gasteiz - Desde la Academia Vasca de Derecho Andrés Urrutia ha trabajado activamente en la redacción y divulgación de la Ley 5/2015 de Derecho Civil Vasco, un texto que -dice- “los juristas consideran razonablemente bueno” y que da solución a las necesidades de la sociedad vasca.

-Aunque la nueva Ley no incluye el término ‘foral’ ¿mantiene algo de nuestro Derecho Foral?

Esta Ley habla de Derecho Civil Vasco pero eso no significa que el Derecho Foral haya desaparecido, lo que hemos hecho es transformarlo en un Derecho Civil para todos los vascos.

-Pero sigue habiendo especificidades territoriales.

Se mantienen las especialidades territoriales, pero se han dulcificado en aras de lograr un derecho común. Lo primordial es que por primera vez tenemos un núcleo de derecho sucesorio para todos los vascos y eso es muy importante porque resuelve conflictos. Por ejemplo, hasta ahora si contraían matrimonio uno de Portugalete y una de Santurtzi teníamos un conflicto porque el de Portugalete tenía una ley y la de Santurtzi tenía otra. Ahora los dos tienen la misma ley sucesoria y van a poder hacer el mismo testamento, cosa que antes no ocurría salvo que optaran el uno por el otro. Estas cosas, aunque parecen un poco anecdóticas o del pasado, lo cierto es que se han mantenido hasta 2015. Desde el 3 de octubre de 2015 los de Santurtzi y los de Portugalete tienen la misma ley para hacer testamento.

-¿Estos conflictos se hubieran podido solucionar también con la jurisdicción voluntaria?

Ahora que tenemos jurisdicción voluntaria parece que sí podría haberlos solucionado, el problema es que el ordenamiento no lo permitía. Por ejemplo, era absolutamente impensable una disposición como la que hoy en día figura en el reglamento sucesorio europeo de libre elección de la norma aplicable. Desde el 17 de agosto el ámbito del Derecho civil tiene una dimensión europea.

-Entonces podemos decir que con la nueva Ley entramos a jugar en otra liga.

Sí, el Derecho Civil Vasco entra a jugar una liga europea, la del reglamento sucesorio 650. Hemos pasado de una liga regional, en el sentido de que teníamos vizcainos aforados y no aforados, guipuzcoanos, alaveses..., a una liga europea.

-¿Cree que en el País Vasco la adaptación del Derecho Civil a las necesidades de la sociedad se ha hecho tarde?

Nunca es tarde si la dicha es buena. Si se hubiera hecho antes mejor, pero se ha hecho y ahora tenemos una herramienta y un instrumento para poder funcionar.

-¿Se podría haber hecho antes?

Probablemente sí, pero teníamos una situación peculiar. Hasta hace poco nosotros y las Islas Baleares hemos tenido insularidad jurídica, con la particularidad de que la nuestra no tenía agua entre los diferentes territorios. Debido a esa insularidad no hemos tenido el mismo Derecho en los territorios, pero ahora sí lo tenemos y debemos utilizarlo y divulgarlo, hacer que la ciudadanía se dé cuenta de que es interesante. Lo que hemos hecho ha sido adaptar las instituciones jurídicas que existían en los diferentes territorios a la sociedad moderna y las hemos generalizado para todos los vascos. No hemos importado nada de fuera, hemos modernizado y extendido lo nuestro.

-¿Qué recorrido tendrá esta Ley?

Este texto, como las leyes 3/92 y 3/99, nace para ser modificado y completado y, sobre todo, para ser el núcleo de lo que el Parlamento Vasco decida sobre el Derecho Civil Vasco. Yo creo que si la nueva Ley se consolida en un plazo medio de tres a cinco años su recorrido puede estar en unos 10 o 15 años.

-¿Será válida para la sociedad de los próximos diez años?

Habrá que ver, pero creo que el camino está marcado. Ahora hay que divulgar, investigar y enseñar la Ley y tener en cuenta las necesidades de la sociedad. Porque fue la propia sociedad vasca la que nos decía que aquí había cosas que no se podían mantener, como el diferente régimen jurídico para dos personas que viven a menos de dos kilómetros.

-¿En el futuro próximo habrá que regular cosas que han quedado fuera de la Ley?

Sin duda el legislador tendrá que tomar una serie de decisiones de hondo calado en materia de legislación civil, pero primero tendrá que ver hasta qué punto estas nuevas soluciones que ahora se están ofreciendo arraigan en la ciudadanía. Tendrá que ver si instituciones como el pacto sucesorio o todo el sistema de legítima que se ha establecido en esta Ley resultan útiles. Yo creo que sí y todos los que hemos estado en este proceso legislativo lo pensamos y por eso lo hemos propuesto, pero somos conscientes de que es la sociedad la que va a tener la última palabra.

-¿Los juristas están satisfechos con la Ley que se ha aprobado?

A los juristas todo lo que huela a libertad civil nos parece bien. En el caso de los operadores jurídicos de los despachos todo lo que sea contar con más opciones para aconsejar a nuestros clientes nos parece bien. Podríamos haber optado por un sistema de laboratorio con soluciones de alambique pero desarraigadas de nuestra tradición, no lo hemos hecho y somos conscientes de que nos pueden llamar conservadores, pero no se trata tanto de ser conservadores como de valorar y valorizar lo propio y hacerlo útil a la sociedad.