BERLÍN. Patrick S., como se ha identificado al piloto, había abandonado la cabina para ir al baño y cuando trató de volver a entrar su copiloto, Andreas Lubitz, no le abrió la puerta, pese a que la aporreó de forma repetida y empleó el interfono existente para pedirle que lo hiciera.
Según el diario alemán, que cita fuentes de seguridad, tras darse cuenta de que el avión iba a estrellarse y en un intento desesperado, el piloto cogió un hacha que había en el aparato y trató de abrir con ella la puerta de la cabina.
Una portavoz de Germanwings, Katharina Muschalla, ha confirmado a 'Bild' que "el equipo de seguridad de un A320 también incluye un hacha". Hasta que se produjeron los atentados del 11-S era posible forzar la puerta de la cabina con un hacha, pero postiormente se reforzaron por seguridad.