Vitoria - En Euskadi funciona desde hace cuatro años la FP dual, una modalidad en la que el alumnado alterna las clases en el centro con el trabajo remunerado. Su crecimiento ha sido exponencial: de 124 estudiantes en 2012 a 718 este curso. Y otro tanto ha sucedido con las empresas participantes: de 95 a 473. Su éxito es incuestionable ya que se han cubierto los objetivos de ambas partes: el 98% de las empresas cree que el estudiante “ha sido productivo y eficaz”; y el 70% del alumnado continúa a día de hoy contratado la empresa. El objetivo del Departamento de Educación es que el 60% del alumnado estudie en FP dual en 2020. Pero, existe un riesgo real de morir de éxito.
Muchos centros vascos opinan que “ha llegado el momento de hacer una reflexión sobre qué tipo de FP dual podemos gestionar antes de que se nos vaya de las manos”, afirma Julen Elgeta, presidente de la red concertada de Formación Profesional de Euskadi (Hetel) que aglutina el 45% del alumnado y el 55% de las empresas integradas en la FP dual vasca. Para Elgeta “hemos llegado claramente a un punto de inflexión”. Desde su punto de vista, su rápida expansión y propia naturaleza de la FP dual han provocado “problemas” en los institutos que van desde la gestión de los horarios, al propio perfil de salida del alumnado, pasando por las metodologías docentes. Es un problema de recursos, sobre todo de refuerzo a los tutores que se encargan de vender las bondades de la FP dual y captar a las empresas. Pero también es un problema de equidad.
Elgeta asegura en los centros se ha instalado la cultura de enviar a las empresas a los mejores alumnos, lo que ha hecho que “algunos estudiantes y sus familias empiecen a plantearte preguntas”. Según revela, una de las cuestiones más preocupantes es la “segregación” que se da entre el alumnado dual y el que no los es y “lo que este doble ritmo genera a nivel de competencias”. Se ha abierto una brecha en las habilidades y conocimientos que adquieren los dos grupos al final del ciclo. Quienes compaginan sus estudios con la formación en la empresa pierden entre el 25% de las horas lectivas el primer curso y el 15% en segundo y tercero. Ello les obliga a recuperar por sus propios medios la materia perdida, porque el temario es el mismo para todos. Y quienes cursan un ciclo formativo clásico pierden el enfoque de empresa, es decir, pierden la dimensión práctica y la oportunidad de mejorar sus competencias profesionales, que es el principal valor añadido de la FP dual.
“Igual es muy radical decir que se están generando alumnos de primera y alumnos de segunda, pero hay alumnos conscientes que no están en FP dual, al igual que sus familias ... y eso hay que saber gestionarlo bien”, advierte el responsable de Hetel.
Pese a todo, Elgeta mantiene su “apuesta decidida” por la FP dual “porque las empresas están encantadas de la vida”. Aun así, estima que Educación debería repensar el modelo actual tomando en consideración “las aportaciones de la gente que sufre en primera línea los problemas que genera la FP dual, porque lo ven en clase, y es gente que tiene cosas que decir”. Ayer, 40 profesionales de 23 centros se reunieron con el coordidador de FP dual del Departamento de Educación, Luis Saratxaga, para “sacar a la luz todos los problemas detectados, elaborar un diagnóstico de la situación real para llegar a unas conclusiones que remitiremos a Educación para crear un modelo propio de FP dual que sepamos gestionar y que aborde el futuro de forma sostenible”. En opinión de Elgeta, ese horizonte a corto-medio plazo debería pasar por hacer una reflexión profunda de hacia dónde quiere llevar Educación la FP dual: “¿Queremos llegar al 100% del alumnado, al 40%, al 10%?, ¿a las PYMES o a las grandes empresas?, ¿debemos especializarnos en sectores potentes o diversificar?, ¿crear cursos 100% dual o continuar con los mixtos?”. El debate está abierto.