Madrid - Es juez de lo Penal, ha dictado en lo que va de año más de 500 sentencias y es conocido por haber instruido el caso Asunta y el robo del Códice Calixtino. José Antonio Vázquez Taín se aproxima ahora al mundo del crimen en un libro donde concluye que los pecados capitales están detrás de los asesinatos.
Y el que más predomina en España es la envidia, afirma tajante, y subraya que movido por la envidia, actuó José Bretón al asesinar a sus dos hijos en Córdoba. El autor no soportaba que su exmujer pudiera ser feliz y le quiso amargar la vida.
“Somos un país de envidiosos, un país que, como dicen los clásicos, cuando nace la virtud nace la envidia para destrozarla; donde criticamos despreciando y atacando y donde valoramos muy poco las virtudes de los demás”, explica el juez.
Matar no es fácil es el título del libro del juez Vázquez Taín y que acaba de salir a la venta editado por Espasa, un libro resultado de haber revisado asesinatos que en su día conmocionaron a la opinión pública.
Convencido de que cuanto más se prepara un homicidio, “peor sale” y de que la mayoría son accidentales, producto de un arrebato y poco meditados, Vázquez Taín se centra en el asesinato para concluir que “matar no es tan fácil” como puede parecer. Y explica que en esa revisión de casos algo le llamó la atención: las motivaciones para cometerlos “no estaban en las interpretaciones psicológicas que nos dan ahora”, sino que “están escritas desde hace siglos”. Porque “si rascas un poco en los motivos que llevan a quitar la vida a otro”, detrás de esas muertes “siguen estando los siete pecados capitales y poco más”. “La respuesta está ahí desde hace ya catorce siglos”, enfatiza el juez.
Lujuria (el mataviejas de Santander), Soberbia (la dulce Neus), Avaricia (Jesús Gil y el derrumbe en la urbanización de Los Ángeles de San Rafael), Envidia (el caso Bretón y los niños de Córdoba), Gula (la botella de vino envenenada que acabó con la vida de Felipe), Ira (la masacre de Puerto Hurraco) y Pereza (acabó devorado por las ratas por su dejadez).
Cree este juez que aún es pronto para vincular el caso Asunta, que él mismo instruyó, con un pecado capital, y reconoce que la repercusión mediática del suceso y del juicio “aturulla demasiado”. “Hay que dejar que pase el tiempo” y, por eso, Vázquez Taín ha escogido para su libro casos que el tiempo ha asentado, en los que “ya no hay tanto griterío y es mas fácil analizarnos con cierto reposo”.