gasteiz - En paralelo a la expansión de centenarios, en los próximos años crecerá de forma muy significativa el número de supercentenarios, o lo que es lo mismo, el número de personas que superan los 110 años de edad. Así lo cree el catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense, Rafael Puyol. A su juicio, “seremos más y también más viejos ya que viviremos muchos más años”. Recuerda que, según las estimaciones, en 2050, la población por encima de los 65 años será casi un tercio del total y de esa porción, los mayores de 80 engordarán la estadística hasta el 10% mientras que cuatro de cada cien serán supercentenarios.
De acuerdo con el Instituto Max Planck de Rostock, en Alemania, solo diecinueve personas han rebasado esta barrera mítica de los 110 años desde 1900 (de los cuáles únicamente dos han sido hombres). El récord de supermayor pertenece a Jeanne Calment, que murió el 4 de agosto de 1997 a los 122 años. “Si el número de seres humanos que han vivido a lo largo de la historia se cifra en 110.000 millones de personas, es significativo que tan sólo una persona haya alcanzado los 120 años. Por lo tanto, la frontera de los 115 años constituye una auténtica barrera en la biología del ser humano”.
En ese horizonte de tiempo, la población envejecerá a ojos vista, “y eso es bueno porque que la gente viva más es una conquista social, pero va a plantear muchas dificultades desde el punto de vista económico y sobre todo sanitario”, dice el catedrático de Geografía Humana.
Asegura Puyol que peinaremos más canas porque “no solo aumentará la esperanza media de vida al nacer sino la edad absoluta de las personas”. Los expertos consideran que es posible producir alimento suficiente para una población de más de 9.000 millones de personas, por lo que no necesariamente habrá más pobreza, “siempre que se resuelva el problema de la distribución a todos los lugares”, indica Puyol.
Pero ¿existe un límite biológico? Leonard Hayflick, autor del libro de referencia Cómo y por qué envejecemos recuerda que “no hay pruebas de que la duración máxima de la vida sea distinta de lo que era hace cien mil años. Es decir, que se sitúa en torno a los 115 años. La probabilidad de que vivamos hasta los cien años ha aumentado, pero para que crezca realmente la longevidad se deberían alterar los procesos de envejecimiento. Y dicho incremento sería imperceptible a lo largo de varios milenios”, precisa.
Juan Martínez Hernández, uno de los impulsores de Renace, el Registro Nacional de Centenarios de España, que nace bajo el auspicio de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), matiza. “La progresión de la esperanza de vida es incuestionable. Y 120 es un límite puramente estadístico. Digamos que la posibilidad de llegar a esta edad es casi cero”, añade con escepticismo. - C. Lago