Bilbao - Que las instituciones “abran vías legales y seguras” para los refugiados que huyen de sus países y protejan sus derechos, tal y como les obligan los tratados internacionales de Derechos Humanos. Esa fue la única reivindicación que ayer recorrió las calles de las cuatro capitales de Hegoalde y de otras veinticinco ciudades de medio centenar de países de todo el planeta como Noruega hasta Canadá, Croacia, República Checa, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Grecia, Islandia, Italia, Lituana, Letonia, Holanda, Irlanda, Noruega, Portugal, Rumanía, Serbia, Suiza, Suecia, Turquía, Reino Unido o Estados Unidos, donde la cita era en Nueva York.
Los promotores de esta iniciativa de carácter popular y respaldada por centenares de colectivos y plataformas exigieron a todas las instituciones que muestren respeto “sin reserva y sin discriminación” a los Derechos Humanos de esas miles de personas.
El portavoz de los organizadores de esta marcha ciudadana en Donostia, Juantxo Domínguez, señaló que se trata de “remarcar que un día como hoy [por ayer] en Lesbos los refugiados lo pasan pésimamente” a causa del “desgobierno de Europa”. En este sentido, exigió “que se actúe inmediatamente” porque “la tragedia es cada vez mayor” y comparó el sufrimiento de los refugiados con la “época nazi” ya que “se trata de un exterminio a las puertas de Europa”.
Domínguez subrayó que la manifestación de ayer en medio mundo intentaba dar un “aldabonazo” a los gobiernos europeos “para que sepan que los ciudadanos están organizados” aunque reconoció que es labor de los ejecutivos europeos paralizar “totalmente la situación” en la que se encuentran los miles de refugiados.
#Pasajeseguro era la reivindicación de las marchas secundadas por la ciudadanía. “Creemos que no estamos frente a una crisis de personas refugiadas, sino ante una severa crisis de valores de nuestras sociedades europeas”, expresaba el documento leído a la finalización de estas movilizaciones. Asimismo, el documento recuerda que “en el mundo hay más de sesenta millones de personas en situación de desplazamiento forzado, la cifra más alta que recuerde la historia reciente de la Humanidad” y “la única solución viable es dar una respuesta humanitaria que contemple de forma contundente y sin atenuantes la salvaguarda de sus vidas y el reconocimiento pleno de sus derechos”.
Sólo durante el pasado año 2015 murieron en su intento de llegar a Europa cerca de 4.000 personas, de las cuales al menos el 30% eran menores de edad. “En lo que llevamos de año contabilizamos 410 víctimas fatales más. A todas ellas habrá que sumarles las historias que desaparecen bajo las aguas sin dejar rastro de su existencia (...) y las voces silenciadas de más de 10.000 niños y niñas que Europa parece haber perdido”, lamentaban los organizadores.