París - La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha instado a unir esfuerzos para conseguir “un mejor precio del carbono” después de que un nuevo análisis haya determinado que el 90% de las emisiones de CO2 tienen un precio inferior a 30 euros por tonelada. A su juicio, esta estimación “de gama baja” supone gran parte del daño climático.

El estudio ha calculado, por primera vez, que los ratios efectivos de carbono (ECR) en las emisiones de CO2 derivadas del uso de la energía en 41 países, supone el 80% de las emisiones globales. A su juicio, estos datos muestran la necesidad que existe de poner un precio al carbono, a través de impuestos o a través de los sistemas de comercio de emisiones, “es una de las herramientas más eficaces para reducir las emisiones de CO2 por el uso de la energía”.

“Los precios pueden reducir el consumo de energía, mejorar la eficiencia energética, e impulsar un cambio hacia formas menos dañinas de energía”, apunta la OCDE. El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, denunció que “lo que paga el que contamina es deplorablemente deficiente”. “No podemos seguir así si la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de una manera rentable es un objetivo de política verdadera”, dijo.

El estudio detecta que, de media, el 60% de las emisiones en los 41 países estudiados no cuentan con ningún tipo de tasa del carbono, mientras que en el 30% en el que sí existe la tasa se encuentra entre 0 y 30 euros la tonelada, y sólo en el 10% de los casos el precio supera los 30 euros, el mínimo para recoger el coste en términos de cambio climático.

“Ese informe evidencia que las políticas de precios de carbono no están utilizando todo su potencial”, indica el documento, que subraya que hace falta “un precio del carbono más elevado y de cumplimiento más estricto para conseguir los objetivos climáticos”. Precisamente ayer se conocía que las emisiones de dióxido de carbono globales anuales de combustibles fósiles podrían caer ligeramente (un 0,6%) en 2015, según un informe del Global Carbon Project. - Efe