MADRID. El sindicato CSI-F ha asegurado este martes que el contagio de ébola de la auxiliar de Enfermaría que atendió al misionero fallecido Manuel García Viejo "no es un fallo humano" y ha achacado el caso al "desmantelamiento" del hospital Carlos III de Madrid, a los recortes en el presupuesto sanitario, a la falta de medios y formación a los trabajadores sanitarios para tratar esta enfermedad y a que el protocolo "no ha funcionado adecuadamente".

En una rueda de prensa celebrada este mediodía, la presidenta de CSI-F, Elena Moral, ha recordado que ya criticaron en mayo pasado que la conversión del hospital Carlos III, centro de referencia en España en enfermedades infecciosas, para convertirlo en un centro de media y larga estancia por parte de la Consejería de Sanidad era perjudicial para los ciudadanos, en un momento en el que ya se conocía las repercusiones del virus del ébola en Africa.

"Ya dijimos que no teníamos infraestructuras para abordar un virus de este calado. Cuando se produjo la repatriación del primer misionero con ébola, Miguel Pajares, se montó un hospital de campaña totalmente improvisado. Las urgencias del hospital Carlos III estaba cerradas y sólo había una planta, la sexta, para tratar este tipo de enfermos", ha dicho Elena Moral.

"Tenemos un hospital de referencia de Madrid como el Carlos III, que por un siglo de experiencia es el único en toda España que está capacitado para atender pacientes con virus de alta peligrosidad. El hospital tiene que estar preparado para estas situaciones, con su servicio de Urgencias y todo, sin crear una alarma social", ha proseguido.

La responsable del sindicato ha indicado que se han activado y seguido unos protocolos pero, como demuestra el contagio de la auxiliar de Enfermería, "no han funcionado". Además, ha insistido en que los equipos de protección individual (epis) con los que han contando los sanitarios que han atendido a los dos misioneros "no tenían el nivel suficiente" y "no han recibido la formación específica ni técnica con este tipo de pacientes"

Por eso, ha pedido la dimisión del gerente del hospital por entender que las actuaciones que ha puesto en marcha "no han sido las correctas y han favorecido el contagio", y al consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, y a la ministra Ana Mato "explicaciones técnicas" para conocer cómo que se han ejecutado los protocolos sobre el contagio.

Asimismo, estudian denunciar por la vía judicial lo ocurrido, puesto que consideran que estos fallos puedan haber puesto en riesgo la vida de los profesionales que defienden.

"Tenemos que estudiar paso a paso cómo se ha hecho hasta el momento. Ciertamente se activan protocolos, pero ya dijimos que no había equipos de protección individual suficientes, que hay que ponerse y estar con ellos 20 minutos, quitarlo, destruirlo, volverte a poner otro traje y volver a entrar. Si el profesional ha corrido un riesgo en su salud laboral porque no se le han facilitado las medidas que deberían, habrá que estudiar seriamente cualquier tipo de acción", ha aseverado.

Moral ha insistido en que no están dispuestos a que "declaraciones emitidas por algunos responsables de la Consejería" apunten a un error humano. "La profesional no es responsable del contagio. Son responsabilidades políticas y técnicas", ha agregado.

Ahora, sobre los nuevos posibles casos de ébola, ha manifestado que esperarán a ver cómo se van a desarrollar los tiempos. "Queremos imaginar que los protocolos en buena manera se están activando y que todos los que han estado en contacto con la profesional están siendo vigilado. Pero no tenemos la seguridad", ha dicho.

DEFICIENCIAS EN EL PROTOCOLO

Por su parte, Antonio Caballero, representante de la Junta de Personal del Carlos III y la Paz ha explicado que a primera hora de la mañana les reunión la gerencia de los hospitales y que les transmitió que el protocolo había funcionado correctamente. "La coordinadora de Salud Laboral de la Paz ha dicho que, según el protocolo, ha habido un seguimiento de las personas que han estado con los pacientes contagiados por ébola consistentes en hacerles un test y unas llamadas telefónica, con un control de temperatura diario. Si sobrepasada la fiebre de 38,6 grados, entonces se activaría", ha explicado.

Por tanto, según ha relatado Caballero, el día 2 la auxiliar contagiada contactó con el servicio de prevención de la Paz, que a su vez le deriva a Salud Laboral y que a su vez le transmite lo ocurrido a Salud Pública con la referencia de esa persona. Entonces, la derivan a su hospital de referencia en Alcorcón.

El representante de CSI-F en el hospital asegura que así es el protocolo y que se realizó correctamente, pero se ha preguntado si en este caso, tratándose de una sanitaria que cuidó a uno de los misioneros con el virus fue un error no habérsele hecho los análisis antes, ante la primera, independientemente si los grados de fiebre llegaban o no a lo marcado por dicha operativa.

Tampoco sabe por qué terminó en el hospital de Alcorcón y no en el Carlos III, que eran donde trabajaba.

"El protocolo se ha cumplido, pero las lagunas están ahí. Si hubiera habido algún error es culpa del protocolo, que no lo contempló. Nuestro servicio de prevención no ha sido capaz de detectar a tiempo a esta persona", ha aseverado.

Antonio Caballero también se ha quejado de que dichos protocolos del hospital para casos de ébola "han ido adaptándose" dependiendo la situación y que no han sido los mismos para el caso del primer misionero que para el segundo. "En el primer caso, todo fue a la carrera", ha reconocido.

En la misma línea se ha manifestado Africa Díaz, representante de la Junta de personal de Carlos III, quien ha revelado que el protocolo se endureció en el segundo caso ante las críticas de los profesionales sanitarios en cuanto a los tiempos de atención y el número de trabajadores.

Por otro lado, ha criticado que aunque facilitaron las libranzas al personal en contacto con los enfermos de ébola por el estrés que sufrían, fue "a costa de la jornada laboral del enfermero". "Se han llegado a dar cursos sobre este tema fuera del horario laboral", ha añadido. Según han explicado, hubo hasta 50 cursos pero teóricos, sin prácticas ni protocolo 'in situ'.