Gasteiz - ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo es posible que en solo cinco meses se esté rozando ya la cantidad total registrada durante todo el año pasado de 29 fallecidos en las carreteras vascas? ¿Hay alguna razón que pueda explicar este cambio de tendencia? ¿Son los coches? ¿Acaso las vías por las que circulan los vehículos? ¿O es el ser humano? Pues son esos tres y otros muchos factores más los que se agolpan cuando se produce un accidente, con víctimas o sin ellas.

“Hasta 500” pueden concurrir en un siniestro, describía Luis Murguía, voz respetada en asuntos de movilidad y seguridad vial, y vicepresidente del Real Club del Automóvil Vasco-Navarro (Racvn). Por eso, subrayaba, “es muy arriesgado” generalizar a la hora de buscar motivos que expliquen el hecho de que la cifra de personas fallecidas en carretera desde enero hasta el pasado mayo (22) sea exactamente el doble de la registrada en ese mismo periodo de 2014 por las patrullas de la Ertzaintza y de las Policías municipales.

Y, lamentablemente, apostillaba Murguía, “siempre son varios o muchos pequeños factores que actúan todos a la vez” los que concursan en un accidente. Muchos, la gran mayoría, evitables. En opinión de este experto, “el noventaytantos por ciento de los accidentes son por un error humano. Luego se puede decir que si la vía patinaba o que si una rueda iba baja,?”. Pero insiste en que la seguridad vial “no es una ciencia exacta” y no se puede predecir qué ocurrirá.

“Si supiésemos cuándo y dónde se va a producir un accidente lo evitaríamos. Hasta quinientos factores entran en juego a la hora de que haya un accidente. Nunca es un único factor”, describía Murguía en declaraciones a DNA. En cualquier caso, es cierto que el comienzo del año fue complicado con catorce muertos en las carreteras durante los tres primeros meses cuando un año antes se contabilizaron media docena a lo largo del primer trimestre. Y ya en abril se doblaba la cifra de defunciones en carretera: 18 por nueve en 2014.

Cierto es que la meteorología tampoco fue nada propicia para el estado de la vía en el arranque de este 2015, pero siempre es necesario atender a las otras dos patas de esta ecuación imposible de resolver y que busca dejar en cero la cantidad de muertos en carretera, incluso para los países más avanzados en materia de movilidad y seguridad vial: el vehículo y el usuario, estrechamente vinculados ambos sobre todo en estos tiempos de apreturas para las economías domésticas.

De hecho, desde el Racvn han podido constatar en los últimos tiempos un aumento de averías (cambios de filtros, de neumáticos, amortiguadores, frenos, bomba de agua,?) olvidados en tiempos de vacas gordas. “El coche, que ya es viejo, lo hacemos durar más racaneando su mantenimiento mínimo. Y eso al final se nota en que hay más coches averiados en la carretera y parte de los accidentes puede que también sean por eso”.

Hasta la crisis Y es que la crisis también tiene parte de culpa en esos siniestros que a diario se registran en la red vasca de carreteras porque los coches son más viejos, el estado de las carreteras no es el deseado en algunos puntos y, además, el mantenimiento del vehículo se escatima en muchos casos. Pero también la velocidad inadecuada tiene mucho que ver con este tipo de sucesos. Y las distracciones y actitudes de conductores y peatones, al volante o en el arcén, según el caso. Y la climatología imperante,?

Con todo, Murguía insiste en que los datos computados a lo largo del ejercicio pasado (29 fallecidos) fueron extraordinarios teniendo en cuenta que un año antes, en 2013, hasta 56 personas perdieron la vida en las carreteras. “Las de 2015 la verdad es que están siendo malas, pero eso de buscar una razón... Cuidado con comparar con 2014 porque fue un año excepcionalmente bueno”, respondía. “También podríamos preguntarnos ¿por qué mejoramos tanto en 2014? Porque realmente no sé qué ha pasado de un año a otro”, confesaba.

En este sentido, el vicepresidente y portavoz del Racvn en asuntos de movilidad y seguridad vial ponía en valor la evolución positiva registrada en materia de siniestralidad desde 2003-2004, cuando empezó a perfilarse la tendencia a la baja que en este curso parece romperse. Por eso recordaba que “hemos pasado de estar en el pelotón de atrás a estar en la cabeza de Europa a nivel de cifras de accidentes”.