BILBAO. Un total de ocho miembros de la Ertzaintza han prestado declaración en el juicio, con jurado, que inició este pasado lunes la Sección Segunda de la Audiencia vizcaina y en el que el se juzga a B.Q. por la muerte de su esposa y su suegra el 10 de diciembre de 2014 y el incendio de la empresa de la que era copropietario, que también causó daños en las naves colindantes.

La Fiscalía solicita para el acusado una pena de prisión de 43 años por dos delitos de asesinato con alevosía, con agravante de parentesco, y un delito de daños, lo mismo que la Abogacía del Estado, la acusación particular que representa a la familia y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor. La defensa, por su parte, plantea una pena de 20 años de prisión por dos delitos de homicidio. También están personadas en el caso la representación legal de las empresas y aseguradoras afectadas por el incendio.

En la primera sesión, el acusado reconoció ser "culpable" de las muertes, según afirmó, tras "perder el control de la situación" durante una discusión por motivos económicos con su mujer. Tras una segunda jornada en la que se escucharon las declaraciones de varios testigos, esta tercera sesión se ha dedicado a los testimonios de varios de los agentes de la Comisaría de Durango y del servicio de investigación criminal de Bizkaia que se encargaron del caso.

Los ertzainas han coincidido en señalar la existencia de determinados aspectos que indican que los hechos habrían sido planeados. "No fue cosa de un día, un calentón... Yo no sé si lo tenía planeado para ese día o un día después, eso estará en su cabeza. Pero todo apunta a que lo tenía bien planeado", ha asegurado el instructor de las diligencias policiales.

Los agentes han relatado que el acusado aseguró inicialmente, cuando hablaron con él en el hospital de Galdakao, que dos personas habían acudido a su taller y le golpearon y ataron, además de prender fuego a las instalaciones. En todo momento, han señalado, se mantuvo "frío" y sin mirar a los ojos a los agentes, con "una tranquilidad" que no concuerda con una persona que ha recibido una paliza. "Conozco a las víctimas y era todo lo contrario", ha afirmado uno de los policías.

Además, no preguntó "en ningún momento" por su familia. B.Q. admitió finalmente que había matado a las dos mujeres una vez fue trasladado a Comisaría de la Ertzaintza ya por la tarde.

Sin embargo, ha explicado uno de los investigadores, ya desde el primer momento se sospechó que lo declarado por B.Q. "no tenía ningún sustento". Según ha indicado, tanto en el domicilio donde aparecieron las dos mujeres muertas como en la carpintería "todo era muy burdo", de manera que, por ejemplo, había cajones abiertos o sacados pero su interior "sin tocar", lo que "no se corresponde con la escena de un robo". A su entender, "fue preparando una especie de escenario".

Por otro lado, los ertzainas han asegurado que la posición en la que el acusado estaba colgado, atado, en el montacargas de su empresa "permitía, aun atado, activar el botón de ascenso y descenso" y evitar el incendio. En esta línea, han rechazado la posibilidad de que B.Q. pretendiera suicidarse, sino que, a su entender, "preparó la escena calculando" que "diez minutos después" llegaba "puntualmente" uno de los trabajadores.

Entre los aspectos que llevaron a los investigadores a pensar que los hechos habían sido preparados, se encuentra el hecho de que con anterioridad había relatado a algunas personas que "estaba amenazado" y "temía por su vida", con el fin, a su entender, de "preparar la escena que creó" en el taller.

Según ha indicado uno de los investigadores, aunque tanto su socio como los trabajadores sabían de los problemas económicos de su empresa, "todos dicen que es impensable que, con esas deudas que no eran tan grandes, alguien vaya a atacarle, a dar fuego a su empresa, y mucho menos que vaya a matar a su mujer y a su suegra". "Eso no tiene ningún sentido", ha indicado.

Por otro lado, los investigadores han relatado que, en el año 2012, se produjo "lo que parecía un accidente de tráfico normal" en el que B.Q. aseguró que "el coche se le había ido" y chocó contra un rbol. En aquel caso también, había comentado días antes con distintas personas que "el coche tenía problemas", han explicado.

DISCUSIÓN

También les llevó a pensar que podía tratarse de una acción premeditada otros elementos como el hecho de que mantuviera una relación extramatrimonial, con una hija fruto de ella "una semana antes" de que se produjeran los hechos.

Asimismo, han destacado que el acusado aseguró que había golpeado a las dos mujeres con una barra que solía llevar como medida de autoprotección, pero en su entorno más cercano "desconocían" que portase una barra para protegerse. También han considerado que "si es verdad" que arrojó el arma a un camión que pasaba por la carretera, como aseguró, también parece que "lo tenía muy premeditado" ya que "veía cómo pasaban por esa recta y paraban en el semáforo" de manera habitual.

Dos de los ertzainas han afirmado, asimismo, que durante las conversaciones que mantuvieron con el acusado admitió haber "entrenado" anteriormente la forma en la que se ató las manos él mismo.

Uno de los investigadores también ha indicado que, en función de las declaraciones que se fueron recogiendo, la pareja "hablaba poco y discutía a menudo" desde tiempo atrás debido a que B.Q. quería que su esposa le prestara "apoyo" con el dinero que había cobrado como prejubilación y que ella le negó en varias ocasiones. El agente ha explicado que, según contó el hijo de la pareja, la noche anterior la pareja había mantenido "una fuerte discusión por el mismo motivo".

Por otro lado, han prestado declaración como testigos perito dos agentes de la policía científica que llevaron a cabo la inspección de la vivienda de la pareja. Los dos ertzainas han relatado que encontraron a la esposa del acusado en su cama tapada hasta el cuello con una herida en la frente y otra en la parte parietal, mientras que la otra víctima se hallaba en su cama totalmente cubierta por la ropa de cama y un golpe en la sien, además de petequias en los ojos.

A preguntas de la Fiscalía, han explicado que, para que las víctimas hubiesen estado incorporadas en el momento del ataque, la proyección de la sangre "estaría más arriba".

El juicio se reanudará este viernes con las declaraciones de los médicos forenses que encargados de realizar las autopsias a las dos víctimas.