Un menú tradicional navideño compuesto de sopa de pescado, bacalao al pil pil y compota de Navidad suma unas 1.120 calorías, a lo que se añaden las aportadas por las bebidas alcohólicas y los dulces. Otra cena típica a base de ensalada de gulas, langostinos con mayonesa, cordero al horno, tronco de Navidad y algo de turrón o mazapán representa 1.370 calorías. “Las comidas navideñas son hipercalóricas. Teniendo en cuenta que las necesidades energéticas de una persona adulta suelen oscilar entre las 2.000 kilocalorías, para las mujeres, y las 2.700 para los hombres, un único menú aporta cerca del 60% de la energía diaria requerida, supera el 100 % de las proteínas y sobrepasa la recomendación habitual del aporte de grasas en un 10%”, explica Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA). Pero no nos limitamos a los cuatro banquetes de las fechas emblemáticas. Hacemos cenas de empresa, quedadas con amigos y la factura energética se dispara hasta el infinito. ¿Cuánto? Depende del número y de la ingesta, pero pueden superar las ocho mil, calculan los expertos.

No en vano, el 84% de los ciudadanos reconoce realizar entre cuatro y cinco comidas con familiares y amigos durante las Navidades y seis de cada cien hacen siete o más, según se desprende de un estudio elaborado por SEDECA. Los menús típicos navideños se elevan, al menos, hasta las 1.500 calorías, a las que se añaden las correspondientes a las bebidas alcohólicas. “El agravante es que esa sobreingesta se repite varios días seguidos, de manera que se acumula mucho sin gastarlo apenas, porque se hace menos ejercicio en las fiestas”, asegura Jesús Román.

sin respiro a la gula Este tipo de excesos no solo pasan factura en la báscula sino que pueden conllevar trastornos de salud, advierte el doctor Alberto Sacristán, miembro del grupo de Nutrición de la Sociedad de Medicina Familiar. Porque los pecados gastronómicos son una constante y más de un tercio de la población reconoce cometer excesos en comida y en bebida durante las celebraciones y un 13% suele sufrir molestias digestivas asociadas a ello. En estas fechas, además, una de cada cuatro personas padece resaca o dolor de cabeza asociados al alcohol.

“Mezclamos grasas, alcohol y dulces y el sistema digestivo necesita un descanso”, añade el profesor Román. “Las comidas copiosas conllevan una sobrecarga digestiva que puede ocasionar digestiones pesadas, distensión abdominal, ardores, náuseas o malestar”, precisa, sin dar un respiro a la gula. Otros efectos que pueden ocasionar los excesos de comida o alcohol son “aumento de las transaminasas y de los niveles de colesterol y triglicéridos, incremento de peso, alteración del sistema inmune, insomnio, ansiedad y trastornos de la piel”, advierte.

Los hombres son los que sucumben con más facilidad a los placeres de la mesa y así, cuatro de cada diez varones vascos reconocen excederse en las celebraciones, según han reconocido en el estudio. El mismo informe indica que los hombres de esta región superan en un 7% los excesos cometidos por las féminas.

regalar un podometro Para combatir tanto desmadre, los consejos se multiplican, pero beber bastante agua es el más recomendado. También podemos ingerir infusiones, sopas y zumos naturales, pero evitar, en la medida de lo posible, los refrescos. Porque los vinos el champán, las copas y los licores que riegan los eventos navideños, además de la temida resaca, suponen una ingesta de muchas calorías vacías e inútiles. Si intercalamos entre nuestras tomas algo de agua con gas o limón, evitaremos los dolores de cabeza del día posterior.

Y no vale olvidarse hasta enero y dejar de lado la báscula. “No debemos obsesionarnos ni pesarnos todos los días, pero sí controlar nuestro peso de manera periódica. Un aumento demasiado repentino debe servirnos de señal de alarma”, se afirma. “Pero el mejor regalo es un podómetro. La Organización Mundial de la Salud recomienda practicar al menos treinta minutos diarios de ejercicio físico. Por ejemplo, si caminamos 5.000 pasos al día, dejaremos de ser sedentarios”, indican.

Sin embargo, no todo está perdido. “Es posible llegar al 6 de enero con nuestro organismo intacto y, sobre todo, sin ese sentimiento de culpa por haber sobrepasado los límites nutricionales”, dice el doctor González Zorzano. “Si seguimos una serie de recomendaciones de sentido común, podemos afrontar con garantías la Navidad, aunque siempre debemos esforzarnos por mantener un estilo de vida saludable. Nuestro bienestar está en juego todo el año”, recalca el experto.