Donostia - Isa Jiménez rompe en muchos aspectos esos estereotipos de la mujer gitana que tanto le disgustan y para combatirlos trabaja desde el Área de la Mujer de la Asociación Gitana por el Futuro de Gipuzkoa (Agifugi) y la Comisión de Mujeres Gitanas de Euskadi.
¿Cómo definiría la situación actual de las mujeres gitanas en Euskadi?
-Lo primero es indicar que las mujeres gitanas no somos homogéneas ni todas iguales. Es importante que se visibilice que entre la mujer gitana hay una gran diversidad. Dentro de esta diversidad la mujer gitana ha avanzado mucho. Que yo esté haciendo esta entrevista o que haya un grupo motor como la Comisión de Mujer Gitana eran cosas impensables hace veinte años y demuestran un avance.
Pero aún queda mucho por hacer.
-Es cierto que en algunos aspectos aún tenemos que avanzar, pero hay que tener en cuenta que sufrimos lo que muchos autores denominan una triple discriminación: por ser mujer, por pertenecer a una minoría y por carecer de formación básica. Desde el mundo del asociacionismo se está apoyando mucho a la mujer gitana para que vaya avanzando, sobre todo en su papel en la sociedad.
Esa triple discriminación no aplicable en su caso, ya que usted sí tiene formación.
-Hace cuatro años empecé a estudiar Educación Social, me queda el trabajo de fin de grado, que haré este año. También tengo formación de terapeuta Gestalt y he hecho muchísimos cursos, porque siempre estoy intentando mejorar. He aprendido que la educación me puede dar las herramientas necesarias para hacer de puente o de mediadora entre la comunidad gitana y la sociedad dominante.
¿Es difícil encontrar el equilibrio entre la integración en la sociedad dominante, como usted la denomina, y el mantenimiento de la identidad cultural?
-Yo no me tengo que integrar, estoy integrada, me siento partícipe activa de la sociedad vasca. A mí la palabra integración me da un poco de vértigo. Cuando vives aquí, trabajas, pagas, contribuyes, te educas aquí, ya estás integrado. A mí me gusta más el término asimilar. Yo asimilo lo que a mí me interesa de la sociedad dominante. Hay valores con los que no estoy de acuerdo y otros con los que sí y que me encantan, e intento compaginarlo. Es cierto que cuando tú ya tienes cierta madurez es más sencillo, mientras que cuando eres adolescente el choque cultural es mayor. Compaginar las dos culturas se hace más complicado cuando empiezas a darte cuenta de que hay dos sociedades y vas viendo las diferencias. Hasta que no empiezas a ir al colegio no eres consciente de que eres tan distinta o de que te van a rechazar, de que te van a llamar gitana, es entonces cuando empiezas a darte cuenta de que eres distinta.
¿Usted ha sentido rechazo?
-Yo sí, sí lo he sentido.
¿En qué? Póngame un ejemplo.
-Ahora mismo, con mi currículum si yo me presento a cualquier convocatoria de trabajo, si omito la información de que soy gitana creo que me podrían coger, pero si lo digo no me cogerían.
¿Por qué cree que hay una especie de estigma sobre los gitanos?
-No dudo de que hay gitanos o gitanas que no han hecho las cosas bien, pero se tiende a generalizar. Veo que los estigmas y los prejuicios son resistentes al cambio y los prejuicios sobre nosotros se están heredando. Si tu preguntas en la calle o haces una encuesta sobre cómo es la mujer gitana enseguida te van a decir ‘vulgar, analfabeta, del mercadillo...’ Nos han puesto unas etiquetas. A mí a veces me dicen ‘tu no eres gitana’ porque no correspondo con la imagen que se han hecho de nosotras, y es una imagen que a la sociedad le cuesta cambiar.
Programas de televisión como ‘Los Gipsy Kings’ ¿contribuyen a perpetuar esa imagen?
-Claro. Yo estoy muy dolida con este tipo de programas porque dan una imagen que repite y perpetúa clichés, da una imagen de la mujer gitana como una mujer pasiva, gritona... Estas cosas no nos favorecen nada, estamos trabajando un montón por la integración, por la sensibilización y luego sale un programa de estos y mina todo el trabajo de años.
De los estereotipos o prejuicios que hay sobre los gitanos ¿cuál le molesta o le duele más?
-Para mí lo peor es que nos exigen que nos esforcemos más que cualquier otra persona. Si eres gitana tienes que esforzarte en demostrar que eres una persona limpia, que no roba, que ha estudiado, que va a trabajar puntualmente, que no la va a liar, que lo que te diga no va a ser mentira... parece que no se toma en serio el papel de la mujer gitana. Me duele cuando no se nos toma en serio.
¿En qué aspectos cree que deben avanzar las mujeres gitanas?
-En los itinerarios de vida que tenga cada mujer. A la hora de avanzar no me parece positivo que se vaya empujando, que pensemos que el cambio tiene que ser rápido. Creo que hay que respetar el ritmo de cada mujer y se comprueba que vamos mejorando más y más. Aquí no hay muchas mujeres emprendedoras o universitarias, pero en otras zonas sí y espero que nosotros nos pongamos a ese nivel, que vayamos mejorando, acabando los cursos escolares y que cada mujer se proponga su meta de vida. La formación es importante, siempre la aconsejo y la apoyo, pero estudiar no lo es todo, se trata de avanzar y mejorar.