madrid -La realidad es que la sociedad enseña a los niños pequeños a divertirse con juegos “duros” y también a hacerse los duros, mientras que a las niñas pequeñas se les enseña a mostrarse más encantadoras, dulces... ¡La emotividad femenina frente al fuerte carácter masculino es una construcción social y cultural! Los estereotipos de género entre los adolescentes aún persisten.

Las chicas no solo no son guerreras, sino que aceptan que los chicos lleven el control de las relaciones, porque es el rol que les corresponde, de modo que un 52% de ellas piensa que el chico debe proteger a la mujer, porcentaje que asciende al 67% en el caso de los varones. Estos son solo algunos datos que se desprenden del estudio ¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de género en la adolescencia, elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, centro privado creado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

Por medio de una encuesta a 2.512 adolescentes escolarizados de entre 14 y 19 años, el documento estudia los estereotipos existentes entre la juventud en relación a la identidad de género y cómo estos afectan a su visión de las relaciones de amistad, de pareja y sexuales. En la investigación realizada se ha indagado sobre los actos y situaciones de violencia de género que los adolescentes perciben en su entorno cercano.

El resultado es estremecedor ya que casi nueve de cada diez jóvenes dice conocer o haber conocido algún acto de violencia inter-género en parejas de su edad. De hecho, son capaces de identificar una media de cinco actos por persona de violencia ejercida por chicos y una media de 3,7 por chicas.

Solo un 12% de los adolescentes dice no haber conocido entre sus compañeros o conocidos alguno de estos actos de violencia ejercidos por un chico hacia una chica; y solo un 16,5% dice no haber conocido hechos violentos ejercidos por la chica hacia el chico.

“Las relaciones de pareja de adolescentes y jóvenes españoles se articulan en torno a mecanismos de posesividad y de control basado en el ideal de la exclusividad, lo cual da lugar a un comportamiento potencialmente agresivo por ambas partes, aunque más frecuente y más grave por parte del varón”, explicaba Ignacio Calderón, director general de la FAD.

Uno de los principales objetivos de la investigación ha sido conocer los estereotipos sobre lo que significa “ser chico” o “ser chica” y cómo definen esas identidades. El estudio revela que hay un acuerdo prácticamente unánime sobre las principales cualidades que se cree que mejor definen a las chicas y a los chicos.

Preocupadas por su imagen Ellas son descritas de forma mayoritaria como “sensibles, tiernas, responsables, trabajadoras y preocupadas por su imagen”, mientras que los chicos son definidos como “dinámicos, activos, autónomos, emprendedores, posesivos y superficiales” subraya el director técnico del Centro, Eusebio Mejías. La atribución de cualidades a ambos sexos influye en el establecimiento de estereotipos sobre las capacidades asignadas a unos y otras.

De este modo, ellas son percibidas como más capaces de comprender a los demás, más capaces de dar cariño y más capaces de reflexionar. Y ellos más decididos, mejores para el deporte y más hábiles con las tecnologías. Desde el punto de vista de los adolescentes existen profesiones masculinas y femeninas, y puestos de trabajo más propios de varones, que pertenecen a los ámbitos de poder y están mejor remunerados; también son conscientes de que las mujeres sufren las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral.

Para los expertos, los jóvenes perciben el machismo de otras generaciones y existe un acuerdo generalizado en ambos sexos a la hora de señalar que el proceso de igualdad es lento, pero progresivo. Un 9% sostiene que no existen diferencias, frente a un amplio 42% que sí las ve, aunque diga que son pequeñas o muy pequeñas. Un 14% dice que hay grandes o muy grandes desigualdades entre géneros.

En las relaciones sentimentales se mantienen los ideales tradicionales. Las parejas se basan en la idea del poder sobre el otro, e incluso el 59,4% de los encuestados están bastante de acuerdo con que “el chico debe proteger a su chica”. Esto se traslada a los tópicos en las relaciones sexuales, en las que tanto ellos como ellas coinciden en la idea de que la fidelidad es importante, aunque reconocen diferencias a la hora de la disposición de mantener relaciones -ellas (38%) señalan que los varones tienen más necesidad de sexo- por ejemplo.

