solo tenemos un ecosistema del que extraer nuestro agua”, recordó Ryder.
Además, para 2030, se prevé que la demanda mundial de agua haya aumentado un 50%, procediendo la mayoría de la demanda de las ciudades. Para 2050, cerca del 70% de la población mundial vivirá en ciudades, frente al 50 por ciento actual, por lo que una mejor gestión de las aguas residuales se antoja fundamental.
Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de las ciudades de los países en desarrollo no disponen de la infraestructura o recursos adecuados para gestionar las aguas residuales de forma eficiente y sostenible.
De los 663 millones de personas sin acceso a agua potable,lo que representa uno de cada diez habitantes, la mitad de ellos, 319 millones se encuentran en África Subsahariana.
Además, son las mujeres y los niños los encargados generalmente de ir a coger agua. En total, gastan 125 millones de horas al día recogiendo agua, un tiempo que en el caso de los niños, y sobre todo las niñas, suelen restar de acudir a clase. En algunos casos, mujeres y niñas llegan a pasar hasta seis horas al día en esta tarea.
Por otro lado, cada 90 segundos muere un niño por enfermedades relacionadas con el agua. Las enfermedades diarreicas son la tercera causa de muerte entre los menores de cinco años y provocan unas 340.000 muertes al año. Además, según datos de UNICEF y la OMS, unos 161 millones de niños sufren retraso del crecimiento o malnutrición crónica vinculada a la falta de agua, saneamiento e higiene.
Asimismo, el acceso universal a agua y saneamiento generaría unos beneficios económicos de 32.000 millones de dólares al año por la reducción en los costes sanitarios y el aumento de la productividad que supondría que no hubiera bajas por enfermedad relacionadas con ello, de acuerdo con la OMS.
aguas residuales, ‘oro negro’ Las ingentes cantidades de aguas residuales domésticas, agrícolas e industriales que producimos y desechamos cada día podrían ser un nuevo oro negro con el que hacer frente a la escasez hídrica. Así lo apunta Naciones Unidas en su informe anual sobre el desarrollo de los recursos hídricos.
Una “proporción considerable” de las aguas residuales que se vierten, ni se recogen ni se tratan previamente, especialmente en los países poco desarrollados, donde solo se aplica tratamiento a un 8% del agua utilizada. Redoblar estos niveles y acercarlos al de los países ricos, donde un 70% de estas aguas recibe tratamiento, es el gran reto que plantea la ONU.
“Se trata de gestionar y reciclar cuidadosamente el agua que usamos en nuestros hogares, ciudades, plantas industriales y explotaciones agrarias”, señala Ryder. “Debemos disminuir los vertidos e incrementar el tratamiento de estas aguas para satisfacer las necesidades ocasionadas por el crecimiento demográfico y la fragilidad de los ecosistemas”, resalta.
Este crecimiento demográfico se experimenta especialmente en los suburbios de las grandes ciudades de los países del Tercer Mundo, dando lugar a menudo a la multiplicación de poblados chabolistas sin las menores condiciones de saneamiento. - Efe/E.P.
600
Casi 600 millones de niños, uno de cada cuatro, vivirá en 2040 en zonas con recursos de agua “extremadamente limitados”. Unicef advierte de cómo el cambio climático está agravando el problema.
Proceso “participativo”. La ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, insiste en la necesidad de plantear un Pacto Nacional del Agua, que asegure un uso eficiente del recurso.