MADRID. "Vamos camino de no hacer nada sin estar conectados, de pasar de ser seres humanos a convertirnos en meros seres periféricos del ordenador", ha explicado a Efe el psicobiólogo y catedrático de la Universidad de Murcia, José María Martínez Seva, autor del libro "Tecnoestrés".
En su estudio, Martínez Seva confirma que este incipiente trastorno laboral ya afecta a uno de cada tres españoles y que, según sus encuestas de elaboración propia, "entre el 30 y el 50 % confiesan que no podrían vivir sin Internet".
En el entorno laboral, cada vez se incrementa más el número de trabajos "electrónicos", es decir, aquellos que se valen de las herramientas digitales para desarrollar sus tareas cotidianas y que ya superan los dos tercios del total de los desempeñados en España.
Martínez Seva admite que "existen muchas profesiones que no se pueden entender sin el uso de las tecnologías, pues no podrían sacar la misma productividad al trabajo" como por ejemplo el periodismo, pero advierte ante la posibilidad de caer en un uso excesivo y, a continuación, en la dependencia de éstas.
Otros oficios han ido integrando poco a poco las nuevas capacidades tecnológicas hasta el punto de que ya no se entienden sin ellas.
Es el caso de la medicina en la que Martínez Seva recuerda que años atrás los especialistas atendían a sus pacientes y les facilitaban su diagnóstico "in situ", mientras que ahora se da el casos de médicos que "por no disponer de conexión con la que consultar el historial clínico, paralizan su actividad".
Otro factor que propicia este trastorno, según el psicobiólogo, es el incremento de las comunicaciones "online" que demandan las grandes empresas y otras instituciones a través del correo electrónico y las redes sociales, lo que lleva a numerosas personas a estar prácticamente todo el día pendientes de las pantallas aunque no quieran.
La incapacidad de emplear las tecnologías de manera saludable provoca en el trabajador irritabilidad, insomnio, dolores de cabeza y trastornos gastrointestinales, entre otros síntomas.
"Hay personas que lo pasan muy mal si no pueden acceder a Internet o usar su móvil", hasta el punto de que, en caso de olvidarse el dispositivo en casa, "vuelven a por él aunque se encuentre a kilómetros de distancia", comenta Martínez Seva, o sufren episodios de frustración.
Según el experto, la forma de saber si uno se ha convertido en tecnodependiente es comprobar por sí mismo "su resistencia a desconectarse" olvidándose por unas horas de emplear cualquier tipo de dispositivo.
Si no es capaz de pasar ese breve espacio de tiempo sin conexión o lo vive con verdadero sufrimiento es que realmente "no puede vivir sin su móvil".
De hecho, un estudio reciente elaborado por la empresa Intel demuestra que el 40 % de los usuarios permanece las 24 horas del día conectados a sus dispositivos y que 8 de cada 10 incluso duermen con su móvil al lado, muchos de ellos con la excusa de que les sirve también como despertador.
Como recomendaciones para evitar sufrir esta clase de trastorno laboral, Martínez Seva sugiere hacer descansos de unos diez minutos por cada hora de trabajo frente al ordenador, emplear el móvil con moderación y no olvidar las formas tradicionales de comunicación, como la escritura a mano.
Además, apuesta por las "siestas digitales" como método para lograr un uso racional de las redes, con las que lograr "una desconexión pasiva, pero también activa y ser capaces de realizar actividades como salir a pasear, ejercitarse o quedar con amigos sin sacar el móvil del bolsillo".