bilbao - La trayectoria profesional de esta brillante mujer ha ido ligada al marketing, sobre todo a los estudios de mercado y metodología cualitativa, “lo que me permitió en un momento dado desarrollar el Instituto”. Isabel Romero preside también la Junta Islámica, una de las primeras organizaciones constituidas en España y también está al frente de la Comisión de Patrimonio Histórico de la Comisión Islámica de España. Estos días ha visitado Euskadi para hablarnos de Halal, una forma de entender la economía y la relación con la naturaleza desde el Islam, al tiempo que potencia un sector económico en auge y con gran capacidad de generación de empleo. Su charla es parte del programa Otras miradas-beste begiradak que Baltistan Fundazioa desarrolla junto con Bilbao Mendi Film Festival y el patrocinio de la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao.

¿Qué es Halal?

-Un consumo de productos y de economía que respeta las normas del Islam. La industria Halal no solo abarca el sector de los alimentos, también engloba el del Turismo, la Banca y las Finanzas, los Fármacos, cosméticos.... Halal es sinónimo de calidad, salubridad y sostenibilidad.

¿En qué consiste el Instituto Halal?

-Una entidad creada por la Junta Islámica, que es nuestra entidad religiosa y de la que soy presidenta; es de las primeras comunidades que se fundan en España con la aprobación de la Ley de Libertad religiosa. Se pone en marcha con el objetivo de desarrollar el artículo 14 del Acuerdo de Cooperación firmado entre el Estado español y la Comunidad Musulmana, en el que se recoge el derecho que tenemos los musulmanes y musulmanas a acceder a alimentación y a servicios halal. La finalidad es difundir, cuidar y proteger el concepto halal y, además, iniciar un procedimiento de certificación que permita a las industrias elaborar y comercializar productos destinados a mercados musulmanes, por supuesto para el mercado nacional, pero también para Europa y el resto del mundo.

¿Cómo surgió la idea?

-El presidente de la Comunidad fue el firmante del acuerdo de cooperación; hemos sido la entidad que ha intentado desarrollar distintos aspectos del acuerdo porque la comunidad musulmana hasta entonces no podía acceder a alimentos halal. La preocupación inicial fue garantizar ese derecho para que los niños en las escuelas pudieran tener alimentos permitidos. Para que en hospitales, en prisiones, en todos los espacios públicos donde hubiera musulmanes pudieran hacer uso de ellos.

Suele aceptarse que los tres motores de la historia son la economía, la religión, la nacionalidad. ¿Puede entenderse las unas sin las otras?

-Difícilmente. En el mundo musulmán o cristiano se confunde la tradición cultural con la espiritual o religiosa. A veces es muy bueno, pero también genera conflictos; en muchas ocasiones el individuo que nace en un contexto cultural y religioso determinado no se pregunta el porqué de las cosas, da por hecho lo que le viene dado y eso hace que pueda repetir cosas que a lo mejor no son correctas.

¿Qué aporta de peculiar la visión de la economía desde el islam?

-En el Islam la economía es muy clara; el interés y la usura están prohibidos. Frente al modelo superexplotador, supercapitalista, la cultura islámica defiende que la economía debe de ser horizontal para que permita desarrollar sociedades y no solo enriquecer personas; yo creo que es la aportación más interesante que puede hacer en este momento la economía islámica cuando las grandes corporaciones luchan por controlar la globalización. El mover en economías pequeñas conceptos como la economía islámica puede ser muy interesante y una gran aportación.

Jeque multimillonario, petróleo, islam... ¿Qué tiene que ver con el sistema de la economía que patrocina Halal?

-Nada. La economía del petróleo se mueve en los mercados capitalistas. Dentro de esos países hay gente que sí apuesta por una economía islámica, más en contextos asiáticos que árabes, pero sí que están adquiriendo mucha fortaleza fondos de inversión islámicos que están sujetos a determinadas reglas

¿Por ejemplo?

-Un fondo de inversión nunca puede ayudar a financiar a una empresa que fabrique armamento; está prohibido porque es Haràm. Con la crisis económica están siendo muy buscados porque aportan estabilidad. Otro elemento desestimado es el excesivo riesgo; todo el fenómeno de las hipotecas subprime no se hubiera podido producir en un modelo de este tipo. Y sin embargo ofrece fortalezas porque el objetivo no es el dinero en si mismo, sino lo que es capaz de mover como bien social.

Usted es mujer. En Occidente la opinión sobre la mujer en el Islam es muy controvertida. ¿Qué posición ocupa en este sistema de economía que propone Halal?

-Yo soy directora general del Instituto. Quiere decir que también nos pesa un estereotipo y que hay países con dictaduras donde las mujeres están discriminadas. No es consustancial al Islam; se debe al patriarcado y a modelos autoritarios que quieren que las mujeres estemos apartadas de cualquier ámbito de decisión social o de poder. También es cierto que en determinadas culturas -me refiero a las asiáticas- el concepto de igualdad y de equidad está bastante más desarrollado que en las culturas árabes.

Dicen que Halal es un sector en auge con gran “generación de empleo”. ¿Con el elevado paro actual se puede aplicar aquí?

-Claro. Solo las 300 industrias y empresas que están certificadas Halal suponen en este momento más de 2.000 empleos directos y entre directos e indirectos unos 22.000 todos sustentados sobre una economía Halal; es una oportunidad en incremento constante. El mercado Halal mundial son hoy en día 1.600 millones, pero las proyecciones de crecimiento para 2030 se sitúan en 2.200 millones de habitantes en el mundo que serán musulmanes y que demandarán productos y servicios.

¿Se está aplicando en otros países?

- Sí. España no ha modificado su ley bancaria para que lleguen los fondos de inversión islámicos, pero en Europa todo el mundo lo ha hecho. Hace tres años, Londres se levantó y dijo: Yo soy la capital de la economía islámica en Occidente. Tiene 9 bancos islámicos operando en el Reino Unido; en Bélgica y Alemania también hay.

El ISIS, Siria, Guerra en Oriente Medio ? atentados terroristas, mujeres sin derechos civiles... todo esto lo asociamos a países musulmanes y al Islam. ¿No teme que al oír hablar de Halal lo integremos en el mismo saco?

-Es lógico que cada vez que hay un atentado, sobre todo en Europa -que los muertos, nos duelen más que los del otro lado-, salga la islamofobia; hay una asociación inevitable entre musulmán y terrorista aunque no tengan nada que ver. Si los 1.600 millones de musulmanes fueran terroristas o radicales, no sé dónde estaríamos. Los terroristas son minoría; no los reconocemos como musulmanes. Nosotros somos tan víctimas como el resto de la sociedad de esta gente y de su visión excluyente que tienen del otro. En el fondo son muy fascistas. Todo aquel que considera que el otro no cabe es un supremacista y esto no casa con el Islam ni el movimiento que impulsa la Fundación Halal.