“Kaixo. Zer moduz?” Así es como saluda Arsenio Zubkovsky, un siberiano de Krasnoyarsk de 22 años que reside en la rusa Kaliningrado. Vestido con su txapela, su bufanda del Baskonia y una camiseta con motivos de cesta punta, es difícil no reparar en él, sobre todo cuando saca la ikurriña a relucir. “Mi sueño era viajar a Euskadi”, comenta mientras pasea con la vista perdida entre los austeros edificios soviéticos. Y lo hizo realidad.
Durante las navidades de 2013 este siberiano se dejó caer por Bilbao, por Gasteiz, por Donostia y por Baiona. “Todo me gustó muchísimo, aunque sobre todo Gasteiz, porque es más tranquila”. Asimismo, quedó fascinado por los tranvías de Bilbao -que difieren bastante de los de Kaliningrado- y aprovechó la ocasión para ver un partido del Baskonia. No obstante, el mayor interés de Arsenio no eran ni el baloncesto ni el turismo, sino el euskera.
“Las lenguas son las llaves a la puerta de cada cultura”, opina este estudiante de Traducción en la Universidad Báltica Federal Immanuel Kant, de Kaliningrado. Para él, no basta con hablar uno o dos idiomas, sino que es necesario aprender más. “Es la única manera de conocer en profundidad diferentes culturas”.
En cuanto a por qué el euskera, no recuerda exactamente ni las razones iniciales ni cuándo fue la primera vez que escuchó a alguien hablar en euskera, pero sí que en Segundo de carrera ya estaba fascinado por el idioma y por su cultura. Y más aún cuando conoció su riqueza y el misterio de sus orígenes. “Así que después del viaje me animé a aprenderlo”.
Euskera y rock Con el libro de autoaprendizaje Arian A1 entre las manos, Arsenio trata de cuando en cuando de hacer suyo el euskera desde Rusia. Indica que el cada vez mayor número de recursos para aprender el idioma a través de Internet le facilita bastante la labor y que para complementar los estudios ve películas y escucha música en euskera. “Es más, mi canción favorita es Gaur y en general Zea Mays me encanta”. Pero también le gustan otros grupos vascos. Aunque eso sí: de rock. “A cada lengua le pega bien un estilo de música y en mi opinión al euskera le pega la música rock”.
Otro dato curioso para Arsenio sobre el euskera fue cómo se escucha en los medios de transporte. “Nunca había imaginado que una simple notificación en el metro de Bilbao pudiera excitar y al mismo momento darte ganas de aprender una lengua nueva”. Sin embargo, lo que realmente llama la atención de Arsenio sobre el euskera es el gran impulso con el que es fomentado desde todos los ámbitos. “En Rusia conviven muchas lenguas minoritarias y regionales, pero no hay demasiados medios de comunicación que produzcan contenido en esos idioma, y menos que se especialicen en ellos”.
A día de hoy, Arsenio asegura que no existe ninguna demanda de traducción de euskera a ruso ni viceversa, pero no lo considera un trabajo en balde. Primero, porque se toma este aprendizaje como un hobby. Y segundo, porque comprender diferentes tipos de gramática le ayuda a interiorizar más rápido otros idiomas. Su consejo para todo aquel que esté pensando en aprender un nuevo idioma: tener un interés por la cultura que hay detrás. “Nunca sabes qué destrezas o lenguas te pueden ser útiles en la vida, así que cuantas más, mejor”.