entre las primeras hipótesis sobre cuál podría haber sido la causa del accidente de Lille, ha surgido la posibilidad de que el conductor del autobús podría haber confiado en exceso en el navegador GPS, por lo que no faltan voces críticas sobre el uso de estos dispositivos, que no siempre es el adecuado. Esta tecnología fue desarrollada por el Gobierno americano a mediados de los años sesenta para usos militares. Se trata de un chip que permite a un dispositivo facilitar su situación exacta mediante la conexión a un sistema de satélites. A medida que se expandió su uso, se abarató su coste y se implantó en todo tipo de aparatos comerciales.

Venan Llona, además de ser miembro de la junta directiva de la asociación Internet & Euskadi, imparte los Barnetegis Tecnológicos de SPRI. Como experto en nuevas tecnologías y buen conocedor de este tipo de sistemas, advierte de que los GPS profesionales requieren de una formación y de un entrenamiento previo como cualquier otra herramienta de trabajo profesional. “Sólo sirven si están permanentemente actualizados y disponen de información en tiempo real de las incidencias de tráfico y situación de las carreteras”, apunta Llona, “el uso de sistemas auxiliares de conducción debe de ser incluido en la formación del conductor como profesional. Debe de ser entrenado en su uso óptimo y adecuado a sus propias necesidades con conocimiento de su propio uso y mantenimiento. Toda ruta debe ser planificada con anterioridad al viaje y los sistemas de guiado por GPS y avisos deben ser un complemento, nunca el sistema principal”.

Hay que señalar que las principales marcas del mercado ofrecen sistemas específicos para autobuses y camiones cuyas funciones y características son muy diferentes a las que puede presentar uno creado para coches. “Incorporan sistemas de análisis de la conducción que miden parámetros como consumo, aceleración, frenadas bruscas, toma de curvas de forma más o menos agresiva, tiempos de conducción, alertas de atención y detección de cansancio o somnolencia”, repasa Venan Llona. La clave del uso de estos aparatos reside en que “siempre deben ser una ayuda a los profesionales y nunca una herramienta de presión por parte de las empresas, como, por ejemplo, utilizándolo para saber que tienes que hacer tanto recorrido en un tiempo determinado”. Desde las propias firmas comerciales se vende la idea de que sirven para hacer más cómoda y relajada la conducción, lo que puede resultar peligroso: “Nunca, bajo ningún concepto debe de relajarse un conductor. Puede disponer de ayudas y comodidades, pero relajarse de manera que la atención disminuya, no”.

la atención del conductor A pesar de que el uso del GPS sea correcto, se pueden producir accidentes como el del pasado domingo. Aunque el autobús tenga instalado un sistema profesional específico para ese tipo de vehículos, no necesariamente va a evitar llevar al conductor a puntos inaccesibles como el del accidente de Lille. “El problema es que no todos los túneles tienen especificada cuál es su altura”, explica Llona, “al final siempre es el propio conductor el que tiene que estar atento a las señales de tráfico”.

Venan Llona destaca que para los conductores profesionales “son vitales los sistemas sociales en los que los propios profesionales puedan compartir las incidencias en un trayecto”. “Esos sistemas deberían de alimentarse de las propios autoridades de tráfico introduciéndose de manera automatizada las incidencias que reporten las patrullas a pie de carretera”, aconseja el tecnólogo.

La tecnología no cesa de progresar y los sistemas de GPS ya están presentes en los vehículos aéreos y náuticos que se mueven sin piloto. Por tierra los avances van a la par: “Los sistemas están ya preparados para hacerlo, pero deben tener en cuenta algo que no ocurre en el cielo: que hay un montón de aparatos que están conducidos por personas que son imprevisibles. Pero eso no es el futuro, es el presente. Ya hay coches que pueden circular sin conductor, pero hay que adaptar la normativa, los sistemas tienen que madurar y las personas tenemos que acostumbrarnos a ello. Eso está a la vuelta de la esquina”.