Bilbao - Las consecuencias del cambio climático, que ya está instalado en el mundo, impactan con mayor fuerza en los países pobres y el medio rural, un fenómeno que los especialistas denominan “brecha adaptativa”.
“En los países desarrollados, el ciudadano está más protegido, pero en los países pobres, la población está más expuesta a los cambios derivados del cambio climático, como por ejemplo el resurgimiento de enfermedades que se transmiten por insectos”, explica Simon Anderson, director del grupo de cambio climático del instituto IIED, de Gran Bretaña.
Anderson, quien se incorpora a la XX Conferencia sobre el Cambio Climático que se celebra en Lima (Perú), participó en Bilbao en la jornada Klimagune 2014. Dicha jornada se centró en el cambio climático y el medio rural, ya que aunque la mayoría de las investigaciones en este ámbito se centran en la industria, el transporte y el medio urbano, el medio rural es responsable del 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero, que son los causantes del cambio climático según datos difundidos por el BC3. De ese porcentaje, el 31% corresponde al sector ganadero; el 13% a la aplicación de fertilizantes sintéticos y el 10% a la deforestación tropical.
Simón Anderson precisa que algunas de las actividades rurales que contribuyen al cambio climático también son el cambio de uso del suelo, al soltar al aire el carbono que se encuentra bajo tierra, así como el metano expulsado por los animales.
Tras hacer hincapié en que el cambio climático “ya es inevitable, aunque se redujeran las emisiones a cero”, este investigador alerta de que los impactos “más severos”, como inundaciones, sequías o desprendimientos de tierras afectarán más al medio rural porque depende en mayor medida de los recursos naturales.
Los países pobres también sufrirán las peores consecuencias de este fenómeno porque carecen de menos protección pública y sanitaria, y pone el ejemplo de Kenia, donde el incremento de la temperatura ha permitido el acceso a zonas de altura de insectos que transmiten enfermedades, como la malaria. “Kenia no es el país más pobre del mundo, pero su sistema sanitario no puede enfrentarse a este cambio y la consecuencia importante es un aumento de la mortalidad infantil”, dice.
impuesto al carbono “Parte de la solución”, según Anderson, sería la instauración de un impuesto sobre el carbono, medida promovida por algunos economistas, a lo que habría que añadir la fijación de metas de reducción de emisiones “ambiciosas” y legislaciones estatales que incluyan dichas metas para el país, con independencia de quién lo gobierne.
En el medio rural, la solución “racional y muy factible” consistiría en cambiar los métodos de producción cara a mantener el carbono en el subsuelo e incrementar la superficie de los bosques, ya que los árboles absorben CO2 y además crean un microclima favorable para la producción agrícola.
Resalta también que en la actualidad existen tecnologías para dar el paso a producciones más ecológicas, sin necesidad de pasar por la fase de un uso “no eficiente” de la energía, como ha ocurrido en muchos países desarrollados.
Respecto a la reunión de Lima, Anderson considera que el reto es elaborar un nuevo protocolo, que sustituirá al de Kioto. “Este es el gran desafío, porque algunos países no firmaron Kioto, como EEUU, y hay que buscar un acuerdo en el que entren todos y que tenga un nivel de ambición suficiente para que sea efectivo”, indica. - Efe