tu hermano fue asesinado por el terrorismo del GAL. Ayer me impresionó tu dolor, que comparto. Tienes mi afecto y te ayudaré. AA” Tuit de Alfonso Alonso a la entonces candidata de Podemos, Pili Zabala, el 16 de septiembre pasado. No sé a este hombre qué le ha ocurrido para que pase de ser el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados a Ministro de Sanidad, y acabe de la noche a la mañana siendo el portavoz del último partido político en el Parlamento Vasco. Posiblemente esta situación por la que Alonso está pasando no le deje ver la evolución de la sociedad vasca en un tema tan importante, aunque ya no prioritario, que es el cierre definitivo del capítulo violencia a través de lo que se denomina “paz y convivencia”.
Pasar de ser imprescindible en el Partido a nivel español y posible recambio de Rajoy (como se rumoreaba en los mentideros madrileños) a ser el último portavoz en un pequeño Parlamento no es fácil y eso honra a Alonso, pero seguir jugando y actuando en clave de buscar rédito en España haciendo una política de espaldas a la sociedad vasca a la que se debe como parlamentario vasco que es, no es de recibo. Si por ridículo se entiende algo grotesco, extravagante o muy raro, es eso lo que a muchos nos ha parecido lo realizado esta semana por el PP vasco.
Aquellos segundos de silencio en el debate de la campaña electoral y el tuit del día después con el que empezaba esta columnita, le otorgó a Alonso un carácter humano digno de agradecer que tras las Elecciones Vascas y su descoloque en la política y gobierno españoles, parece haber olvidado. Aquí de lo que se trata de una vez es, sin olvidar el dolor (eso cada uno lo llevará siempre con él o ella) tratar de entender al viejo enemigo para que a través del perdón y reconocimiento del dolor sufrido por todas las partes, brote el arrepentimiento y cicatricen las heridas que todavía supuran.
No se pide más que eso a los políticos hoy en día en Euskadi, que estén a la altura de las circunstancias y con los pies en el suelo de la tierra que les ha elegido, sin defender posturas que, todavía y por desgracia, dan rédito más allá de nuestros Territorios.
El día 10 de noviembre en Euskadi se conmemora el “Día de la memoria” por ser una de las pocas fechas que no tiene una gota de sangre derramada por la sinrazón de ninguna parte. Un día en el que sólo se exige a la clase política altura de miras, unidad y poner un ladrillo más en la casa de la paz que estamos construyendo entre todos en esta tierra vasca. El día 11 de marzo se conmemora en toda Europa el “Día europeo de las víctimas del terrorismo”, ya hay un día para eso que Alonso demandaba, pero el jueves pasado era el “Día de la memoria” que va mucho más allá y es mucho más cercano a la realidad sufrida y ya superada aquí. Tal vez sea la memoria la que le ha dado una mala pasada a Alonso olvidándose de aquello que en su tuit escribió y que todos aplaudimos: compartir el dolor de las víctimas, demostrar el afecto y ayudar en lo que se pueda. Que sea ése y no otro el objetivo único de nuestros políticos, lo demás, será seguir haciendo el ridículo.