Bruselas - “La Unión Europea, los Estados miembros ya no tienen excusas. Necesitamos desarrollar políticas europeas. Asumir nuestra responsabilidad común”, urgió ayer la alta representante para la política exterior europea, Federica Mogherini. Su llamamiento, destinado a despertar de una vez por todas la conciencia de los gobiernos europeos tras la nueva tragedia migratoria vivida en el mediterráneo no cayó en saco roto. Del encuentro extraordinario conjunto de ministros de exterior e interior de la UE celebrado ayer sale un borrador con una decena de compromisos: desde reforzar los medios y el presupuesto de Frontex hasta la destrucción de los barcos incautados a traficantes al estilo de lo que hace la misión Atalanta contra la piratería en Somalia.

“Son diez medidas que pueden cambiar las cosas de inmediato. Todas ellas requieren de un esfuerzo común de las instituciones europeas y de los 28 Estados miembros. Remitiremos estas propuestas al Consejo Europeo que se reúne este jueves con carácter extraordinario”, explicó ayer Mogherini sobre la cita convocada con carácter de urgencia por el presidente de la UE, Donald Tusk, para este próximo jueves tras la solicitud cursada por el italiano Matteo Renzi y apoyada por otros dirigentes europeos. Un plan sin demasiada concreción todavía pero que sale de un diagnóstico común entorno a tres compromisos: necesidad de luchar contra el tráfico de seres humanos, de reforzar el compromiso de salvamento con un plan más permanente y de compartir las responsabilidades en el reasentamiento de refugiados.

Conciencia europea “Espero que hoy sea el punto de inflexión en la conciencia europea, la de no volver a promesas sin acciones”, recordó Mogherini. El plan que presentarán a los 28 líderes de la UE este jueves, además de dotar de más medios a Frontex, que cuenta con un presupuesto para todas sus misiones de 90 millones de euros y cuenta para su misión Tritón en el mediterráneo con un helicóptero, un avión y nueve barcos, contempla otras medidas operativas. Desde seguimiento a la financiación de las redes del tráfico de seres humanos hasta el envío de funcionarios a delegaciones “calientes” como la de Niger y más cooperación con los países del entorno de Libia.

“Mientras Libia sea un Estado fallido con dos gobiernos, dos parlamentos y con la implantación que allí tiene Daesh (Estado Islámico) es evidente que no podremos avanzar en la solución a esta tragedia humana”, admitía ayer el titular español de interior Jorge Fernández Díaz, uno de los que puso el acento, pese a la magnitud de la tragedia, en la necesidad de tomar medidas de forma cuidadosa para evitar un “efecto llamada”. De hecho, el plan no solo contempla la puesta en marcha de un programa piloto de reasentamiento de refugiados -se concentran en Suecia y Alemania- y el tratamiento de las solicitudes en un máximo de dos meses, según explicó ayer el comisario de inmigración, Dimitrios Avramopoulos, sino también de un programa de repatriación rápida para los inmigrantes irregulares coordinado por la agencia Frontex.