La alimentación es -y será- uno de los grandes retos marcados en la agenda europea para los próximos años. La solución pasará por innovar y, sobre todo, por impulsar una cadena alimentaria segura, sostenible, moderna y que responda a los intereses y necesidades de la población de las próximas décadas. Desde productos para personas con diabetes o embarazadas, a dietas completamente personalizadas y saludables para séniors, sin descuidar la aplicación al sector de avances tecnológicos como las impresoras 3D de alimentos.
Lo avanzaba ayer, en declaraciones a este diario, Begoña Pérez Villareal, directora de Innovación de EIT Food -el consorcio europeo al que Euskadi aportará su granito de arena de la mano del centro tecnológico Azti, especializado en investigación alimentaria y marina, y del que también es directora de Mercado- y también de la experiencia acreditada por la firma Angulas Aguinaga, con presencia en más de una veintena de mercados de todo el planeta.
Estas dos piezas vascas del consorcio EIT colaborarán durante los siete próximos años con otros 48 socios -entre los que se cuentan “la empresa de alimentación más importante del mundo” [Nestlé], la universidad de Harvard, Bosch, Siemens o PepsiCo- y 39 start-ups para definir la estrategia de la industria alimentaria. El objetivo, resumía Pérez Villareal, “es dar poder al consumidor para que se autogestione la elección de los alimentos” y pueda hacerlo en función de su estado de salud, su edad o su nivel de actividad. Esto supondrá fabricar alimentos personalizados para niños con problemas de obesidad, personas embarazadas, de edad avanzada, con diabetes o tendencia a padecerla? Es decir, apostillaba la directora de Innovación de EIT Food, “productos dirigidos a nichos de población muy concretos”.
Otro de los ámbitos sobre los que también se prevé desplegar la acción innovadora de este consorcio -los 50 socios aportarán 1.200 millones de euros y la Comisión Europea otros 400- será el tecnológico. Surgirán electrodomésticos caseros y se normalizará el uso de otros ya existentes en la actualidad para dar un toque personal a los alimentos. Será, ilustraba Pérez Villareal, “como una cafetera de esas de las que hay en las casas, pero con otras materias primas, que nos permitirá por ejemplo, personalizar una tortilla”.
También se refirió al desarrollo de las apps de salud. Mejor dicho, a una evolución de las actuales; con nuevas funcionalidades y que, en definitiva, ayuden a las personas usuarias a tomar decisiones apropiadas sobre alimentación, niveles de vitaminas en dieta... Relacionado con este amplio y fértil terreno por abonar, la directora de Innovación del consorcio EIT puso el acento en la “digitalización del sector alimentario” mediante herramientas tecnológicas que permitan al consumidor final “conocer la calidad y autenticidad” de los alimentos [trazabilidad]. “Es algo muy deseado por el consumidor y contribuiría a restablecer y recobrar la confianza del consumidor”, apostillaba.
Y todo ello, buscando la sostenibilidad y la eficiencia en el empleo de recursos naturales y materias primas, lo que redundará en la generación de menos residuos en toda la cadena: producción, transformación y consumo de productos. De hecho, tal y como subrayaba Pérez Villareal, el EIT es un consorcio agroalimentario que “se alimenta de empresas europeas del sector muy importantes y de otras que no son propiamente del sector pero que son esenciales para la modernización del mismo. La digitalización -indicaba- tiene que entrar de lleno en el sector agroalimentario”.
Una idea en la que también incidió ayer Arantxa Tapia durante la primera asamblea general del consorcio internacional celebrada en Bilbao. En palabras de la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, el objetivo es “ser capaces de responder de forma rápida a las formas de consumo y las nuevas oportunidades que se van generando en nuestra sociedad y que nos está solicitando los consumidores, y, además, hacerlo a la vez que generamos empleo y riqueza a través de esas tecnologías e impulso a la innovación”,
Desde Euskadi, aportaba Tapia, se han definido seis áreas de trabajo que durante estos próximos años serán integradas y asumidas por el consorcio EIT. Desde la generación de nuevos productos “y nuevas formas de hacer gastronomía, acercándonos a esos productos y dietas específicas para séniors o niños”, pasando por la “aplicación de tecnologías y por nuevos modelos de conservación que nos permitan garantizar la calidad y la seguridad de los alimentos que estamos poniendo en marcha”, expresaba ante un auditorio de 250 directores e investigadores de un centenar de empresas, start-ups, universidades, centros tecnológicos y fabricantes de maquinaria para la industria agroalimentaria como la conocida John Deere.
“Nos encontramos -remató Tapia- ante un nicho de oportunidad que además de responder a las necesidades sociales, podrá ser un ámbito generador de actividad económica y empleo”.