Los grandes proyectos incumplidos generan sentimientos de frustración y recelo en las sociedades que los padecen, como ocurre con el aeropuerto de Foronda, que nació en la década de los setenta como gran impulsor de modernización y progreso alavés y que ha terminado en una realidad sometida a inciertos vaivenes políticos y económicos que no le han permitido despegar, y que en la actualidad alienta la ilusión de recuperar el servicio 24 horas como condición de mejora y crecimiento.
El esclarecedor dicho de que entre todos la mataron y ella sola se murió puede aplicarse a nuestro lánguido aeropuerto, en el que varias administraciones pululan sin definir el rumbo adecuado de eficaz y eficiente solución aérea. El asunto de Foronda es un tema ciudadano que de vez en cuando surge como popular Guadiana, al igual que la central de Garoña, el auditorio, o el Museo de Pelota, superado ya el asunto de la estación de autobuses y pendientes del trazado del AVE con conexión capitalina.
VIT, en código IATA, fue inaugurado en 1980 y es el sucesor de los pequeños aeropuertos de Lakua y Salburua. En 2011 se interrumpieron los vuelos de pasajeros y desde entonces languidece, con algún momento de actividad pasajera. Los aeropuertos cercanos mantienen una actividad escasa y languideciente, ya que solamente el aeropuerto del Gran Bilbao (1.000.000 de habitantes) mantiene un alto ritmo de contratación en vuelos nacionales e internacionales.
Muchas veces en la opinión pública se maneja el argumento de que Foronda fue ahogado por Loiu como argumento para explicar la vida triste y decadente de un aeropuerto bien emplazado. Algunas voces defienden que es mejor que el bilbaíno, y que estas calendas de crisis han complicado la vida del aeropuerto vitoriano, especializado en aviones de carga, en número importante y creciente, mientras que los pasajeros son como menudas gotas en instalación preparada para más altos vuelos.
El sentimiento de frustración y ninguneo arraigado en parte de la sociedad alavesa ha creado una pringosa ponzoña que enfrenta a vitorianos y bilbaínos con descalificaciones que generan malos rollos, estereotipos y enfrentamientos cerriles que no ayudan a la construcción de una sociedad vasca que quiere mejorar su desarrollo económico y social y que debe articular mecanismos de acción social y planificación para construir territorio equilibrado, evitando querellas vecinales, enfrentamientos cantonales y peleas obsoletas que nada aportan al conjunto.
Nuestra Cámara de Comercio fue actor activo en la construcción del actual aeropuerto, con sus instalaciones y dependencias anexas necesarias para la realización de vuelos, siendo un Madrid-Vitoria, el 6 de abril de 1980, el que abrió la nueva vía de progreso y mejora social. La sonora y conocida pugna entre las Cámaras de Comercio, de Bilbao y Vitoria se decantó por la plaza vizcaína, que contaba con un argumento demoledor, su potencial consumidor de vuelos aéreos, para imponerse en esta pelea que se vio alterada con el cambio de viejo aeropuerto bilbaíno, con emplazamiento cercano al cementerio municipal de Sondika por la construcción del actual aeropuerto de Loiu, obra del célebre arquitecto Calatrava, y que absorbe la mayor parte del tráfico del País Vasco y ciudades adyacentes.
En los últimos gobiernos forales ha sido loable la buena intención de relanzar, recuperar y potenciar el valor económico de Foronda, y por ello lo más necesario es devolverle la operatividad 24H. De lo contrario se lastra la oferta de manera muy sensible y en consecuencia desanima a las operadoras de vuelos para contar con nuestro aeródromo en sus planes de negocio.
Las compañías de aviación, grandes y pequeñas, se mueven por puro objetivo de negocio y solamente los aeropuertos bien equipados que ofrezcan tasas asumibles por servicios prestados captan abundantes consumidores con las ofertas de vuelo presentadas.
En un territorio tan pequeño como el vasco, Loiu se llevó el gato al agua, con enfrentamientos entre administraciones a favor y en contra de Foronda. Aquella decisión sólo puede ser ensoñación de tiempos pasados que no volverán, aunque es cierto que nadie puede adivinar los tiempos futuros, y se debe luchar para que Foronda tenga actividad digna, abierto 24H, y una futura conexión por tren BI-VG, que ayudarán a mejorar la explotación de un excelente elemento de movilidad ciudadana.
Menos rollo mirando al pasado como estúpidas estatuas de sal, con argumentarios de culpable tú, y más olfatear otras formas de negocio a través de Foronda que está en los cielos. Me dicen que en eso andan Ramiro I de Álava y sus huestes forales con García de Salazar a la cabeza. Volare, volare.