Bilbao - Una vez más, la consejera Ana Oregi apremió a los gobiernos español y francés a que asuman sin más dilación sus responsabilidades en la construcción de la línea vasca de alta velocidad ferroviaria. Y no fue la única voz que, durante el foro de la Unión Internacional de Ferrocarriles (UIC) que arrancó ayer en la capital vizcaína, exigió la consumación del Eje Atlántico. Por ejemplo, la del director de Alta Velocidad de la UIC, Iñaki Barrón, quien calificó la Y vasca como “prioritaria” para el desarrollo sostenible, económico y la cohesión social del continente europeo; o la de Michel Lebouef, presidente del citado grupo, quien aseguró que “el País Vasco es un agente importante en el desarrollo de esta infraestructura, prioritaria para Europa”.
La consejera de Medio Ambiente y Política Territorial aprovechó su intervención durante estas importantes jornadas de trabajo en las que toman parte cincuenta integrantes de los comités científico y técnico de la Unión Internationale de Chemins de Fer, previas al Congreso Mundial que en julio se desarrollará en Tokio, para reclamar un mayor compromiso de las administraciones española y francesa en la definición y construcción de la Y vasca. En este sentido, apremió a ambos gobiernos a presentar “una planificación y una aportación financiera seria y detallada” sobre el proyecto en cuestión.
“Ahora, con la activación del tramo Tours-Burdeos se recortarán los tiempos entre Hendaia y París. Al sur, nuestra nueva red de alta velocidad ha de tener su continuidad a Madrid. El nuevo corredor ferroviario no solo nos beneficiará a las regiones y países del eje atlántico sino también a los de todo nuestro entorno y, con ello, a toda Europa. Cuanto antes esté en servicio la alta velocidad atlántica, mayores serán sus beneficios para todos nosotros”, resumió la consejera Oregi.
Unas palabras que fueron secundadas por Iñaki Barrón, director de la UIC, quien subrayó que la nueva red ferroviaria vasca ofrece un “estratégico y extraordinario papel promotor de la intermodalidad en el transporte y en la activación de esta región como hub logístico [centro de conexión] y de transportes en el sudoeste europeo”.
Una idea planteada, hace pocas semanas, por el propio lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu, precisamente durante una jornada organizada la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Bilbao. En aquel entonces defendió que la línea ferroviaria vasca en alta velocidad supondrá la oportunidad de “articular en Euskadi un gran hub logístico referencia en el suroeste europeo gracias a una privilegiada situación geográfica, plataformas logísticas, los puertos de Bilbao, Pasaia y Bermeo además de la red de carreteras y autopistas, redes ferroviarias y aeropuertos”.
Reforzar Europa “La infraestructura ferroviaria atlántica orienta la política de transportes hacia las personas y las mercancías que requieren más seguridad y calidad en sus desplazamientos. Este eje constituye un elemento esencial para reforzar el mercado interior europeo, así como la cohesión social y económica de toda la Unión y, en especial del eje atlántico. Estamos hablando de 85 millones de personas” dijo el lehendakari en aquella intervención.
Este mismo hilo argumental sirvió para que la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial manifestara delante del plantel de expertos en alta velocidad que las llamadas autopistas ferroviarias para mercancías, “las nuevas líneas de alta velocidad para pasajeros, o la intermodalidad con la carretera, el avión o el barco, son elementales en el diseño de las grandes redes de transporte”.
Iñaki Barrón, responsable de la división de Alta Velocidad de la Unión Internacional de Ferrocarriles, destacó que “el corredor o Eje Atlántico es uno de los ejes de transporte europeos con más demanda y proyección futura, tanto en viajeros como en mercancías y por ello presenta y presentará unas necesidades muy concretas de capacidad. Se puede decir sin exagerar que el Eje Atlántico, que conecta diez regiones a lo largo de sus dos mil kilómetros, es una pieza clave dentro de la red transeuropea de transporte, red que está formada por la integración de otros corredores, pero que en su concepto global constituye una verdadera red”.
Tal y como detalló Barrón, este modelo ferroviario en alta velocidad se está popularizando por todo el mundo debido principalmente a su práctico carácter sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Así lo apostilló también la consejera Oregi, quien expresó que con la entrada en funcionamiento de la Y vasca “garantizamos un respeto al medio ambiente, combatimos el cambio climático, mejoramos las condiciones de trabajo de los agentes del sector y beneficiamos a la economía”.
Francia, a la cabeza En concreto, quince países tienen ya la alta velocidad ferroviaria desarrollada; otros tantos construyen nuevas líneas y veintisiete grandes proyectos están en marcha, especificó el director de la UIC. En el mundo, agregó Barrón, existen veintitrés mil kilómetros de líneas de alta velocidad y actualmente se construyen trece mil kilómetros de nuevos trazados, con unas inversiones cercanas a los 260 mil millones de euros. China, Japón y paradójicamente Francia, encabezan el uso de este medio de transporte.
“Además de ese gran servicio social -añadió Barrón- tanto la construcción como el mantenimiento de líneas refuerzan las economías de los países y regiones por las que discurren las líneas. Sin, lugar a dudas es el transporte de este siglo”, concluyó durante la apertura de estas jornadas técnicas.