MADRID. En su establecimiento, en el que se anuncian menús con tres platos a elegir, desayunos y meriendas, ya se ha producido un "milagro" -reconoce Hernán a Efe-, el de que los productores de la campaña le escogieran entre los miles de bares similares que hay en España.
No obstante, también confía en que el sueño de que toque el Gordo se haga realidad con el número que ha repartido (37254) desde detrás de su barra y del que ya no le quedan más décimos.
Desde que ayer se emitió por primera vez en televisión el anuncio del Sorteo Extraordinario de Navidad no paran de entrar vecinos, periodistas y curiosos a este ya famoso bar de Hernán, en la calle Acebes.
"Viene más gente a tomar café o un botellín", dice Hernán, que está al frente de La Muralla desde hace diez años, pero está apenado porque no tiene más décimos que vender.
Hernán tiene aspecto de buena persona como Antonio, el del anuncio, y también parece discreto al no desvelar cuánto dinero le ha pagado Loterías por prestarles durante cinco días su bar como plató de rodaje.
"Hubo una gratitud pero no digo cuánto", dice con una sonrisa.
Para el verdadero dueño del bar de esta campaña navideña, el anuncio, por el que ha tenido "unas vacaciones cortas para descansar", ha quedado "muy bien" y es "muy noble".
"Precioso", "fantástico", "divino", "tierno", "sensible"... son otros adjetivos de los vecinos de Villaverde para describir un anuncio que nada tiene que ver con el de 2013, cuando los famosos rostros de Raphael, Montserrat Caballé, Marta Sánchez, Nina Pastori y David Bustamante cantaban en un decorado engalanado por el dorado de los bombos de la suerte.
Ahora, es un bar de barrio y una simple calle el escenario que refleja la bondadosa historia de Antonio, el dueño de un bar que guarda uno de los décimos premiados a Manuel, un parroquiano de toda la vida que pasará de sufrir la decepción por no haberlo comprado a la alegría.
Sonia, propietaria de una escuela de boxeo cercana al bar La Muralla, participó de extra, de forma gratuita, en el rodaje del anuncio, cuando los afortunados ganadores del Gordo celebran con champán y gritos su fortuna en una calle nevada.
"La calle estaba superanimada, llena de nieve y lo vivimos como si nos hubiera tocado de verdad", cuenta Sonia, que ayer lloró en su casa cuando vio el anuncio.
Bibiano, un cliente de toda la vida, pues acude a este bar desde hace cuatro décadas, se acuerda de Tomás, el antiguo dueño; "se hubiera quedado alucinado" al saber que su establecimiento sale en la tele.
Es uno de los que sí han podido comprar un décimo en este bar, aunque Bibiano resalta que si no toca el Gordo este año no pasa nada porque "la felicidad" ya la tienen, pues se está hablando de su barrio "para cosas buenas".
También hace días que Julia, otra vecina, compró lotería a Hernán y confiesa que se le "saltan las lágrimas" al hablar del anuncio por la "humanidad y sensibilidad" que expresa.
Y Fran, otro vecino, comenta que vio "en primera fila" el rodaje de este anuncio, que se titula "El mayor premio es compartirlo", ha sido dirigido por Santiago Zannou, ganador de un Goya, y la agencia responsable de la campaña, Leo Burnett, lo ha repartido en ocho relatos basados en la misma historia.
Fran, a pesar de decir que no es "muy afortunado" con la lotería, ni pierde la esperanza de que alguna vez le toque el Gordo ni, mucho menos, la ilusión que ha llegado este año a Villaverde con la Lotería de Navidad.