las palmas - Canarias lo tiene crudo. La exploración de los fondos marinos frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura en busca de hidrocarburos avanza día a día desde el pasado martes 18 pese a la firme y pertinaz oposición ciudadana, de entidades sociales, e incluso institucional del Archipiélago a estos trabajos emprendidos por Repsol. Y es que, a pesar de que el Gobierno canario se haya opuesto desde el principio -allá por el año 2000, cuando la multinacional pidió permiso para investigar el lecho marino- a esta operación invocando al riesgo medio ambiental, el impacto en el turismo y la falta de respeto a la voluntad de la población local, ni España, ni Europa ni siquiera la ONU han atendido o canalizado ese malestar general en las islas afortunadas.

Una semana después de que Repsol haya iniciado los trabajos en el pozo Sandía -el primero de los tres para los que tiene autorización del Gobierno español- la sonda de perforación había alcanzado ya los 1.475 metros de profundidad. Y cada día, un poquito más; hasta la meta de los 3.100 prevista por los técnicos de la compañía. Eso sí, las probabilidades de hallar un yacimiento que sea rentable se reducen a un 19%. Y para saber si será ventajoso habrá que esperar hasta finales de enero o primeros de febrero. Hasta entonces, el Parlamento canario vigilará la zona franca donde se realizan esos trabajos de perforación desde un buque que ocupa una superficie comparable con dos campos de fútbol.

Y es que, tal y como han denunciado durante todos estos años distintas organizaciones ecologistas y el Ejecutivo canario, en el lugar donde se llevarán a cabo las controvertidas prospecciones están localizadas 9 zonas especiales de conservación que quedarían expuestas a los efectos de la contaminación acústica, lumínica y química derivados de los trabajos. Asimismo, y según se recoge en la necesaria Declaración de Impacto Ambiental, una treintena de cetáceos -como rorcuales, zifios o calderones, todos ellos amenazados- y alguna de las colonias más importantes de aves marinas -petreles de Bulwer y varias especies de pardelas y paíños- habitan ese punto del océano Atlántico.

La ONG Seo/BirdLife advertía que las aves podrían quedar desplazadas de sus áreas habituales de alimentación por molestias y degradación del medio o ser víctimas directas de colisiones, especialmente al quedar desorientadas por las luces del buque-plataforma Rowan Renaissance y los tres barcos que prestan apoyo a su tarea de investigación: dos de carácter logístico y el tercero -Esvagt Don- que se encarga del avistamiento de tortugas y aves durante el día y de cetáceos durante la noche, y de que se cumpla el protocolo establecido en la Declaración de Impacto Ambiental que fija en un kilómetro el radio de exclusión alrededor del Renaissance.

Un cachalote varado Un encargo que, sin embargo, no evitó que este pasado jueves día 20 -dos días después de que comenzaran los trabajos en el pozo Sandía- saltaran todas las alarmas al ser hallado el cadáver de un cachalote pigmeo varado en un punto al sur de la costa de Fuerteventura, “frente al área donde Repsol ha comenzado a realizar las prospecciones petrolíferas”, denunciaron en ese momento desde el Cabildo de la isla. Acto seguido, la multinacional negó cualquier relación entre este hecho y el sondeo exploratorio, que puede llegar a ser hasta cien mil veces más ruidoso que el motor de un avión a reacción.

Mediante un comunicado, Repsol afirmaba que “las insinuaciones que de manera insidiosa” relacionaban a la empresa con la aparición del cachalote “además de carentes de toda lógica, son rotundamente falsas”. Hasta la fecha, subrayaban, se han invertido más de 5 millones de euros en estudios y procedimientos para garantizar que su proyecto exploratorio en aguas próximas a Canarias “no sólo es compatible con el respeto medio ambiental, sino también con otras actividades, como el turismo y la pesca”, apostillaban.

Este último hecho es solo uno más de los innumerables desencuentros habidos entre las partes implicadas: Ejecutivo español, multinacional y Gobierno canario que se sumaría a la falta de sintonía con el Poder Judicial que, una y otra vez, ha desestimado los recursos planteados por las instituciones del Archipiélago. A pesar de todo, el presidente canario, Paulino Rivero, no escondía su intención de seguir con la batalla política y judicial para que los recursos naturales que puedan ser encontrados sean del pueblo canario, “que será quien decida si arriesga o no con la extracción de esos recursos”.

“Sentimiento de pueblo” “La batalla va a ser dura y larga”, anunciaba al tiempo que sostenía que “la unidad de Canarias vale más que todo el petróleo del mundo”. Y es que este proyecto, faraónico en el tiempo, ha servido para despertar la conciencia de miles de ciudadanos canarios. “Ha merecido la pena mantener la bandera de la lucha contra el petróleo para que se haya incorporado toda Canarias, es un sentimiento como pueblo que se ha despertado. Este paso no lo habíamos conocido y es muy importante para el futuro”, comentaba hace solo unos días el presidente del Archipiélago.

De momento, el Cabildo de Fuerteventura ya ha anunciado que interpondrá un nuevo recurso contencioso administrativo contra la desestimación del recurso de alzada interpuesto contra la Resolución de 11 de agosto de 2014 de la Dirección General de Política Energética y Minas por la que se autoriza a Repsol Investigaciones Petrolíferas S.A. a la ejecución de esos sondeos exploratorios. Además, desde este domingo, una flotilla formada por más de un centenar de barcos pequeños y otros 15 con permiso para navegar fuera de las doce millas de soberanía española se desplazará hasta Sandía para vigilar y custodiar la biodiversidad de la zona, recoger muestras in situ para poder medir la contaminación acústica y marina que puedan estar ocasionando estos sondeos, y realizar seguimientos periódicos sobre movimientos sísmicos.