Madrid - “Tenemos una tolerancia estúpida acerca del abuso del alcohol”, afirmó ayer el catedrático de Filosofía José Antonio Marina, quien consideró que “hay que ser muy tonto” para defender la bebida como “fuente de creatividad”. Marina hizo esta reflexión como experto de la Fundación Alcohol y Sociedad, que presentó ayer el trabajo que ha realizado con más de dos millones de adolescentes desde hace 15 años a través de un programa pedagógico sobre el consumo “responsable” de alcohol.
Tras recibir información dentro del programa educativo Adolescencia y Alcohol, el 18% de los menores ha conseguido dejar de beber, lo que demuestra que la formación puede cambiar el rumbo de los jóvenes. Además, el 74% de los menores afirma que es más prudente a la hora de consumir, el 35% sostiene que divulga lo aprendido entre sus amigos, y el 2%o dice que beberá menos. Los menores se inician en el consumo de alcohol a los 13,9 años, y tres de cada cuatro declaran haber bebido en el último mes, la mayoría de ellos para emborracharse, según el director de la Fundación Alcohol y Sociedad, Bosco Torremocha.
“No somos nada talibanes”, apostilló Marina, quien admitió que “dentro de ciertos límites puede ser beneficioso para la salud”, pero destacó la importancia de fomentar el consumo responsable a través de la educación.
La sociedad se preocupa por el consumo del alcohol, porque “la convivencia está basada en la responsabilidad de las personas”, explicó el catedrático, antes de subrayar que hay que educar a los adolescentes para que tomen conciencia de que, cuando abusan de la bebida, se convierten en “un peligro público”. También resaltó que esta adicción es la causa del 40 % de los accidentes de tráfico y posiblemente de la mitad de los episodios de violencia machista, por lo que el abuso de bebidas alcohólicas no solamente afecta al que las consume, sino también a otras personas.