Entre los adolescentes de 14 a 19 años, alrededor del 80% ha tenido alguna relación de pareja (82% de chicas frente al 78% ellos). La primera se tiene entre los 13 y 14 años, aunque ellos son más precoces. El 46% de los varones afirma tener su primera novia entre los 10 y los 13 años. “En la adolescencia los chicos y las chicas están buscando su identidad y es importante ver qué tópicos perviven, porque influyen en sus relaciones”, decía Mejías. “Ellos siempre quieren sexo y son menos fieles”. A raíz de esto, un 66% de los jóvenes cuestionados reconoce la elevada importancia de las relaciones sexuales en pareja, frente al 45% de las chicas.

‘Chica fácil’ o ‘chica dura’ En cuanto a quién debe tomar la iniciativa en las relaciones sexuales, cerca del 60% de los adolescentes asegura que “se debe tomar juntos”; sin embargo, en la práctica los chicos deciden en el 46,9% de las ocasiones. Pero en el caso de insistir para usar métodos anticonceptivos, son las chicas las que llevan la voz cantante en el 47,2% de los casos, frente al 9,4% de las ocasiones en que insisten ellos; en otro 31,4% toman juntos la decisión.

Otro tópico -al tiempo que disyuntiva- con el que se topan las chicas es el que apunta a que precisan de conexión emocional para mantener una relación sexual, lo que causa la confrontación del tópico de chica fácil o chica dura. De cara al futuro, los jóvenes también presentan diferencias en sus expectativas: las chicas apuntan la necesidad de tener ingresos propios (60%), tener familia propia con hijos e hijas (56%) y libertad para hacer lo que quieran (30%). Los chicos desean tener una pareja estable (41%) y tener éxito (30,5%). Unas respuestas que concuerdan con su visión de las desigualdades que observan entre adultos en su propio entorno.

El documento muestra que es generalizado que los jóvenes adviertan que hay diferencias de oportunidades entre ambos sexos a la hora de encontrar trabajo. El 58,2% de las chicas y el 49,2% de los chicos aseguran que las mujeres lo tienen bastante peor a la hora de acceder al mercado laboral.

Aunque es superior el porcentaje que considera que el trabajo fuera del hogar es necesario para ser independiente, hay minorías muy destacables que consideran que la vida familiar se resiente con el trabajo externo de la mujer. Así lo piensa un 26% de las chicas frente a un 20,3% de los chicos. Asimismo, casi el mismo porcentaje de chicos y chicas (38,8 y 38,5%, respectivamente) piensan que ser ama de casa es igual de gratificante que trabajar fuera.

Menos oportunidades El estudio deja meridianamente claro que ellas perciben peor o mucho peor sus oportunidades a la hora de participar en la vida política (57% frente al 36% de los varones), alcanzar puestos de mayor responsabilidad (63% frente al 57% de los varones) compaginar la vida laboral con la familiar (29% frente al 20% de los chicos).

En esta línea, los expertos reconocen que “los chicos son mucho más conscientes de la injusticia que antes, aunque un gran grupo de ellos cree que no deben hacer nada, que deben moverse ellas que son las que sufren la desigualdad”. La posición de los chicos es la de no hacerse responsables de la situación de sus compañeras y lo hacen basándose en que han sido educados de ese modo y defendiendo que “no actúan contra lo que se les ha enseñado”.

La voluntad de cambio hacia la igualdad de género en los chicos se ve retardada por la maniobra de echar la culpa a la herencia o a la educación. “Nos han hecho así”, dicen los adolescentes. A juicio de Mejías, “esta actitud es habitual en el ser humano: defenderse si cree que hay algo negativo y atribuir a los demás el problema”, sentencia.